Dr. Masaru Emoto y su polémica teoría sobre la influencia de la música en la salud de las personas
Por Percy Taira / Expediente Oculto
El Dr. Masaru Emoto (1943 – 2014) fue un investigador japonés que se hizo conocido por su teoría de que tanto los sonidos, como las palabras y las expresiones de afecto tenían un efecto inmediato sobre el agua, creando bellos cristales hexagonales cuando estos sonidos, palabras o expresiones eran positivas y amorosas, mientras que cuando se le exponía a música fuerte o palabras ofensivas o trato violento, se formaban cristales deformes o no se formaba cristal alguno.
Si se toma en cuenta de que el cuerpo humano está conformado por un 70% de agua, se cree que esto también podría aplicarse al cuerpo humano, es decir, que exponernos a música bella, un buen ambiente, amigable, amoroso, beneficiará a nuestra salud.
“La música es una forma de curación”
El primer experimento que realizó el Dr. Emoto, fue con tratar de averiguar el efecto de la música en el agua. El investigador rodeó las muestras de agua con música clásica tales como la Serenta Nocturna de Mozart o el Himno de la Alegría de Beethoven. Lo interesante es que luego se pudo observar que el agua mostraba cristales hermosos mostrando en el microscopio hermosos diseños hexagonales.
Cambio de la partícula de agua al “escuchar” la Novena Sinfonía de Beethoven
En cambio, cuando esta misma agua se le rodeaba de música moderna, como por ejemplo, el Heavy Metal, esta mostraba diseños amorfos.
Es decir, se mostró de alguna manera que el agua cambiaba su forma dependiendo de las vibraciones que la rodeaba. Si las vibraciones eran positivas, el efecto en el agua era de gran belleza si eran fuertes y negativos, eran diseños sin forma e incluso, carecían de diseño.
“Estoy convencido de que la música fue creada para que nuestra vibración vuelva a nuestro estado intrínseco, después de la Segunda Guerra Mundial japón experimento un dolor que hizo mucho daño a su pueblo, por eso, durante esa época se hicieron muchas canciones positivas en japón (…) Estoy seguro que la música es una forma de curación antes que una expresión artística”, dijo en el documental “Mensajes del agua” el Dr. Masaru Emoto.
Un dato para destacar es que el agua recogida por Masaru Emoto, no era cualquier tipo de agua, sino, era agua recogida de ambientes naturales como lagos, ríos, cataratas, etcétera, en los que no había contaminación, en cambio, cuando recogía el agua potable de las casas, era imposible ver en ellas algún tipo de diseño o si se mostraban, estos eran irregulares.
Las palabras y la voz
Bellas formas de agua cristalizadas a escuchar melodías, palabras u oraciones positivas y negativas
Pero no fue todo, Masaru Emoto también realizó otro esperimento. En vez de música, lo que hizo fue colocar etiquetas con diversas palabras tanto positivas como negativas, por ejemplo, en algunos casos se ponía a una muestra la palabra alegría, paz, gracias y en otros casos, tristeza, guerra, odio. Al final, las palabras bellas y hermosas, generaban cristales de agua bellos y hermosos, mientras que las palabras destructivas y ofensivas, no generaban ningún tipo de cristal.
Un experimento parecido se realizó con la voz, es decir, decirle a distintos frascos con contenido orgánico palabras agradecidas y otras ofensivas, y los resultados fueron los mismos. Tanto las palabras como incluso, los pensamientos humanos, resultaron ser beneficiosos cuando estos eran positivos, y sumamente perjudiciales cuando la emoción eran negativos.
La polémica
Hasta la fecha, las teorías del Dr. Masaru Emoto no ha sido aceptada por la ciencia, principalmente porque las pruebas de Emoto con el agua, no han podido ser replicadas en otros laboratorios. De esta manera, se considera primero, que no hay pruebas científicas de que elementos como la música o la voz humana, tengan un efecto directo en el agua o en la composición de sus cristales.
Por otro lado, si así fuera, considerar que el cuerpo humano pueda cambiar o sanarse porque está conformado por 70% de agua, se asemeja a la teoría de los cambios de humor en el ser humano cuando hay luna llena.
Para los científicos es lógico pensar que cualquier persona ante la exposición de música bella o alegre, se sentirá feliz, de la misma forma que una persona a la que se le trata bien y con amabilidad, se sentirá bien consigo misma y con los demás, caso contrario, ocurrirá si la persona se encuentra en un ambiente hostil, violento o estresante.
Sea como fuere, el Dr. Emoto no es el primero en señalar que la música o las palabras tienen determinados efectos en los seres vivos. Actualmente diversos estudios científicos están estudiando los efectos por ejemplo que la música clásica barroca, específicamente de Mozart, producen en los bebés en gestación, en el cerebro humano, los animales e incluso en las plantas. Aunque claro, ninguno de estos estudios han resultado ser concluyentes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario