Cristina Sáez
Si quieres mantener tu flora intestinal en buen estado y, de paso, favorecer tu salud general, no olvides incorporar probióticos y prebióticos a tu alimentación.
Te damos 8 ideas para consumirlos.
1. YOGUR DE SOJA
Aporta las beneficiosas Lactobacillus bulgaricus y Streptococcus thermophilus, que controlan la proliferación de bacterias patógenas y mejoran la inmunidad a nivel intestinal.
2. KÉFIR DE AGUA
Contiene decenas de microorganismos beneficiosos, entre ellos los Lactobacillus acidophilus y Saccharomyces kefir.
Está indicado ante el estreñimiento y frente a los síntomas de inflamación intestinal.
3. VERDURAS FERMENTADAS
Son muy nutritivas y anticancerígenas, como el chucrut a base de col con Leuconostoc mesenteroides, Lactobacillus, Streptococcus, Pediococcus o los kimchi coreanos.
Se obtiene de la fermentación de soja, trigo, arroz o cebada con el hongo Aspergillus oryzae.
Se utiliza para preparar sopas calientes que no deben llegar a hervir, así como para otros platos.
Es el tipo de fibra soluble que mejor alimenta a las bacterias beneficiosas. Se halla en el ajo, los espárragos, la alcachofa, el puerro y la cebolla, que deben consumirse a menudo.
Hortalizas y frutas ofrecen otras fibras recomendables.
6. FIBRA INSOLUBLE
Se encuentra en los cereales integrales, como el arroz, el pan o la pasta integral. Facilita el tránsito intestinal, pero no se debe consumir en exceso.
Es un hidrato de carbono que puede ser digerido por las bacterias.
Se consigue consumiendo patatas, boniatos y arroz enfriados, así como en las legumbres y la avena.
8. FOS Y GOS
Los suplementos de FOS (fructooligosacáridos) y GOS (galactooligosacáridos) favorecen el crecimiento de las bifidobacterias y lactobacilos. Toma de 5 a 8 g diarios cuando aprecies síntomas de un posible desequilibrio.
Una dieta amiga de la microbiota
La microbiota está compuesta por aproximadamente cien billones de microorganismos que pueblan nuestro intestino, la piel, la boca y otras partes del cuerpo. Mantenerla sana es crucial porque participa en funciones esenciales para el buen funcionamiento del cuerpo y la mente.
Por ello es importante incorporar habitualmente en nuestra dieta alimentos con microorganismos vivos (probióticos), así como ingerir los tipos de fibra que los alimentan y que favorecen su desarrollo (prebióticos).
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