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Tomar un medicamento puede parecer algo banal, con un zumo de frutas por ejemplo, durante una comida, etcétera. Sin embargo, muchas son las interacciones de medicamentos posibles entre las moléculas terapéuticas y los alimentos consumidos.
Pero estas interacciones son finalmente más frecuentes de lo que se piensa y menos conocidas. Por lo tanto, es importante conocer y seguir escrupulosamente las reglas que se deben observar durante una ingesta oral de medicamentos en función de la alimentación. El problema es que estas interacciones son muy complejas.
Los nutrientes absorbidos pueden interactuar con los medicamentos a nivel de su absorción, de su metabolismo, al igual que la eliminación, y reducir consecuentemente la eficacia, o incluso aumentar la toxicidad.
Las consecuencias de una interacción alimento-medicamento
Hay que recordar que para actuar, un medicamento debe ser absorbido lo mejor posible para que el principio activo pueda pasar a la sangre y actuar en el lugar previsto y deseado. En este caso, se habla de biodisponibilidad. Esta biodisponibilidad puede ser buena o parcial, ya que ciertos medicamentos son muy poco absorbidos.
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La absorción de un medicamento va a depender, por lo tanto, de factores propios intrínsecos pero también de factores extrínsecos relacionados con el paciente, y también para algunos de la ingesta de alimentos o no, así como de la naturaleza de los alimentos que se toman.
La alimentación puede aumentar o reducir la absorción de un medicamento, a veces de forma muy importante. Por ejemplo, la eficacia puede variar en un 50 por ciento para un mismo comprimido si se absorbe en ayunas o por el contrario con el estómago lleno. Esto es muy importante para medicamentos de margen terapéutico estrecho, para los cuales una pequeña variación de la dosis absorbida puede inducir en su ineficacia o en su toxicidad.
Por ejemplo, la levotiroxina prescrita para los desarreglos del tiroides ha dado mucho que hablar con relación a los genéricos, acusados de ineficacia. Es imperativo tomar este medicamento 30 minutos antes del desayuno, puesto que sus efectos pueden verse reducidos por la combinación con las fibras. Por lo tanto, será absorbido en menor proporción por el organismo y perderá su eficacia. Si se toma durante el desayuno, y al día siguiente con cereales, y dos días más tarde con un bizcocho, habrá fuertes variaciones de las concentraciones en la sangre.
Otra razón importante, concretamente para la comodidad de los pacientes y también para limitar lo que se llama una mala adherencia al tratamiento, la mala tolerancia gastrointestinal de ciertos medicamentos.
Los medicamentos con riesgo de interacción con los alimentos
Entre los medicamentos que pueden tener interacciones con los alimentos, se pueden citar los medicamentos utilizados por las mujeres con menopausia; nos referimos a los fosfonatos, es decir, medicamentos destinados a reducir la pérdida ósea frecuente en esta situación y que puede provocar fracturas. Estos medicamentos son muy mal absorbidos, pero si se toman con una alimentación que contenga productos lácteos, más de la mitad no será absorbido por la formación de un complejo con el calcio.
Lo mismo se produce con antibióticos con una reducción de más del 30 por ciento de la cantidad absorbida y del 50 por ciento de la concentración máxima alcanzada. Para un antibiótico esto quiere decir que existe el riesgo de no destruir todas las bacterias, y peor aún, de hacerlas resistentes.
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