La apiterapia es una forma de medicina alternativa que usa principalmente la apitoxina, o veneno de las abejas, para tratar distintas dolencias que presentan inflamación y dolor, aunque también emplea otros productos creados por estos insectos como la propia miel, la jalea real, el polen, la cera y el propóleo.
Aunque los beneficios del veneno de abeja en el organismo ya se demostraron en el año 3.000 a.C. en Mesopotamia y los romanos lo usaban para tratar las migrañas , no fue hasta 1888 cuando el doctor austriaco Philip Terc publicó un completo estudio sobre los efectos positivos de las picaduras de este insecto en el reumatismo. Por este motivo, el galeno es considerado por muchos como el padre de la apiterapia moderna.
Aplicaciones de la apiterapia
La base de la apiterapia es que el usuario sea pinchado por una abeja en zonas muy concretas y que está acción se complemente con el consumo de otros productos que elaboran estos insectos.
Por lo tanto no se trata de que el enfermo en cuestión reciba picaduras sin más. Los puntos de aplicación de la apiterapia son diferentes en función de la dolencia de la que estemos hablando. Ahí entra la labor del apiterapeuta, que conoce dónde se tienen que producir esos pinchazos con el objetivo de tratar de una manera eficaz la dolencia.
Normalmente la apiterapia se relaciona con dolencias músculo-esqueléticas y de origen autoinmune, ya que son con las que mejores resultados se obtienen al reducir sensiblemente las molestias, la inflamación y los dolores.
Los beneficios de la picadura de abeja también son palpables para tratar una de las dolencias más dolorosas y complicadas que existen actualmente, la esclerosis múltiple. Según afirman defensores de esta terapia alternativa, como José Castro, de Apiterapia Center, la apitoxina ayuda a recuperar la mielina que pierde el organismo con la esclerosis múltiple y además otorga una importante dosis de energía.
Otras dolencias reumáticas, cardiovasculares, pulmonares y cutáneas también tienen en la apiterapia un aliado. Pero ahí no queda la cosa.
Famosos como Gwyneth Paltrow defienden a capa y espada esta técnica de medicina alternativa para realizar tratamientos de estética. De hecho la apitoxina está considerada como el nuevo bótox, puesto que ayuda a rejuvenecer la piel al reducir las arrugas y favorecer el riego sanguíneo. La propia duquesa de Cambridge, Kate Middleton, se sometió el día de su boda con el príncipe Guillermo de Inglaterra a varias sesiones de apiterapia estética para que su aspecto fuera radiante.
Sin embargo, hay matices. Es un tratamiento que ha de hacerse con conciencia. Es decir, que primero hay que determinar la posibilidad de alergia en el usuario mediante la realización de un análisis clínico (ya que si uno es alérgico, esta práctica puede ser peligrosa) y entender que para tener resultados óptimos, el tratamiento ha de repetirse durante varias sesiones.
¿Tiene contraindicaciones?
Como ocurre con todos los productos de la colmena, la apiterapia está contraindicada en las personas alérgicas a las abejas. Estos tratamientos se suelen realizar únicamente en adultos y no se pueden aplicar en personas que tengan problemas de corazón, además de los enfermos de tuberculosis y diabetes. Tampoco en embarazadas o durante el período menstrual.
Sin duda estamos ante una terapia alternativa apasionante, con sus defensores y detractores, pero que se vale de los beneficios y propiedades de productos naturales como son los de la colmena.
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