■ A niveles superiores, afecta en la concentración, el cansancio, la fatiga y la somnolencia.
■ Los cambios en la cantidad de electrolitos en el cuerpo producidos por la deshidratación alteran la actividad cerebral.
Una pérdida de hidratación de sólo un 2%, es decir una situación de deshidratación leve, hace descender nuestra capacidad de rendimiento, tiene consecuencias inmediatas en la atención y la memoria y, ya en un nivel superior, en la concentración, el cansancio, la fatiga y la somnolencia.
Son algunas de las premisas con las que han trabajado los más de 400 expertos nacionales e internacionales que han asistido al II Congreso Nacional de Hidratación, en el que se han abordado las últimas evidencias científicas sobre esta cuestión, fundamental para la salud.
Niños, ancianos y embarazadas, los que más tienen que cuidar sus niveles de hidrataciónDe ahí que se recomiende a todas las personas, especialmente a los ancianos y niños, que beban regularmente antes de tener esa sensación, un consejo que ha apoyado una de las expertas que ha asistido a este Congreso, la profesora de Psicobiología clínica de la Universidad de Barcelona Ana Adán. Adán ha insistido en que los cambios en la cantidad de electrolitos en el cuerpo producidos por la deshidratación pueden alterar la actividad cerebral y otros sistemas que intervienen en el proceso cognitivo.
Los mayores, las embarazadas y los bebes son los colectivos más vulnerables a sufrir deshidratación. Pero además en los ancianos, que tienen menos agua en el cuerpo, esa sensación de sed es menor que en los jóvenes con lo que es más difícil para ellos llegar a ingerir la cantidad de agua recomendada. Por ello, es necesario convencerlos de que tienen que beber porque la deshidratación es una de las causas que provoca su hospitalización, según el catedrático de nutrición y bromatología Gregorio Varela-Moreiras.
También es importante beber líquidos para las embarazadas ya que tienen que hacer frente al aumento de volumen sanguíneo, mantener el líquido amniótico, regular la temperatura corporal y evitar las infecciones urinarias. Incluso, también es importante que las mujeres beban durante la lactancia, porque aumenta su necesidad de líquido para producir leche.
La cantidad de líquido diario son unos dos litros y medio, pero puede variar si se realiza alguna actividad física. La deshidratación, cuando se hace ejercicio físico, es frecuente y si se presenta lo hace con un aumento de la temperatura corporal y de la frecuencia cardiaca, reducción de la excreción renal de orina, dolor de cabeza, sueño, dificultad de concentración, y hasta es posible un colapso si la actividad además se realiza en momentos o lugares con elevadas temperaturas.
Fuente: EFE. / 20minutos
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