Los macrófagos, tal y como ocurre con las células madre, tienen una capacidad ilimitada de dividirse y renovarse
Macrófagos - MAX DELBRÜCK CENTER FOR MOLECULAR MEDICINEE. ORTEGA - @abc_salud
Madrid - 21/01/2016
Con el paso de los años, nuestras células pierden su capacidad de dividirse y formar nuevas células. Así se explica que nuestros órganos y tejidos tengan tanta dificultad para renovarse y que, en consecuencia, envejezcamos. Sin embargo, existe una excepción: las células madre, capaces de diferenciarse en cualquier tipo de células. El problema es que, una vez alcanzada la edad adulta, el número de estas células es muy limitado. Pero como muestra un estudio llevado a cabo por investigadores del Centro de Medicina Molecular Max Delbrück en Berlín (Alemania) y del Centro de Inmunología Marsella-Luminy (Francia), podría haber una segunda excepción: los macrófagos, cuya capacidad de división y, por tanto, de regeneración, es ilimitada.
Concretamente, los macrófagos son las células especializadas del sistema inmune encargadas de la fagocitosis de los ‘cuerpos extraños’. Y de acuerdo con los resultados del estudio, son capaces de activar una serie de genes similares a los que se encuentran en las células madre embrionarias, lo que les confiere una capacidad de división –y regeneración– prácticamente ilimitada.
Un hallazgo que, como destacan los autores de esta investigación publicada en la revista «Science», «podría ser utilizado, si bien en un futuro, en la medicina regenerativa y en el diseño de distintos tratamientos».
Células ‘inmortales’
En un estudio llevado a cabo hace unos años, los investigadores observaron que la manipulación en los macrófagos de ratones de dos proteínas encargadas de la regulación de la expresión génica –esto es, de dos factores de transcripción, en este caso MafB y c-Maf– ponía en marcha un ‘programa de renovación’ que permitía que estas células pudieran dividirse de forma indefinida. Una capacidad, por el contrario, que no presenta el resto de células del organismo.
Y ahora, en la nueva investigación, los autores han constatado que este ‘programa de renovación’ también se lleva a cabo cuando las proteínas MafB y c-Maf se encuentran en concentraciones mínimas o cuando son temporalmente inhibidas. Es decir, no hace falta llevar a cabo una manipulación genética –lo que equivaldría a una terapia génica– para que los macrófagos puedan dividirse indefinidamente.
Los macrófagos son capaces de activar los genes para la ‘auto-renovación’ que se encuentran en las células madreMichael Sieweke
Llegados a este punto, la pregunta que se plantea es cómo hacen los macrófagos para dividirse continuamente. O dicho de otro modo, ¿qué mecanismos o genes activan este ‘programa de renovación’? Y para responder a esta cuestión, los investigadores compararon los factores de transcripción y los genes activados que se encuentran tanto en los macrófagos humanos como en las células madre.
Aplicable a cualquier célula
Como indica Michael Sieweke, «lo que observamos es que los macrófagos contienen un conjunto de genes latentes que pueden ser ‘despertados’ para así conferirles esta capacidad de renovación».
Sin embargo, este conjunto de genes de los macrófagos, si bien actúan de manera similar a como lo hacen en las células madre, son controlados por factores de transcripción diferentes. Sea como fuere, indica Michael Sieweke, «descubrir que los macrófagos pueden activar los genes para la ‘auto-renovación’ que se encuentran en las células madre, y que para ello utilizan sus propios factores de regulación específicos, es una buena noticia».
No en vano, estos genes durmientes no son exclusivos de los macrófagos, por lo que podrían ser activados en otros tipos de células diferenciadas, como por ejemplo las células hepáticas, para que pudieran dividirse igualmente de forma ilimitada.
Como concluye Michael Sieweke, «nuestros hallazgos pueden ser muy útiles en el campo de la medicina regenerativa. Si las células diferenciadas son capaces de proliferar por sí mismas, entonces deberíamos ser capaces de reemplazar un tejido enfermo sin tener que recurrir a las células madre embrionarias o a las células madre pluripotentes inducidas».
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