La pérdida de confianza en los laboratorios -y sobre todo en sus vacunas- que impulsaron una pandemia inexistente como la de la Gripe A ha debido ser tal que alguien se ha visto obligado a crear un spot publicitario de hora y media de duración bajo el título de Contagio.
Lo ofrecen en los cines dirigido por un director de reconocida solvencia Steven Soderbergh y con un elenco de actores de relumbrón que se han prestado a un juego macabro: Matt Damon, Gwyneth Paltrow, Lawrence Fishburne, Kate Winslett, Marion Cotillard, Jude Law.
Acudí ayer a verlo. Por la mañana había leído una información del diario El Mundo cuyo comienzo me sedujo:
‘Contagio’, el nuevo film de Steven Soderbergh, ha llamado la atención de la comunidad sanitaria por la verosimilitud con que refleja las distintas reacciones sociales ante una supuesta epidemia mundial. Uno de los personajes principales, interpretado por Jude Law, muestra a un bloguero independiente y antisistema que pretende socavar la credibilidad de las autoridades sanitarias con el fin de promocionar un remedio homeopático.
Es curioso que un medio supuestamente serio se dedique en sus informaciones a intentar deslegitimar a los informadores libres e independientes de grandes corporaciones y gobiernos que pululan por Internet ofreciendo informaciones interesantes para la ciudadanía aunque incómodas con los poderes. Esto es lo que debería hacer el Periodismo, es su razón de ser, pero informaciones como esta de El Mundo son justo lo contrario, matar la mensajero y no coger el toro de la manipulación por los cuernos: La de Gripe A fue una pandemia inventada que ha socavado la confianza de la población en autoridades como la Organización Mundial de la Salud (OMS); los gobiernos que hicieron caso de sus consignas; los laboratorios que mantuvieron (y mantienen conflictos de interés en dicho organismo) y las vacunas en general (las necesarias y las que no lo son y además son ineficaces y peligrosas).
Con Contagio, que llega en otoño como cada año la campaña de vacunación contra la gripe común (el año que no toca campaña “especial” -gripe aviar, gripe A-) pretenden hacernos sentir vulnerables a la amenaza invisible de cualquier mutación vírica. Es una película previsible pues de cine tiene poco y de propaganda todo. Pasa de puntillas por lo esencial: el inmenso poder de la industria farmacéutica. Resulta cuanto menos paradójico que sea más relevante la actuación de un blogger, uno de los protagonistas no el principal aunque a El Mundo le interese contarlo así, autoproclamado mensajero de la verdad, que la de empresas que día a día se lucran con vacunas y medicinas de todo tipo (sean o no necesarias).
Llama la atención que si hoy la población tiene una conciencia mucho más crítica con los poderes citados y sus campañas de marketing del miedo, como lo fue esta de la Gripe A, sea precisamente gracias al activismo desplegado en Internet en el que participaron incluso muchos médicos -recuerden algunos el proyecto Gripe y Calma. Por ello entiendo que interesa que uno de los protagonsitas de la peli sea un alocado y vanidoso blogger al que se rediculiza en el film y al que, para matar dos pájaros de un tiro, se le pone de corrupto para arriba al manipular la información con el fin de vender. De vender homepatía, cuyos tratamientos compiten con los de la gran industria farmacéutica y cada vez son más utilizados.
Es decir, en la película se dispara contra todo lo que se menea menos contra quien inventa pandemias y obtiene enormes beneficios con ello. Lo demás lo pueden imaginar aunque les animo, claro, a que lo vean con sus propios ojos: sensiblería, inducción al miedo, calles desoladas en fotogramas blanco y negro y por supuesto el encuentro de un remedio, un vacuna, en fotogramas a color; sonrisas, felicidad, salvación, Hollywood y la gran industria farmacéutica en un idilio no declarado.
Publicado por Miguel Jara el 24 de octubre de 2011
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