El Ministerio de Sanidad y las Comunidades Autónomas van a estudiar, antes de que concluya julio, la posibilidad de prohibir la venta en los colegios de bollería, chucherías, aperitivos y refrescos.
El objetivo es combatir la obesidad y el sobrepeso, que afecta a uno de cada cuatro niños en España.
La iniciativa se enmarca en la Estrategia NAOS por una nutrición sana y a lo largo de estos años ya ha dado sus frutos. Apenas se venden refrescos en los centros escolares, aunque no ha sido tan efectiva con otros productos con una excesiva carga calórica.
El documento desarrolla la Ley de Seguridad Alimentaria y Nutrición, que está previsto se apruebe este año, y que plantea prohibir "la venta de alimentos con un alto contenido en ácidos grasos saturados, ácidos grasos trans, sal y azúcares sencillos [...] en el interior de los centros escolares".
De aprobarse finalmente, los escolares sólo podrán adquirir agua, lácteos y zumos, que no abusen del azúcar, cereales, frutos secos no fritos, sandwiches, bocadillos o productos de panadería, incluidos los bollos, si se ajustan a los límites en grasas que establezca la ley.
Limitar el consumo y la publicidad
El documento también propone erradicar la publicidad de este tipo de productos en los de Educación Secundaria y evitar así el "efecto inductor" que invita a los adolescentes a consumirlos.
Las prohibiciones "se podrán aplicar sólo a los productos envasados" que se distribuyan en los puntos de venta. Será la persona o empresa responsable del abastecimiento y servicio quienes comprueben que cumplen con estos criterios. Tendrán que supervisar el etiquetado nutricional o exigir esta información a las "empresas, fabricantes o distribuidoras".
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