La penicilina supuso un gran avance en la lucha contra las infecciones. Desde entonces muchas bacterias se han vuelto resistentes a los antibióticos más frecuentes. Hacen falta nuevos fármacos para combatirlas
Los microorganismos contraatacan
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Uno de los principales avances del siglo pasado fue el descubrimiento de la penicilina, en 1928, que en la década de los cuarenta, con su producción a gran escala, supuso un freno importante a las enfermedades infecciosas y cambió el curso de la historia de la medicina. Antes del descubrimiento de este antibiótico, miles de personas morían por enfermedades bacterianas como la neumonía o las infecciones quirúrgicas. Casi un siglo después, las bacterias han plantado cara a los antibióticos y se han hecho resistentes a ellos, lo que significa que estos fármacos resultan ineficaces para combatir algunas infecciones, en especial las del tracto urinario, las de la piel o neumonía, que se hacen más frecuentes con la edad, debido en parte al deterioro de la función inmunitaria. Algunas bacterias son ya resistentes a varios antibióticos al mismo tiempo. Como ejemplo, Staphylococcus aureus, que produce una amplia gama de infecciones, desde cutáneas a neumonía. La OMS ha mostrado su preocupación al respecto: «No tomar medidas hoy significa que no haya curación mañana».
¿Qué hacemos mal?
En la mayoría de los Estados europeos la resistencia a los antimicrobianos está aumentando y España está por encima de la media europea. Un buen ejemplo es Escherichia coli, una de las bacterias que forman parte de la flora intestinal humana y de gran prevalencia en patología infecciosa. Según la red oficial europea de vigilancia de la resistencia a antibióticos (EARSS), la resistencia a ciprofloxacino, uno de los fármacos que la combate, en España ha aumentado considerablemente.
«Hay que distinguir entre resistencia a antibióticos fuera y dentro de los hospitales. España ha hecho un gran esfuerzo y ha reducido el consumo de antibióticos en la comunidad. Por ejemplo, al neumococo, que produce frecuentemente infecciones respiratorias», explica el doctor José María Aguado, Catedrático de Medicina y Jefe de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital Universitario 12 de Octubre. Sin embargo, advierte, «en los hospitales, la resistencia está aumentando de manera muy alarmante y no se da a conocer la magnitud de este problema». Entre las causas: uso frecuente de antibióticos de amplio espectro; un número elevado de pacientes que precisan ingresar en unidades de cuidados intensivos; y presencia de otros pacientes con enfermedad crónica o aguda que precisan hospitalización prolongada y que suelen albergar bacterias resistentes a los antibióticos.
Retroceso
El principal problema lo plantean las «superbacterias», que han logrado hacerse resistentes a varios antibióticos a la vez: «algunas, como los bacilos Gram negativos, pueden ser resistentes prácticamente a todos los antibióticos disponibles en este momento. Es un problema mundial. Pero España tiene problemas añadidos. Otros países han utilizado los antibióticos en el hospital de manera más precavida y con menos uso de antimicrobianos» explica Aguado. A esto hay que añadir que las bacterias también viajan, en este mundo globalizado porque las llevamos siempre encima. Y con ello intercambian la información para resistir a los tratamientos.
¿Podríamos retroceder a una situación semejante a la anterior al descubrimiento de la penicilina? El doctor Aguado no lo descarta: «No se trata de generar alarma pero en algunos casos, aún puntuales, nos encontramos con la imposibilidad de tratar a un paciente por resistencia a todos los antibióticos actuales. Es importante recordar que la infección en los hospitales supone un importante gasto sanitario y es la principal causa de muerte prevenible», explica.
Noelia NADAl / MADRID
DÍA 04/12/2013 - 01.11H
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