El entrenamiento musical influye en la forma que el cerebro interpreta y anticipa el ritmo, por lo que se puede afirmar que su impacto deja huella.
Periodista y escritor
25 de Agosto de 2020 (09:06 CET)
El efecto de la música en nuestro cerebro ha sido objeto de investigación constante, pero la mayoría de estudios se han concentrado en los efectos de la música clásica en comparación al rock, dejando de lado estilos musicales tan populares como el Pop, el Jazz o la salsa, por citar algunos ejemplos. Este es el principal motivo que impulsó a Tatsuya Daikoku y Masato Yumoto a realizar un nuevo estudio que explorara los mecanismos neuronales que se activan mientras escuchan o interpretan Gagaku, un estilo de música clásica japonesa.
Tatsuya Daikoku, es un científico del Centro Internacional de Investigación para la Neurointeligencia de la Universidad de Tokio en Japón y, junto a su colega Masato Yumoto, exploró cómo diferentes grupos de músicos y de personas que no sabían tocar instrumentos musicales, reaccionaban a diferentes patrones de ritmo. Los resultados han sido ahora publicados por Science direct.
Muchas manifestaciones artísticas escénicas de la cultura japonesa incluyen música que no necesariamente sigue un patrón de ritmo regular como, por ejemplo, lo hace la música clásica occidental.
Es decir, la música clásica japonesa a veces expande o contrae los ritmos sin regularidad matemática. La idea del estudio era ver cómo el entrenamiento musical podría influir en el aprendizaje estadístico, la forma en que el cerebro interpreta y anticipa la información secuencial, es decir: el ritmo.
Los investigadores registraron la actividad cerebral de los participantes empleando la magnetoencefalografía, una técnica que observa las señales magnéticas en el cerebro.
A partir de los datos obtenidos, Daikoku y Yumoto determinaron que el aprendizaje estadístico de los ritmos tenía lugar en el hemisferio izquierdo del cerebro y, lo que es más importante, había un mayor nivel de actividad en las personas con formación musical que en aquellas que no la tenían.
La cultura hace que los músicos procesen los ritmos de forma distinta
"Esperábamos que los músicos exhibieran un fuerte aprendizaje estadístico de secuencias rítmicas desconocidas en comparación con los no músicos” –explicó Daikoku. “Esto –continuó- se ha registrado en estudios anteriores que observaron reacciones a melodías desconocidas. Así que esto en sí mismo no fue una sorpresa".
Lo que es realmente interesante es que los científicos japoneses fueron capaces de detectar diferencias en las respuestas neuronales entre las personas que se entrenaron en la música clásica japonesa y las que entrenaron en la música clásica occidental. Estas diferencias entre los músicos clásicos japoneses y los occidentales son muy sutiles y se hacen evidentes en el procesamiento neuronal de alto nivel de la complejidad en el ritmo.
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