domingo, 4 de julio de 2010

Qi y El Campo Electrico Humano


Desde hace tiempo se sabe que las células y los tejidos generan un campo eléctrico que se puede medir en la superficie de la piel.

Pero, las leyes de la física afirman que cualquier corriente eléctrica genera un campo magnético correspondiente en el espacio.

Dado el hecho que estos campos magnéticos son demasiado pequeños para ser detectados, los científicos asumieron que dichos campos no podían tener una importancia fisiológica.

En 1972, Cohen, había mejorado la sensibilidad de su aparato, lo que le permitía medir los campos magnéticos producidos por la actividad del cerebro, alrededor de la cabeza.

Seguidamente, se descubrió que todos los tejidos y los órganos producen pulsaciones magnéticas específicas, que son ahora conocidas bajo el nombre de campos biomagnéticos.

La patología altera el campo biomagnético... Esto tiene tiene una importancia capital y es el fundamento de los hallazgos milenarios sobre el Qi y la llamada Medicina energetica.


Harold Saxon Burr, eminente investigador de la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale, sugería que se puede detectar las enfermedades en el cuerpo energético antes de que los síntomas aparecieran.

Estaba convencido también de que se podría evitar las enfermedades alterando el campo energético.

Estos conceptos, que entonces parecían demasiado prematuros, son hoy confirmados por los laboratorios de investigación médica en todo el mundo.

 Científicos utilizan aparatos SQUID para realizar cartas de las alteraciones del campo magnético alrededor del cuerpo debido a las enfermedades.

Otros, aplican campos magnéticos pulsantes para estimular la curación.

Una vez más, personas sensitivas han descrito estos fenómenos desde hace tiempo, pero no había una explicación lógica del proceso.

La proyección de energía por las manos de "curanderos - terapeutas" es entonces al menos una posibilidad cientifica y ya no puede ser ignorada.

Los estudios científicos de las frecuencias necesarias para la curación indican que las ondas cerebrales "barren" constantemente todo el segmento de frecuencias terapéuticas, estimulando de esta manera la curación en todo el cuerpo.

La confirmación de los descubrimientos llegó en 1992 cuando Seto y sus colegas, en Japón, estudiaron a practicantes de distintas artes marciales y de otros métodos de curación.

 La emisión de "Ki" de sus manos era tan potente que se podía medir con un simple magnetómetro que consistía en dos electroimanes de solamente 80 000 vueltas de hilo

Qi-biocomunicacion.

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