El 69 por ciento de los pacientes que padecen depresión sólo comunica síntomas somáticos, como dolor de espalda, mareos o malestar gástrico.
Unos males que pueden enmascarar cuadros de depresión o de ansiedad crónica y que despistan a los profesionales sanitarios, retrasando y empeorando el diagnóstico correcto. De hecho, estos síntomas físicos se asocian a una mayor severidad del trastorno depresivo.
Así, la pérdida del interés sexual, fatiga, palpitaciones, que el dolor varíe de una visita a otra, que ningún tratamiento analgésico funcione, así como que cualquier molestia o sensación de cansancio y desánimo dure más de dos semanas, son algunos de los indicios que deben hacer sospechar al médico de que su origen no es orgánico, sino posiblemente una depresión.
Ante estos síntomas, el paciente suele acudir a su médico de Atención Primaria (AP), «puerta de entrada al sistema sanitario», por lo que el papel de este profesional se convierte en «fundamental» a la hora de detectar los casos de depresión enmascarada.
«La presencia conjunta de ansiedad, depresión y síntomas somáticos es casi más la norma que la excepción», ha subrayado el médico psiquiatra del Hospital Universitario Puerta de Hierro de Majadahonda, el doctor Luis Caballero, y asesor en la especialidad de esta guía.
Por todo ello, la Organización Médica Colegial de España (OMCE), el Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad y Lilly han presentado este jueves la «I Guía de Buena Práctica Clínica en depresión y ansiedad con síntomas somáticos», una publicación cuyo objetivo es ayudar a los profesionales de Atención Primaria a reconocer los síntomas somáticos y mejorar así su diagnóstico.
Más en las mujeres
En España hay entre 1,2 y 1,5 millones de personas con depresión, aunque se estima que casi la mitad de los pacientes no están diagnosticados.
La prevalencia de la depresión es dos veces superior en la mujer que en el hombre, y se calcula que una de cada cuatro mujeres va a sufrir esta enfermedad a lo largo de su vida.
La patología es más frecuente entre los 18 y 48 años, coincidiendo con el periodo fértil de la mujer, por lo que hay estudios que relacionan la aparición de la depresión con los estrógenos.
Fuente: ABC
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