Ha sido esta mañana cuando Germán Velásquez, ex director del departamento de patentes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), me ha avisado.
-¿Has leído lo de Novartis?
-Pues no. ¿A qué te refieres?
-El Tribunal Supremo de la India ha dictado este lunes una sentencia favorable a los fabricantes indios de genéricos ante la demanda de la farmacéutica multinacional suiza Novartis. Desde la cuatro de la mañana estoy escribiendo un articulito ¿tienes algún contacto en la prensa española que quiera publicarlo?
Así que conocida la noticia le pasé un buen contacto que se ha interesado por ello. Entiendo que lo publicarán.
Como sabréis, un medicamento genérico es uno al que se le ha acabado la patente (suelen durar unos 20 años)y puede de manera legal “copiarse”. Su calidad ha de ser la misma que la que supuestamente tiene el original pero como el laboratorio “reproductor” no tiene costes de investigación más de desarrollo (ni otros más o menos camuflados) su precio es muchísimo menor.
La India es una de las potencias emergentes que posee una poderosa industria farmacéutica fabricante de genéricos. Novartis lo que ha intentado es acabar con ella. India se ha convertido en “la farmacia de los pobres“, supongo que no hace falta explicarlo. Aunque pobres, para una compañía como Novartis son un bocado de mercado interesante; millones de pobres consumiendo fármacos son un rico caramelo farmacéutico.
El caballo de batalla ha sido el fármaco anticancerígeno Glivec. Hace siete años, la compañía farmacéutica solicitó la patente en el país asiático de una fórmula mejorada de Glivec. Fue rechazada porque, de acuerdo con la la ley india de patentes, sólo “las innovaciones auténticas” pueden registrarse.
Como hemos explicado en ocasiones un medicamento nuevo, una novedad comercial, no tiene por qué ofrecer una mejora terapéutica. La mayor parte de los fármacos nuevos son los denominados me too, yo también, copias de otros ya existentes que no aportan nada nuevo y que eso sí se han repatentado para venderlos igual de caros que si fueran nuevos.
Tras el rechazo de India, Novartis presentó una demanda contra esta resolución y contra la ley india de patentes. De ganar el juicio hubieran barrido esa ley y dejado el campo medicamentoso abonado para los fármacos de patente, caros aunque no necesariamente novedosos, como vemos.
La sentencia judicial siembra jurisprudencia y va a favor de la salud pública pues los medicamentos más usados en los países “en desarrollo” suelen ser los más necesarios, eficaces y seguros.
Publicado por Miguel Jara (@MiguelJaraBlog) el 1 de abril de 2013
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