Ningún artículo que cuestione la seguridad de los transgénicos está completo si que no incorpora una refutación que incluya comentarios tranquilizadores por parte de organizaciones científicas o agencias gubernamentales, diciendo que los alimentos transgénicos son seguros.
Consideremos por ejemplo el reciente artículo publicado en el diario británico The Guardian, que informa del inicio del más amplio estudio de alimentación en animales a largo plazo con un maíz transgénico que ya lleva varios años consumiéndose. Entre los muchos comentarios se incluye un ejemplo típico:
“¿Hay algún cultivo transgénico de uso generalizado que haya demostrado ser peligroso? Suponemos que no, ya que las siguientes organizaciones consideran los cultivos transgénicos como seguros:
La Asociación Americana para el Avance de la Ciencia
La Asociación Médica Americana
La Academia Nacional de Ciencias (Estados Unidos)
La Organización Mundial de la Salud
La Comisión Europea
La Royal Society
La Academia Internacional de las Ciencias”.
¿Quién se atreve a discutir con una lista tan impresionante de expertos?
Sin embargo, la afirmación de que estos organismos han dicho que “los cultivos transgénicos son seguros” es falsa.
Lo que hay de cierto en esta lista
Echemos un vistazo más de cerca a las posiciones de las organizaciones que supuestamente dicen que los transgénicos son seguros.
Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS)
En el año 2012, la Junta Directiva de la AAAS, encabezada por la valedora de los transgénicos Nina Fedoroff, emitió un comunicado en el que afirmaba que los transgénicos eran seguros y se oponía al etiquetado de los alimentos transgénicos porque “sólo sirve para confundir a los consumidores y crear falsas alarmas”.
Sin embargo, esta declaración de la Junta fue rápidamente contestada por 21 científicos, entre los que había miembros de la propia AAAS, diciendo “que este argumento orwelliano viola el derecho de los consumidores a estar informados”. Estos científicos advertían en particular que los herbicidas utilizados en los cultivos transgénicos “pueden inducir efectos perjudiciales en la salud, incluso a bajos niveles de exposición”.
Asociación Médica Americana (AMA)
El Consejo de Ciencia y Salud Pública de la AMA ha emitido un declaración oponiéndose al etiquetado de los transgénicos. Pero no dice que sean seguros. Reconoce “un pequeño riesgo potencial de efectos adversos… debido principalmente a la transferencia horizontal de genes, problemas alérgicos y de toxicidad”. Por todo ello, reclama evaluaciones obligatorias de seguridad antes del cultivo de los transgénicos, algo que no se está haciendo en Estados Unidos.
Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos (NAS)
La NAS no ha emitido ningún comunicado sobre la seguridad de los transgénicos. Sí publicó un informe en el que se analizaban diferentes técnicas de cultivo de las plantas y llegaba a la conclusión de que los transgénicos planteaba un mayor riesgo de introducir cambios no deseados en los alimentos que cualquier otro método de mejoramiento de los cultivos, distintos del de mutación, un método que consiste en bombardear el genoma de las plantas o con productos químicos para provocar mutaciones.
Muchos opositores a los transgénicos también se oponen al mejoramiento por mutación, aunque algunas crean que es un método seguro al reparar las plantas las mutaciones potencialmente dañinas, algo que no ocurre con los transgénicos. Los científicos no han determinado la seguridad relativa de estos dos métodos. Pero el hecho de que el método de mutación haya sido recogido es porque los científicos se han dado cuenta de los posibles efectos nocivos ( por ejemplo, la producción de nuevas toxinas y alérgenos), lo que justifica las pruebas de seguridad, también en los transgénicos. Argumentar que una vez el plomo estaba permitido su uso en las pinturas y la gasolina, no quiere decir que no haya que dudar de la seguridad de otros metales pesados, como el mercurio.
Organización Mundial de la Salud (OMS)
La OMS ha dicho: “No se han observado efectos perjudiciales en la salud humana como resultado del consumo de alimentos transgénicos por las personas en los países donde se comercializan”.
Pero los que se agarran a esta declaración omiten lo que con anterioridad se dice: “Los transgénicos incluyen diferentes genes insertados. Esto significa que los alimentos transgénicos y su posible inocuidad debe ser evaluada caso por caso, y no es posible hacer afirmaciones generales sobre la inocuidad de los alimentos transgénicos”. Los científicos situados en ambos lados del debate sobre los transgénicos estarán de acuerdo con esta declaración.
La OMS también recomienda que se realice “una vigilancia adecuada posterior a la comercialización”, que se llevará a cabo para garantizar la seguridad de los alimentos transgénicos. Esto explicaría esa declaración de la OMS de que “No se han observado efectos perjudiciales en la salud humana como resultado del consumo de alimentos transgénicos”. Es difícil encontrar tales efectos si no se realiza un estudio epidemiológico.
Comisión Europea
La Comisión Europea no ha emitido, que se sepa, ninguna declaración en relación a la seguridad de los transgénicos. En el año 2010, dos de sus secciones, la de Investigación e Innovación y Biotecnología, y la de Agricultura y Alimentación, emitieron un Informe favorable a los transgénicos: “Una década de investigación sobre los transgénicos financiada por la UE”, que llegó a la conclusión de que los transgénicos no son de por sí más inseguros que los alimentos no transgénicos.
Sin embargo, en el Informe no aparecen datos que aporten pruebas de tal afirmación, por ejemplo, de los estudios de alimentación realizados en animales. De hecho, el proyecto no fue diseñado para poner a prueba la seguridad de ningún alimento transgénico, sino para centrarse “en el desarrollo de enfoques de evaluación de seguridad”.
En el libro Transgénicos: mitos y verdades recogimos información de los estudios que sobre alimentación animal con transgénicos y revisados por pares se habían publicado, encontrando sólo cinco.
No se han realizado estudio para comprobar la seguridad de ningún alimento transgénico comercializado, ni se han probado sus efectos a largo plazo. Se han observado preocupantes diferencias en los animales alimentados con transgénicos, incluyendo alteraciones en la bioquímica de la sangre y en la respuesta inmune. Ninguno de ellos establece con claridad la seguridad de los transgénicos probados, y muchos menos de los transgénicos en general.
Así que el proyecto de investigación de la UE no ofrece las suficientes pruebas para asegurar que los transgénicos sean seguros y lo que sí aporta en realidad es que los alimentos transgénicos pueden ser tóxicos y provocar alergias.
Curiosamente, en 2013, otra sección de la Comisión Europea examinó la seguridad de un cultivo transgénico y llegó a una conclusión diferente, lo que a menudo se omite entre los argumentos de los valedores de los transgénicos.
En un Informe titulado “Lecciones tardías de alertas tempranas”, la Dirección General de Medio Ambiente de la CE concluye: “Los riesgos y beneficios de los cultivos transgénicos están siendo verificados, con continuos llamamiento para un mayor control en el cultivo de los transgénicos, ya recalcado desde un principio por la FDA estadounidense… y en otros lugares… La literatura científica está acumulando pruebas de que se han subrayado mucho los beneficios y por el contrario, se han olvidado los efectos adversos”.
¿Qué vamos a decir de las contradictorias conclusiones de las diferentes secciones de la Comisión Europea? Esto indica que incluso dentro de la Comisión, como ya han dicho cerca de 300 científicos, no existe un consenso científico sobre la inocuidad de los transgénicos. [Véase:http://noticiasdeabajo.wordpress.com/2013/10/24/no-existe-consenso-cientifico-sobre-la-seguridad-de-los-transgenicos/]
Muchos expertos creen que no está probada la seguridad de los transgénicos
Existe, por supuesto, la otra cara de la historia, y es la de organizaciones de científicos que han emitido opiniones avisando sobre la seguridad de los transgénicos.
Un grupo estadounidense. GMO Free, ha compilado más de 120 organizaciones de científicos que han manifestado sus reticencias hacia la seguridad de los transgénicos y que han apoyado el etiquetado de estos alimentos. Por ejemplo.
International Assessment of Agricultural Knowledge Science and Technology for Development (IAASTD)
Este Informe que ha sido redactado por más de 400 expertos internacionales y patrocinado por la ONU y el Banco Mundial, dice:
“La seguridad de los alimentos transgénicos es controvertida debido a los escasos datos disponibles, en particular en el consumo a largo plazo y la exposición crónica. El tema de la seguridad alimentaria de los transgénicos se encuentra en el centro del debate sobre los transgénicos… Los conceptos y las técnicas utilizadas para la evaluación de la seguridad de los alimentos y piensos transgénicos ya han sido esbozadas… pero el proceso de aprobación de los cultivos transgénicos es inadecuado”.
La Asociación Médica de Australia
Según esta asociación: “Los alimentos transgénicos se han desarrollado y comercializado sin tener en cuenta el parecer de las gentes, ni se han realizado pruebas de seguridad independientes completas y adecuadas para una evaluación rigurosa de los efectos en la salud”.
La Royal Society de Canadá
Esta Sociedad publicó un Informe muy crítico con los actuales sistemas de regulación de los alimentos y cultivos transgénicos. El Informe dice que es “científicamente injustificable” decir que los alimentos transgénicos son seguros sin aportar unas pruebas científicas rigurosas y sin conocer los efectos de los alimentos transgénicos, ya que la introducción de un nuevo gen puede provocar cambios imprevistos, tales como la producción de nuevos alérgenos.
Asociación Médica Británica (BMA)
Un Informe de la BMA concluye que con respecto a los efectos a largo plazo de los alimentos transgénicos en la salud humana y el medio ambiente, “todavía hay muchas preguntas sin respuesta y que los problemas de seguridad no pueden, por el momento, ser descartados por completo en base a la información de la que actualmente se dispone”.
Agencia francesa para la Alimentación, Medio Ambiente y Seguridad y Salud Laboral (ANSES)
Un reciente Informe de ANSES confirma que todavía existen pocos datos sobre la seguridad a largo plazo de los cultivos transgénicos más utilizados. Hay que destacar que este Informe llegue a este conclusión, ya que lo que pretendía era salvar la reputación de los transgénicos frente al estudio de alimentación a largo plazo realizado con maíz transgénico y el herbicida Roundup realizado por el equipo del Profesor Gilles-Eric Séralini. El estudio de Séralini descubrió que el maíz transgénico y pequeñas cantidades de este herbicidas tenía efectos tóxicos en las ratas así alimentadas durante un ensayo a largo plazo.
ANSES estuvo buscando literatura científica para encontrar estudios comparables de alimentación a largo plazo con el maíz transgénico tolerante a herbicidas, que supone más del 80% de los cultivos transgénicos de todo el mundo. Sorprendentemente, sólo encontró dos.
Uno realizado por un equipo de investigación italiano, que encontró efectos tóxicos en los ratones alimentados con soja transgénica tolerante a Roundup.
Y el segundo, realizado por un equipo japonés con soja soja transgénica tolerante a Roundup, en ratas. El estudio japonés dice no haber encontrado ningún efecto adverso en las ratas alimentadas con transgénicos, aunque sí observaron diferencias significativas. Sin embargo, los investigadores parece que utilizaron soja transgénica sin la presencia de Roundup, de modo que el glifosato se encontró en los límites mínimos de detección.
Así no es cómo se cultiva la soja transgénica tolerante a Roundup, que normalmente presenta residuos de herbicidas en el cultivo ya cosechado. Así que el estudio no tiene ningún valor para evaluar la toxicidad real de este tipo de soja transgénica.
Conclusión
Las afirmaciones que se hacen de que las Instituciones Internacionales dicen que los transgénicos son seguros, a menudo lo que hacen es repetir de segunda mano o dan confianza a lo que han dicho otros, sin molestarse en comprobar si tales afirmaciones son ciertas o no.
Sin embargo, esto es lo que debemos hacer nosotros si queremos inmunizarnos contra la corriente de desinformación generada por los que promueven los transgénicos.
Claire Robinson es coautora de OGM: Mitos y verdades, un examen basado en pruebas científicas sobre las afirmaciones que se hacen de la seguridad y la eficacia de los cultivos y alimentos transgénicos, que está disponible para su descarga en earthopensource.org. También es editora de GMWatch, un sitio de noticias e informaciones que trata de enmendar la desinformación del lobby de los transgénicos.
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