1. Saber escuchar a un niño es, tal vez, uno de los mayores actos de amor que puede realizar un padre hacia su hijo
2. No presionar ni juzgar, sino SABER ESPERAR, darle tiempo al tiempo y no querer quemar etapas. Hacer todo lo posible por adaptarnos a la personalidad de los niños y sus necesidades
3. Escuchar también es estar atentos a sus gestos, a sus silencios y a cada una de sus reacciones, porque hay cosas importantes que ellos todavía no saben contarnos de viva voz
4. Elegir bien nuestras palabras. Los calificativos que utilizamos para referirnos al niño −tímido, revoltoso, cariñoso, tranquilo…− van a contribuir en la construcción de su autoestima y en el desarrollo de su personalidad. No deberíamos decir que nuestro hijo “es” (“es muy tímido”, “es poco sociable” ) ya que así le etiquetamos. Es mejor usar: “se muestra”, “está”… Además, lo más habitual es que este “retrato” sólo corresponda al momento actual, a una etapa en la evolución normal del niño.
5. Tan importante es lo que decimos como la manera en la que lo hacemos. No es lo mismo un “espera” dicho con cariño que uno expresado en tono dictatorial. Las palabras y también cómo las decimos, son realmente un arma poderosa.
6. Los niños aprenden mejor cuando toman la iniciativa en las interacciones.
7. Los adultos suelen preguntar lo que les interesa a ellos, hay que estar atentos a lo que les interesa a los niños
8. Hacer demasiadas preguntas de respuesta cerrada (sí/no) les impide expresar ideas y practicar vocabulario (¿Te lo has pasado bien en el cole? ¿Quieres merendar?) sobre todo si van una detrás de otra sin dar espacio para que el niño pueda pensar y explicar algo más. Es mejor preguntas más abiertas: ¿Qué es lo que más te ha gustado del cole? ¿Qué prefieres para merendar?
9. Desde el cariño, tenemos que respetar a los niños poco habladores potenciando la comunicación a partir de sus intereses y sus iniciativas, pero nunca exponiéndolos a situaciones en las que puedan bloquearse.
10. Pedirle que diga palabras (“di…”) no ayuda al niño pequeño a aprender a hablar; todo lo contrario, puede inhibirlo
11. De la misma forma, el niño que tiende a ser muy hablador deberá ser canalizado en el respeto a los turnos en las conversaciones, enseñándole a escuchar a los otros
12. Estar a atento a las diferentes etapas del lenguaje para no anticiparse ni preocuparse innecesariamente. Es normal pasar por una etapa de cierto tartamudeo, …
13. No tener demandas excesivas hacia los niños
14. Insistir en que repita las cosas una y otras vez porque han dicho una palabra mal es una de las prácticas más nefastas que existen. Hay que saber si tienen madurez suficiente para decirlas bien o existen otras causas
15. LA LACTANCIA MATERNA influye positivamente en el desarrollo del habla ya que el mecanismo de succión que implica mamar favorece el crecimiento y desarrollo de los órganos implicados en la fonación, además de los beneficios de su composición en el aumento del nivel cognitivo y de lenguaje
16. CHUPETE: Pueden surgir conflictos con el chupete a partir de los 24-30 meses. A esa edad, el uso del chupete debe ser ocasional porque deforma la boca del niño: los dientes y el paladar en formación se ven alterados por un elemento extraño si éste permanece demasiado tiempo en la boca, y además, el uso continuo del chupete le impide hablar y articular los sonidos correctamente.
17. EL PELIGRO DE DARLE TODA LA COMIDA TRITURADA: a partir de los 6 meses comienza la alimentación complementaria a la leche materna o biberón con purés o papillas. No abusar de una dieta triturada y menos cuando el niño crece y muestra interés por la comida de adultos. El exceso de triturados y papillas impide un correcto desarrollo de los dientes y paladar que repercute en el habla.
18. FACTORES QUE ENTORPECEN EL LENGUAJE: otitis, uso excesivo del chupete ya comentado, cualquier tipo de dificultad cognitiva o física que impida el habla, situaciones estresantes (entrada en la guardería, traslados de ciudad o casa, divorcios, …)
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