El aire contiene moléculas de nitrógeno,
oxígeno, vapor de agua, dióxido de carbono, etc. Cada una de estas
moléculas contiene átomos.
Los átomos pierden o ganan electrones y
entonces se llaman iones: si han ganado electrones, tendrán una carga
eléctrica negativa; en cambio, si pierden electrones, su carga eléctrica
será negativa.
Los iones positivos y negativos existen de manera natural en el aire
que respiramos y en una atmósfera equilibrada, es decir, sana, están en
una proporción de uno positivo por cada cuatro negativos.
Los iones se
producen espontáneamente en la naturaleza por diferentes razones: por
los saltos de agua, por fenómenos meteorológicos (tormentas, rayos,
vientos, etc.), por radiaciones de la tierra, por radiaciones cósmicas y
por otras muchas causas.
Los iones hacen que haya electricidad en la
atmósfera de la tierra; esta electricidad es imprescindible para la vida
ya que, según varios experimentos realizados con animales y plantas en
atmósfera sin electricidad estática, los animales mueren al poco tiempo y
las plantas no crecen.
La ionización positiva del aire es perjudicial para el ser humano, los animales y las plantas. A los seres humanos puede provocarnos cansancio, dolor de cabeza, ahogos, alergias, tendencia a la depresión, nerviosismo, insomnio….
El exceso de iones
positivos se da en todas las ciudades debido a que la contaminación
atmosférica destruye los iones negativos. En el campo y en las montañas
predominan los iones negativos.
Fuente: http://bolsonweb.com.ar/diariobolson/detalle.php?id_noticia=24825
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