El paradigma para la prevención y el tratamiento de las enfermedades cardiovasculares ha sido siempre “reducir todo tipo de grasa”. Sin embargo, no siempre es así ya que la grasa vegetal que aportan el aceite de oliva y los frutos secos tiene un efecto protector sobre muchos sistemas del organismo, entre ellos el cardiovascular.
Los frutos secos son beneficiosos si el resto de la dieta es equilibrada. (Foto: Gtres)Estas propiedades nada tienen que ver con el efecto negativo que producen en el organismo las grasas saturadas y las ‘trans’, generadas en el curso de tratamientos industriales de determinados alimentos como la bollería.
De este modo, las personas con obesidad o sobrepeso no deben tener miedo a la hora de consumir alimentos 'grasos y más calóricos' como el aceite de oliva o los frutos secos, siempre que estos se engloben dentro de un patrón saludable como la dieta mediterránea.
Según el estudio PREDIMED, que destaca por ser el mayor ensayo clínico de intervención nutricional realizado en Europa, una dieta mediterránea tradicional suplementada con aceite de oliva virgen extra o frutos secos reduce un 30% el riesgo relativo de sufrir una complicación cardiovascular.
Además, la dieta mediterránea actúa sobre el metabolismo de la glucosa disminuyendo la resistencia a la insulina, reduciendo la presión arterial y mejorando el perfil lipídico.Pero no solo esto, pues también es beneficiosa para reducir los marcadores de estrés oxidativo y de inflamación sistémica.
“Hemos comprobado que también reduce los marcadores de estrés oxidativo y de inflamación sistémica, por lo que gran parte de sus efectos deberían atribuirse a su actividad antioxidante y antiinflamatoria”, explica el Dr. Ramón Estruch, autor del estudio y del Servicio de Medicina Interna del Hospital Clínic de Barcelona.
En este estudio han participado más de 200 investigadores (incluidos dietistas y enfermeros) y un total de 7.447 personas procedentes de 11 grupos de investigación de nueve Comunidades Autónomas.
“Los resultados han sido sorprendentes ya que los participantes que siguieron una dieta mediterránea suplementada con aceite de oliva virgen extra presentaron una mayor reducción del peso corporal y del perímetro abdominal”, explica el Estruch.
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Por otra parte, un exceso de carbohidratos, especialmente de los refinados, también resultaperjudicial para la salud. Si quieres evitar este tipo de consumo lo más recomendable es sustituir el pan blanco por el pan moreno así como potenciar la ingesta de cereales integrales.
No obstante, el tratamiento de muchas enfermedades crónicas como las cardiovasculares debería empezar con una modificación de los hábitos de vida, con el seguimiento de unos patrones de alimentación más saludables, con una dieta mediterránea tradicional y con una mayor actividad física.
Los alimentos que juegan un papel más importante dentro de la dieta mediterránea son principalmente el aceite de oliva (mejor que sea virgen extra), la fruta, la verdura, los frutos secos, los cereales (mejor los integrales), el pescado (sobre todo el azul) y el vino (siempre con un consumo moderado).
Pero, ¿qué ocurre con la cerveza? Sorprendentemente, el estudio PREDIMED ha observado quelos consumidores moderados de cerveza en España siguen un patrón dietético más próximo a la dieta mediterránea tradicional que los no consumidores.
Este patrón dietético es muy diferente al de los países anglosajones, donde el consumo de cerveza se relaciona más con el “fast food” y un tipo de alimentación meno saludable.
Por Monica De Haro
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