En muchos hogares existe la costumbre de utilizar irreflexivamente toda una amplia gama de productos químicos de limpieza muy fuertes, movidos por la idea de que para limpiar hay que usar sustancias muy fuertes, casi como si se estuviese esterilizando un quirófano, o movidos por cierta idea de la rapidez y la eficacia que lleva a no detenerse en qué es lo que se está empleando en el hogar. Qué es lo que podemos estar respirando por el uso de ésos productos.
Motivados por ésa idea de aparente eficacia no se repara a veces en que limpiando nuestro entorno de una serie de cosas (como microbios o grasa, por ejemplo) podemos estar ensuciándolo con otras, como son las sustancias tóxicas. Sustancias que , en muchas ocasiones, pueden afectar a nuestra salud. Si se limpia, entre otras cosas, buscando tener una casa sana, es algo que no puede pasarse por alto.
Es sabido que las intoxicaciones con productos de limpieza son una de las principales causas de accidentes en el hogar que acaban en las urgencias. Y las etiquetas de muchos de estos productos advierten de algunos de estos riesgos más evidentes. Sin embargo, no lo hacen en la misma medida de otros riesgos que pueden afectar a muchas más personas.
Uno de los efectos sanitarios más claros del uso de ciertos productos de limpieza constatado por diversas investigaciones es, por ejemplo, el incremento del riesgo de padecer asma y otros problemas respiratorios. Especialmente patente en trabajadores del sector de la limpieza.
Pero son más los problemas sanitarios que pueden verse causados o potenciados. Para verlo basta hacer un repaso de muchas sustancias que pueden tener estos productos y los efectos que numerosos estudios científicos les atribuyen: cancerígenos, irritantes, neurotóxicos, alergénicos, sensibilizantes, de alteración hormonal, de generación de anomalías congénitas…
¿Alquien se ha parado alguna vez a considerar cuantas sustancias químicas y de qué clase podemos estar haciendo entrar en casa a través del uso de limpia suelos, limpia cristales, abrillantadores de muebles, multi-usos, , desengrasantes, limpia hornos, limpia alfombras, limpia inodoros quita-manchas, desatascadores…?
El INSHT en sus Notas Técnicas de Prevención (NTP 521) advierte de la liberación de productos tóxicos desde productos de limpieza. Sin que el listado de sustancias peligrosas que se dan en tales notas técnicas sea demasiado completo, sirve, no obstante, para hacerse una idea de la inquietante mezcla química que los productos de limpieza pueden hacer ingresar en un espacio cerrado. Así, por ejemplo, que jabones y detergentes pueden emitir sulfato de alquil aril poliéter, alcohol sulfonatos, alquil fenol poliglicol éter, polietilenglicol alquil aril éter, alcoholes, alquil sodio isotianatos, formaldehido… Que los limpiadores universales (detergentes combinados, agentes antigrasa, disolventes y desinfectantes) pueden liberar amoníaco, acetato de monobutil etilenglicol, hipoclorito sódico… Los desinfectantes: fenol, cresol, hipoclorito sódico, sales de amonio cuaternario, amoníaco, formaldehido… Los limpiacristales: hidróxido amónico, amoníaco, isopropanol… Los quitamanchas y limpiatextiles: tetracloroetileno, tricloroetileno, metanol, disolventes derivados del petróleo, benceno, tricloroetano… Los disolventes de grasas: tetracloruro de carbono, tolueno, xileno, tricloroetileno… Los desengrasantes: acetato de monobutil etilenglicol, etilenglicol monobutil éter… Los productos usados para pulir muebles: amoníaco, nafta, nitrobenceno, destilados de petróleo, fenol… Y los abrillantadores de suelo, nitrobenceno. Aerosoles: propano, óxido nitroso, cloruro de metileno…
La gente no es consciente de que el uso de productos de limpieza puede originar cambios muy notables en la química del aire que respiramos en un hogar. Por ejemplo, se ha estudiado los terpenos, sustancias que suelen estar en gran cantidad en muchos de ellos, pueden reaccionar con el ozono presente dentro de las habitaciones originando fuertes elevaciones de la concentración de formaldehido.
También se han descrito situaciones en las que pueden darse altas exposiciones a sustancias como el 2-butoxietanol (un éter de glicol), tales como la limpieza de ventanas en un espacio con poca ventilación, o la limpieza de un baño.
Les invitamos a que indagen, y en esta misma web pueden hacerlo, acerca de lo que nos dicen los estudios científicos acerca de los efectos que pueden tener algunas de las sustancias que los productos de limpieza pueden introducir en nuestro hogar: formaldehído, tolueno, estireno, xileno, cloruro de metileno, dietanolamina, nonilfenol, éteres de glicol, ftalatos…
E incluso puede haber consecuencias sanitarias no derivadas de los efectos de las sustancias en sí mismas sobre el organismo humano, sino indirectos, como son las consecuencias que la creación de entornos excesivamente asépticos puede tener sobre la maduración del sistema inmunológico. Eso es lo que sostiene la llamada “teoría de la higiene” que explicaría una parte del auge de las alergias.
Visto en : Disiciencia
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