Desde hace unos años el consenso internacional dice que comer carnes procesadas o rojas es causa de cáncer.
Pero un estudio muy sonado que se ha publicado estos días lo pone en duda. Se ha desatado una polémica con fuertes críticas al método usado en ese trabajo y sus consecuencias para la salud pública.
Un análisis realizado por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) concluye que la mayoría de los menús escolares revisados no respeta las cantidades recomendadas de los distintos grupos de alimentos.
Más de la mitad de los colegios sirven demasiados hidratos de carbono (por lo general no suelen ser carbohidratos complejos son, los más recomendables en nutrición por llevar menos azúcar) y carne, mientras que escasean las legumbres, los huevos, el pescado azul y la fruta.
Es cierto que los menús escolares han mejorado con respecto a 2006 ya que ahora se incluye más pescado, huevos y fruta y menos fritura y postres lácteos azucarados que entonces. Un dato curioso es que las familias apenas puntúan con mala nota los menús escolares de sus hijos, solo el 12% lo hace pese a que como escribo existe un abuso de la carne y los hidratos.
Viene esto a cuento de que ne los últimos días ha vuelto a desatarse la polémica sobre si es bueno comer carne roja y procesados de la misma y en qué cantidad.
El consenso al que está llegándose en los últimos años es que es bueno reducir la ingesta de ultraprocesados cárnicos y en general las carnes rojas.
Por motivos de salud y ecológicos (cuesta cinco veces más producir un kilo de carne que de vegetales y eso se ha convertido en un problema ambiental, uno de los principales causantes del cambio climático es la producción de carne).
Quien ha encendido la mecha de esta última polémica ha sido la publicación de una nueva guía dietética en la prestigiosa revista Annals of Internal Medicine. Se titula Consumo de carne roja y cárnicos procesados: una guía para la recomendación dietética basada en el consorcio nutriRECS y concluye:
Se sugiere que la población adulta continúe con su actual consumo de carne roja; y se sugiere lo mismo con respecto al consumo de cárnicos procesados. En ambos casos el nivel de la evidencia (pruebas) es bajo y por lo tanto el grado de las dos recomendaciones es débil».
Claro en 2015 la carne roja fue clasificada como Grupo 2A, probablemente cancerígena para los seres humanos.
En el caso de la carne roja, la clasificación se basa en evidencia limitada procedente de estudios epidemiológicos que muestran una asociación positiva entre el consumo de carne roja y el desarrollo de cáncer colorrectal, así como una «fuerte evidencia mecanicista».
En el caso de la carne roja, la clasificación se basa en evidencia limitada procedente de estudios epidemiológicos que muestran una asociación positiva entre el consumo de carne roja y el desarrollo de cáncer colorrectal, así como una «fuerte evidencia mecanicista».
La carne procesada fue clasificada como Grupo 1, cancerígeno para los seres humanos.
¿Qué significa esto?
Esta categoría se utiliza cuando hay suficiente evidencia de carcinogenicidad en humanos.
En otras palabras, hay pruebas convincentes de que el agente causa cáncer. La evaluación se basa generalmente en estudios epidemiológicos que muestran el desarrollo de cáncer en humanos expuestos.
¿Qué significa esto?
Esta categoría se utiliza cuando hay suficiente evidencia de carcinogenicidad en humanos.
En otras palabras, hay pruebas convincentes de que el agente causa cáncer. La evaluación se basa generalmente en estudios epidemiológicos que muestran el desarrollo de cáncer en humanos expuestos.
El estudio de Annals of Internal Medicine ha recibido muchas críticas por contener serios errores. Uno de los más llamativos es que los tres metaanálisis dicen lo contrario que la guía general.
El primero dice existe una evidencia baja o muy baja que sugiere que los patrones dietéticos con menos ingesta de carne roja y procesada pueden conducir a reducciones muy pequeñas en los resultados adversos cardiometabólicos y de cáncer.
El segundo, que los efectos absolutos de la reducción del consumo de carne roja y procesada en la mortalidad e incidencia del cáncer son muy pequeños y la certeza de la evidencia es baja a muy baja.
El tercero, que la magnitud de la asociación entre el consumo de carne roja y procesada con la mortalidad por todas las causas y con los eventos cardiometabólicos adversos es muy pequeña y la evidencia es baja.
Las recomendaciones de los nutricionistas hoy sin sencillas: comer menos alimentos de origen animal y procesados con ingredientes animales, y comer más alimentos de origen vegetal: legumbres, frutos secos, frutas, verduras, hortalizas y cereales integrales (yo aconsejo que ecológicos pues se producen apenas sin tóxicos y atendiendo a criterios ambientales).
OCU por cierto pone a disposición de los padres una calculadora de menú escolar semanal que permite comprobar si la comida del colegio se ajusta a una dieta equilibrada.
Por Miguel Jara 4 de octubre de 2019
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