Ecologistas, consumidores y agricultores se han unido para denunciar los acuerdos entre EE UU y la Unión Europea que, dentro del Acuerdo Transatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP), implicarán la entrada de alimentos contaminados por transgénicos no autorizados en la UE.
Tal como denuncian las organizaciones Amigos de la Tierra, la Confederación de Consumidores y Usuarios (CECU), la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) y Ecologistas en Acción, los acuerdos comerciales en los que están trabajando EE UU y la Unión Europea podrían implicar “la entrada de alimentos contaminados por transgénicos no autorizados en la UE”. Su denuncia se basa en los documentos que han sido filtrados de dicho acuerdo y en el ya firmado con Canadá y que está sirviendo de modelo para el de EE UU, que “demuestran la intención de importar productos transgénicos considerados ilegales en la UE”.
La actual legislación europea de transgénicos no admite la presencia de organismos modificados genéticamente no autorizados en la UE, pero tanto EE UU como los lobbies de la industria han presionado para que estas normas se flexibilicen y “la UE permita las importaciones de alimentos y semillas mezclados con productos transgénicos, incluso cuando el material transgénico no esté autorizado en la UE”, indican. De esta forma,consumidores y agricultores nunca sabrían si las semillas o la comida que compran están contaminadas por transgénicos.
Según informan desde las organizaciones denunciantes un ejemplo de ello sería “una carta filtrada del anterior responsable de seguridad alimentaria de la UE” donde “muestra el deseo de aumentar las importaciones de colza transgénica como parte del acuerdo con Canadá”. Blanca Ruibal, responsable de Agricultura y Alimentación de Amigos de la Tierra, explica que los alimentos que podrían entrar en nuestro mercado son “todos los que aquí no se cultivan, sobre todo colza, soja, maíz y remolacha, la mayor parte destinados a pienso”. Ahora mismo, aclara Ruibal, la mayor parte del ganado en Europa está alimentado con piensos transgénicos, pero de dos o tres tipos que son los únicos autorizados en el continente. El problema en Europa viene al no aparecer reflejados estos transgénicos en el producto final: en los huevos, en la leche… Pero la normativa estadounidense no hace distinción alguna entre alimentos transgénicos y no transgénicos. “En 1986 establecieron el principio de equivalencia sustancial en EE UU, que significa que un producto es igual que su transgénico. Como son iguales, no necesitan autorización. En Europa, en cambio, sí tienen un proceso de autorización, tienen que presentar una serie de estudios para ser aprobados. De ahí que en EE UU haya sesenta tipos distintos de cultivos transgénicos y en Europa sólo uno”.
“La normativa de Europa no nos parece suficiente ni suficientemente independiente”, aclaran desde Amigos de la Tierra, “pero a veces nos vemos defendiendo cosas contra las que hemos luchado un montón de años. Porque tenemos que informar a la ciudadanía de que lo que viene puede ser aún peor”. En esta misma línea se pronuncian desde la organización de consumidores CECU, que insisten en que “las personas consumidoras en Europa tienen derecho a elegir lo que comen. Igualar la normativa europea con la estadounidense en materia de seguridad alimentaria supone un retroceso sin precedentes en los derechos de las personas consumidoras”.
¿Y qué es lo que saca Europa a cambio de dar acceso al sector agroalimentario estadounidense al mercado europeo? Poder entrar al mercado estadounidense. “Los productores españoles podrán exportar aceite y vino a EE UU, pero no van a poder competir. En Europa existen las denominaciones de origen para el vino. Esto EE UU lo considera como ‘competencia desleal’ y no son vinculantes para ellos”, explica Blanca Ruibal. No se va a saber que es vino de España y por precio nunca podrá competir, por lo que las exportaciones no van a funcionar. “Hay un estudio del mismo Parlamento Europeo sobre cómo va a afectar el TTIP que dice que no va a beneficiar a las exportaciones”, puntualiza Ruibal. En esta línea, de denuncia de los acuerdos comerciales entre UE-EE UU, está trabajando la Campaña NO al TTIP, con un importante nivel de movilización a nivel del Estado español y también de Europa, según explican desde Amigos de la Tierra. “Estamos convencidas de que lo podremos parar”.
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