La vida sedentaria no es la causa de la obesidad infantil sino su consecuencia, y los culpables del sobrepeso en la adolescencia no son el ordenador ni la tele, sino la glotonería, escribe el diario británico The Telegraph.
Los científicos observaron a 200 escolares de entre siete y diez años que padecían sobrepeso. Con ayuda de unos sensores, los investigadores midieron el grado de actividad física de los niños y el contenido de su tejido adiposo.
Los resultados arrojaron que los cambios en la cantidad de grasa corporal precedían los cambios en el nivel de la actividad física, y no al revés.
"Los niños pueden ser más activos si pierden peso, pero un mayor grado de actividad no hace perder el peso", afirmó uno de los autores de la investigación, Terence Wilkins, Profesor de Endocrinología de la Escuela de Medicina Península en Plymouth.
Los investigadores asimismo destacaron la influencia de la denominada comida rápida (fast-food) en el aumento de la obesidad infantil.
Por último, también los genes tienen la culpa. Los hijos de padres gordos tienen diez veces más probabilidades de padecer de sobrepeso que los hijos de padres "normales".
No hay comentarios:
Publicar un comentario