Este va a ser un artículo interesante para todos aquellos que hayan hecho una lista de propósitos de año nuevo. Sobre todo para iniciar los nuevos propósitos con un punto de vista más realista de la cantidad de esfuerzo o tiempo que pueden requerir.
Sabemos que somos lo que hacemos. Los hábitos se forman por el fortalecimiento de asociaciones entre neuronas, la repetición fortalece sus conexiones y hace más probable que descarguen juntas por ejemplo. Pero ¿Cómo se aprende esta conexión?
La teoría dice que para que las conexiones se debiliten, reescriban o se formen nuevas con otras neuronas debe pasar un tiempo y muchas repeticiones. Aún así podría recuperarse la conexión (el hábito anterior) si reaparece la conducta cuando esta conexión aun no está extinguida, esto se conoce como recuperación espontánea y se estudia desde el punto de vista de las teorías del condicionamiento.
¿Qué periodo de tiempo debe pasar antes de que la nueva conducta se pueda instaurar como hábito?
A los que se les ocurra alguna cifra de tiempo seguramente afirmen que 21 días. Esta es la fecha que suelen dar en la mayoría de páginas de internet y revistas populares, sin olvidar el programa televisivo con este mismo nombre. Pero lo cierto es que no se ha demostrado que esta duración garantice el aprendizaje de un nuevo hábito, al menos no como se afirma en estos medios que aplican esta cifra para cualquier hábito indiscriminadamente: hacer ejercicio, hacer dieta, escribir un diario… Pero curiosamente no aportan datos al respecto.
Un estudio del University College London decidió investigar de forma más científica la duración necesaria para instaurar un hábito teniendo en cuenta las diferencias entre los distintos tipos de hábitos. Se seleccionaron a 96 participantes a los que se les pidió que eligieran una conducta que deseasen convertir en hábito de su vida diaria (cada día). Muchos eligieron hábitos relacionados con la salud. Durante los 84 días que duraba el estudio debían registrar si habían realizado la conducta o no y como de automática les había parecido. Esto es importante pues se considera que un hábito está formado cuando se percibe automático en cierta manera, es decir, es una rutina y no tenemos que pensar mucho en hacerlo, sino que por sí mismo ocurre.
Los resultados mostraron que de media se tardaban unos 66 días en formar ese nuevo hábito. En el caso de los hábitos más simples como beber un vaso después de desayunar alcanzaron su máximo de automaticidad en 20 días, mientras que los que intentaron comer una pieza de fruta con la comida tardaron al menos el doble. Cuanto más difícil es el hábito más tiempo lleva, hubo un participante que no logro instaurar el hábito de realizar 50 sentadillas después de tomar el café por la mañana tras los 84 días que duraba el experimento. Sin embargo otro participante logró instaurar el hábito de caminar 10 minutos cada día después de desayunar en 50 días.
La curva de relación entre automatización y repetición tiene un incremento decreciente en su curvatura. Esto quiere decir que las repeticiones iniciales suponen un aumento grande en automatización, pero pasado cierto número de repeticiones, las posteriores no implicarán más aumento en la automatización.
Las conclusiones de este estudio son que, si bien es cierto que se podría instaurar un hábito en 21 días (un hábito muy simple), la mayoría de ellos requerirán un periodo más largo, superior incluso a los 3 meses. Analizando la evolución/pendiente de las curvas de progresión a la automatización se pudo predecir que algunos sujetos hubiesen tardado cerca de un año (si el estudio hubiera continuado) en alcanzar su hábito, dado que sus curvas de progresión eran muy poco pronunciadas.
Otra conclusión importante de este estudio es que hay diferencias individuales en el tiempo necesario para adquirir un hábito y que este depende mucho también del tipo de conducta que estemos intentando incluir en nuestras rutinas.
Es muy importante ser conscientes de que si un día nos saltamos la rutina estamos boicoteando la formación de ese hábito, así pues es más rápido y fácil instaurar un hábito si somos perseverantes y cumplimos desde el principio que si vamos haciéndolo un día sí otro no, o a ratos. Cuanto menos aplicados seamos más nos costará y menos beneficios veremos en su aplicación.
Fuente: Brain pickings.
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