
"Los órganos vitales funcionan mediante impulsos eléctricos, por tanto, el estar sobreexpuesto a radiaciones naturales y artificiales interfiere con los ritmos biológicos y tiene consecuencias para la salud", aseguró Pérez, especialista en Salud Ambiental. "Por ejemplo --indicó-- una lámpara en la mesilla de noche, aunque esté apagada, puede provocar que el cuerpo humano emita señales de hasta 30 voltios mientras duerme, cuando lo normal no sería llegar ni a un voltio".
El Informe Karolinska afirma que los niños que viven en casas expuestas a dosis de radiaciones electromagnéticas superiores a 300 nanoteslas, tienen cuatro veces más riesgo de contraer leucemia, y a 200 nanoteslas el riesgo es tres veces superior a lo normal. "Para hacerse una idea --explicó Pérez--, un transformador de cualquier electrodoméstico genera unos 2.000 nanoteslas a menos de medio metro de distancia".
RADIACIONES NATURALES
Por otra parte, la fundación quiere hacer hincapié igualmente en las radiaciones naturales, "porque lo que ocurre en el subsuelo tiene efectos en la superficie y en los campos magnéticos que nos rodean, y por tanto influye en el funcionamiento electromagnético del propio ser humano", afirmó el vicepresidente de FSG.
"En los cientos de viviendas analizadas durante mi carrera, en la mitad de los casos se ha encontrado un problema de radiaciones naturales en el lugar donde se situaba la cama, que es donde más horas al día se permanece y, por tanto, donde se está más expuesto. Y el 80 por ciento de las viviendas están construidas sobre una perturbación geofísica", detalló Pérez.
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