sábado, 8 de septiembre de 2012

La relación entre la fructosa y la fragilidad de los huesos

En las últimas décadas, la industria alimentaria ha aumentado considerablemente el uso de fructosa para mejorar el sabor de los alimentos. A lata de refresco de 340 gramos tiene normalmente unos 39 gramos (9,7 cucharaditas) de azúcar, de los cuales, la mitad es típicamente fructosa. Derivado del maíz, la remolacha y la caña de azúcar, la fructosa es el más dulce de todos los azúcares naturales. Al igual que otros azúcares procesados, algunos estudios han relacionado la fructosa con la epidemia de obesidad, un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular y la resistencia a la insulina.

Ronaldo Ferraris, un investigador de la National Science Foundation (NSF), apoyado por la Universidad de Medicina y Odontología de Nueva Jersey, está estudiando si la fructosa inhibe la absorción de calcio en el intestino y cómo lo hace, lo que puede dar lugar a huesos frágiles y conducir a la osteoporosis en adultos y el raquitismo en los niños.
El calcio es un mineral que lleva a cabo múltiples funciones en el cuerpo, y es crítico para la estructura de los huesos. Este mineral no se produce en el cuerpo, por lo que debe provenir de la dieta. La demanda de calcio aumenta por momentos cuando se trata de la lactancia y el embarazo.

Hay varios mecanismos que regulan la cantidad de calcio en la sangre, entre ellos los procesos intestinales y renales (riñones) que subyacen a la absorción del calcio, así como el consumo y liberación de calcio de los huesos. Estos mecanismos responden a la presencia de la hormona paratiroidea (PTH), la vitamina D y los niveles de calcio en la sangre.

Si los niveles de calcio en la sangre son bajos, nuestros cuerpos producen más hormona paratiroidea, estimulando la absorción de calcio por los riñones, así como la producción de vitamina D (calcitriol), también en los riñones. El calcitriol estimula la absorción de calcio en el intestino, disminuye la producción de PTH y estimula la liberación de calcio desde los huesos.

Para facilitar la absorción de calcio, las células intestinales incrementan el número de canales que permiten que el calcio pueda entrar. Una vez en la célula, el calcio se adhiere a una proteína (proteína vinculante al calcio) que llevan a otros sistemas de transporte que llevan el calcio a la sangre y a otros órganos.

Para identificar los mecanismos que median en los efectos nocivos de la fructosa, Ferraris alimentó unas ratas con dietas de alto nivel de glucosa, fructosa o almidón. Con su equipo, estudiaron a tres grupos de ratas lactantes y tres grupos de ratas no gestantes (el grupo de control).

"Dado que las cantidades de los canales de calcio y de proteínas vinculantes depende de los niveles de la hormona calcitriol, confirmamos que los niveles de calcitriol fueron mucho mayores en las ratas lactantes", señaló Ferraris. Estas ratas también tenían niveles más altos de proteínas vinculantes en sus intestinos y los riñones. "Sin embargo, cuando las ratas madre consumían fructosa, no se observaban incrementos en los niveles de calcitriol", añadió. "Se mantuvieron los mismos niveles que en las ratas no embarazadas, y consecuentemente, no se observaron aumentos en el transporte de calcio intestinal ni renal."
Niveles más bajos de absorción de calcio condujeron a niveles igualmente bajos de calcio en todo el cuerpo, que a su vez lleva a la liberación de calcio desde los huesos. El efecto final es una pérdida potencial de la densidad ósea (osteoporosis), y a un aumento del riesgo de fracturas óseas.

Para estudiar estos procesos, Ferraris utilizó técnicas estándar que determinan los niveles de ARN mensajero (mRNA) y la proteína, incluyendo la PCR en tiempo real y la inmunoblot, y otras técnicas que determinan la localización de las proteínas, como la inmunocitoquímica.

También utilizó técnicas más avanzadas, incluyendo los ensayos de inmunoprecipitación de cromatina para determinar los cambios inducidos por la fructosa en la unión del receptor de vitamina D con los genes implicados en el transporte de calcio, y la densidometría de rayos X que evalua si la fructosa ha afectado a la calidad de los huesos.
Con una creciente población de personas mayores en todo el mundo, el número de personas que se enfrentan a la osteoporosis va en aumento. Las fracturas asociadas con la osteoporosis, especialmente las de cadera, pueden tener consecuencias graves en la calidad de vida de los pacientes. Los estudios han demostrado que, además de las complicaciones normales de una cirugía, como las infecciones o el sangrado, los pacientes con fracturas de cadera pueden presentar trastornos cardiovasculares y cognitivos. En un estudio, más de la mitad de los pacientes de cirugía por fractura de cadera no fueron capaces de caminar en su propio pie durante un año después de la cirugía.

Además, el tratamiento de la osteoporosis y la fractura ósea es caro. Usando una muestra de la población de EE.UU. en el año 2002, el costo anual de la osteoporosis y de fracturas en las personas de edad avanzada se estimó en $16 mil millones. Esto, proyectado en 2008, el costo nacional de la osteoporosis y fracturas ascendería a $22 mil millones.

Si el trabajo de Ferrari puede demostrar que el consumo crónico excesivo de fructosa juega un papel importante en el desarrollo de la osteoporosis, podremos ayudar a unas recomendaciones dietéticas encaminadas a disminuir la incidencia de esta enfermedad y los problemas relacionados, como son las fracturas.

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- Imagen: Ronaldo Ferraris está explorando si la fructosa inhibe la absorción de calcio en el intestino, lo que daría lugar a huesos frágiles. Crédito: Ronaldo P. Ferrari.

Referencia: LiveScience.com y la NSF
Autora: Luz Ayda Krafsig, 7 septiembre 2012

Fuente:  http://bitnavegante.blogspot.com.es/2012/09/relacion-entre-fructosa-y-fragilidad-huesos.html

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