Hace poco hemos conocido gracias a un reportaje en Der Spiegel, un prestigioso semanario alemán, que el “inventor” de la hiperactividad en niños como enfermedad, el psiquiatra Leon Eisenberg, se retractaría de ello poco antes de morir.
Calificaría el Síndrome de Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) de enfermedad inventada y diría que la teoría de las causas genéticas de la misma estaría sobrevalorada, él que fue quien promocionó esa teoría para aliviar el sentimiento de culpa de los padres y madres con un hijo calificado como tal y facilitar la medicación de los niños con peligrosas drogas legales.
Quien firma el reportaje es el periodista de investigación especializado en ciencia y salud Jörg Blech a quien en España conocemos por su excelente libro Los inventores de enfermedades. Viene esto a cuento de otro de los múltiples síndromes que atenazan a la infancia y cuyos orígenes desconocemos y de su autenticidad solemos dudar, no obstante no hay consenso científico sobre ello, el Síndrome de Alienación Parental (SAP) -quizá ocurra como con tantas actitudes minoritarias elevadas por mor de la exageración interesada a “verdadera enfermedad-.
El SAP fue descrito en Estados Unidos como un trastorno por el que un menor, inducido por su madre, mentiría sobre su padre, le difamaría y rechazaría su compañía de forma “taxativa”. Entre otros argumentos, el SAP se basa en la “falsedad inherente en los niños”, por la que no se les debería dar crédito si acusan a su padre, por ejemplo, de malos tratos. El padre suele ser el que sale perdiendo pero en ocasiones también la madre.
El supuesto síndrome al parecer ”está causando verdaderos estragos” en los procesos de separación, divorcio y violencia de género con conflicto de custodia. De manera “paradójica” el nuevo Manual de diagnóstico y tratamiento de los problemas mentales, el conocido como DSM 5, no incluye el SAP.
Todo esto también viene a colación de un reportaje que publica hoy El Mundo sobre la custodia compartida de los hijos por padres y madres cuando estos se separan. Como veis la salud no puede separarse de lo social. En fin, es mi reflexión esta mañana de domingo.
Publicado por Miguel Jara (@MiguelJaraBlog) el 26 de mayo de 2013
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