El estudio se centró en cómo la convicción de un individuo de ser resistente a impulsos influenciaba las respuestas a la tentación. Los resultados demostraron que, en promedio, las personas mostraban errores de cálculo en la cantidad de tentación que efectivamente podían resistir, siempre sobreestimándose a sí mismos.
Además, aquellos individuos que se encontraban completamente convencidos de su autocontrol eran los que más cedían ante la tentación.
En el estudio se examinaron individuos en estados “fríos” (sin experimentar hambre, enojo, etc) e individuos en estados “excitados” (experimentando hambre, excitación sexual, enojo y demás). Aquellos en un estado frío sobreestimaron su habilidad para controlar impulsos.
Aquellos en estados “excitados” poseían una visión más realista de su capacidad de controlar impulsos, y en general, aquellos que creen tener un gran autocontrol eran los que más se exponían a la tentación y acababan cediendo.
Fuente: depsicologia
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