lunes, 2 de septiembre de 2013

Quimicos Feminizantes


QUIMICOS FEMINIZANTES

Científicos comprueban que los químicos en plásticos y cosméticos provocan la feminización del varón y su esterilidad, a finales de la década de los ochenta, algunos zoólogos en distintos lugares del mundo empezaron a detectar que algunas especies animales estaban perdiendo sus caracteres masculinos.

El catedrático en biología norteamericano Louis Guillete fue uno de los primeros en dar la voz de alarma y se ha convertido hoy día en toda una autoridad mundial en la materia. Hace cerca de treinta años ya trabajaba con los caimanes de Florida y estaba asombrado por la alta tasa de huevos que no llegaban a dar vida. “El 50% de los huevos de caimanes no llegaban a nacer. Mi duda era si el problema persistía a lo largo de la vida o era solo un defecto de los no nacidos”.

Fue así cómo se le ocurrió capturar a caimanes recién nacidos para examinar sus genitales. Guillette comprobó que muchos no llegaban a desarrollar sus testículos y otros, habían visto reducirse el tamaño de su pene hasta en un 25%. El problema era tan acusado que la mitad de los caimanes examinados estaban afectados por ese síndrome. Unos, tenían concentraciones muy bajas de espermatozoides, pero también detectó muchas otras malformaciones de los fetos en los huevos, que impedían siquiera que nacieran. El resultado era, obviamente, una disminución radical del número de caimanes en el lago Apopka de Florida, donde vivían. Un lago que resultó contaminado unos años antes pero cuyo agua, supuestamente, se había limpiado…

Este intrépido biólogo ha aparecido en diferentes reportajes desde finales de los años noventa y a través suyo hemos podido comprobar cómo ha ido evolucionando la masculinidad de los caimanes en estas décadas como un indicativo. En sus últimas declaraciones aseguraba que muchos caimanes macho hoy día tienen el mismo nivel de testosterona que las hembras (que también la tienen, por cierto).
¿CUÁL ES LA RAZÓN?

Tyrone B. Hayes es un zoólogo de la Universidad de Berkeley que se dedicó a ver cómo afectaba a la masculinidad de las ranas un compuesto químico llamado atrazina. Las expuso a dosis similares a las que se detectan en el medio ambiente y el resultado fue que los machos expuestos a la atrazina se convirtieron en hermafroditas; sus testículos contenían… ¡huevos!

Es una cantinela que venimos escuchando desde hace años: muchas especies animales están desapareciendo. Todas las organizaciones ecologistas se han hecho eco de ello pero casi ninguna intentó explicar la razón: un vago “es la contaminación” valía como respuesta. Pero el caso es que hoy día casi la mitad de las especies animales está en peligro de extinción y nadie entiende el porqué.

Sin embargo, a la luz de estas investigaciones apareció la posible causa: ¿serían los problemas en el aparato reproductor el origen de este monumental problema ecológico?

El investigador Gywnne Lyons es uno de los pocos que ha prestado atención a este tema. El grupo ecologista inglés CHEM Trust se hizo eco de un sorprendente estudio suyo en el que se leía: “los osos polares se encuentran entre las decenas de especies femineizadas por los agentes contaminantes en el aire. Docenas de especies – incluyendo peces, águilas calvas, las nutrias y las ballenas- están sufriendo esta feminización”.

Nuevamente, un biólogo descubrió una correlación entre los pesticidas usados en la agricultura y los cambios de sexo; en este caso, entre las ranas leopardo del norte de Canadá. Mientras tanto, en otras partes de Florida se comprobó que las tortugas macho habían adquirido características femeninas y un estudio de la Universidad de Cardiff (Reino Unido) llegó a hallar que los cerebros de los estorninos macho que vivían junto a una planta de aguas residuales resultaron alterados por una dieta de gusanos contaminados con hormonas femeninas. Los pájaros cantaban más y más hábilmente canciones ‘femeninas’. Es decir, que este síndrome también afectaba al comportamiento, en tanto en cuanto, hay algunos que están relacionados con la virilidad o la feminidad.

Otros estudios han encontrado durante la década de los noventa que los venados de cola negra de Alaska están desarrollándose actualmente con problemas viriles: sus testículos no descienden visiblemente. Asimismo, los machos del antílope elan del sur de África presentan problemas de fertilidad, muchos osos polares en el Ártico se están volviendo hermafroditas y se ha constatado la reducción de los niveles de testosterona en las ballenas.

Pero las especies afectadas no sólo viven en áreas salvajes, también urbanas. Hace escasos años se publicó la noticia de que los peces del río Támesis se estaban volviendo hermafroditas. El estudio de Gywnne Lyons dio su veredicto.“Todos los vertebrados -o criaturas con esqueleto- tienen similares receptores de hormonas sexuales en el cuerpo. Por lo tanto, las observaciones en una especie pueden servir para poner de relieve los preocupantes problemas de contaminación de los demás vertebrados, incluidos los seres humanos”, decía.

En resumidas cuentas, aunque el informe publicado por el grupo ecologista CHEM Trust sólo analizó el impacto de los productos químicos que producen modificación del género en el mundo animal, sus autores afirmaron que los hallazgos tenían implicaciones perturbadoras para la salud humana.

En una parte de la comunidad científica cundió la alarma y unos pocos investigadores comenzaron a preguntarse si los actuales problemas reproductivos en la especie humana tenían parecido origen. Bajo las críticas de la oficialidad, obviamente, que escondía a la Opinión Pública estos cruciales datos, al igual que la mayor parte de las organizaciones ecologistas, algunos pioneros hicieron honor a su nombre. Investigaron.

Al científico danés Niels Skakebaek, de la Universidad de Copenhague, se le ocurrió establecer una correlación entre el incremento en el número de cáncer de testículos y la esterilidad. En los años ochenta decidió leer 50 estudios realizados en todo el mundo, comprobando que la calidad del esperma mundial había descendido en general un 50% respecto a la generación anterior. Todavía peor: el 85% del semen era, simplemente, defectuoso. En su propio país, Dinamarca, en un estudio de finales de los noventa se comprobó que un 20% de los jóvenes daneses tenían el recuento de esperma muy bajo. Al mismo tiempo, Skakebaek detectó un incremento del 400% en el cáncer de testículos en los últimos 60 años, con lo que la correlación buscada estaba muy cerca de ser demostrada: el aumento del cáncer de próstata y la esterilidad caminan por el mismo sendero. Otro de los grandes descubrimientos de Skakeabek le reforzó en esa tesis: encontró células de los testículos de un bebé en los cánceres de próstata: “era como si algo hubiera detenido su desarrollo normal”, exclamó.

VILIPENDIADOS POR SUS PROPIOS COLEGAS, OTROS INVESTIGADORES DEL RESTO DEL MUNDO SIGUIERON LA RUTA ABIERTA POR SKAKEBAEK.

Pierre Jouanet, del departamento de biología reproductiva del hospital Cochín de París, contaba con más posibilidades, pues su hospital albergaba un banco de esperma y podía comprobar así la evolución en los últimos años de un factor determinante para este asunto como la concentración de espermatozoides. Sus resultados fueron contundentes: en 20 años el recuento de esperma por mililitro había descendido casi un 40%.
CLÍNICAS DE FERTILIDAD: LA CLAVE

Las clínicas de reproducción artificial es donde mejor se ha comprobado la bajada en la calidad del esperma: el de los jóvenes que actualmente venden su semen es un 50% peor que el de sus padres… y eso que han cambiado los estándares para calificar su calidad. Cuando antes el semen “bueno” contenía 60.000 millones de espermatozoides por mililitro, ¡ahora el estándar es considerar 10.000 como bueno!

En Estados Unidos, la experta en toxicología Shanna Swan comparó la calidad del semen de dos ciudades norteamericanas y la de dos poblaciones de ámbitos rurales. Su tesis inicial era que, al contacto con la naturaleza, la calidad del esperma sería mejor en el medio rural… Pero se encontró justamente con lo contrario: era mejor en las ciudades. Entonces, se le ocurrió la razón: eran los tóxicos pesticidas a los que están expuestos los hombres del campo los responsables. Hasta ese momento a nadie se le había ocurrido establecer un paralelismo entre los químicos en el ambiente y la capacidad del aparato reproductor humano. “Existen 85.000 sustancias químicas en el mercado y no sabemos su potencial cancerígeno, el efecto que produce en nuestra sistema inmunológico o en el metabolismo. Necesitamos darnos cuenta de que formamos parte de un experimento enorme porque estamos expuestos a muchas sustancias”, declaró Swan.

Algo estaba pasando, evidentemente, y el origen había que encontrarlo en los miles de compuestos químicos que nos rodean, y a los que estamos expuestos diariamente: se encuentran en el mundo de la cosmética, en los plásticos de los biberones, los tupperware… hasta en los juguetes. Todos ellos proceden del petróleo Y son el resultado de un proceso llamado “refinado”, que da lugar a los compuestos químicos sintéticos desarrollados por la industria del plástico.

Un grupo muy común de derivados petroquímicos llamados ftalatos son utilizados en casi todo: en los cosméticos, en la medicina, en el empaquetamiento de alimentos, en los juguetes de los niños… Su característica más sorprendente es que su estructura química es tan parecida a los estrógenos femeninos, que se ha llegado a llamarla “imitadora”. La razón es que consiguen engañar al organismo, actuando del mismo modo que la hormona verdadera, que a su vez es una llave del sistema endocrino. Una llave falsa, obviamente, que le engaña, modificando su comportamiento: en inglés la expresión utilizada para denominarlo es “disruptor del sistema endocrino” y la traducción más cercana al castellana de este neologismo sería “alterador” de este sistema. Hasta hace unos años, no se sabía de qué manera “engaña” al organismo… pero últimamente se halló la razón.

El biólogo Richard Sharpe, experto en reproducción de la universidad de Edimburgo, se fijó en los factores que influyen en la generación de un bebé masculino, para determinar en qué parte del desarrollo se malogran estos fetos. “El programa de configuración humano está hecho para ser una hembra: todos podemos llegar a ser una hembra, por lo que para convertirte en un varón ‘hay que modificar el programa de configuración’ . Y el primer requisito es que se ha de formar un testículo; el cromosoma Y es el resultado de la formación de un testículo y de ahí se procederá al resto de la masculinización. Porque este acontecimiento no es suficiente para convertirte en un varón; lo que te convierte en un varón es que estos testículos produzcan hormonas. Es la producción de testosterona lo que modifica el programa de configuración, así pues, el embarazo es un momento de mucho riesgo porque el proceso se puede ver alterado por distintos factores. Si alguno de estos factores concurre en el embarazo, puede tener un efecto irreversible en la formación del cerebro del bebé… o en su aparato reproductor, por ejemplo”.

Los falsos esteroides de este tipo de moléculas químicas que nos invaden por todas partes engañan a los receptores hormonales femeninos debido a su parecido, por lo que bien pudieran estar alterando el proceso del embarazo produciendo abortos de fetos varones y otros que llegan a nacer pero con una baja masculinización, al igual que en otras especies animales. En otras palabras, los químicos están produciendo una alteración del aparato endocrino, que controla las glándulas corporales, incluido el aparato reproductor, lo que se conoce como el “síndrome del TDS”.

La investigación de la doctora Shanna Swan comenzó con la desasosegante comprensión de la alteración del sistema endocrino a causa de un compuesto: los famosos ftalatos. “Comencé a estudiarlos por primera vez cuando leí que el centro para el control de enfermedades estadounidense había detectado la presencia de ftalatos en prácticamente todas las mujeres allí, y especialmente en las que estaban en edad reproductiva. Los estudios indicaban que todas las mujeres en edad de procrear tienen ftalatos en su cuerpo y esto está relacionado con las nuevas evidencias acerca de que causan problemas en el desarrollo del aparato sexual masculino de los varones. Se ha descubierto que los ftalatos en el cuerpo de la madre y en su leche, originan un mal desarrollo del aparato sexual masculino de los bebés. El resultado es lo que hemos llamado ‘el síndrome de los ftalatos’, que conduce a una disminución de la masculinización, menor tamaño de los genitales y a que no se complete el descenso testicular”. Justamente, lo mismo que los caimanes de Florida.
LA PRUEBA DE QUE AFECTA A LOS HUMANOS

La primera reserva de la nación indígena canadiense chipenwa, Aamjiwnaang-Sarnia, en Ontario, parece a primera vista una comunidad normal, pero alberga también una gran peculiaridad: está rodeada por uno de los complejos petroquímicos más grandes del país.

A lo largo de un año las fábricas expulsan al aire una media de 130.000 toneladas de productos químicos. Shanna Swan estuvo allí y quedó horrorizada “No he visto nada más dramático que lo que sucede en Sarnia. Vayas donde vayas puedes sentir el olor de los químicos. Todas las veces que lo visité, aunque fueran visitas cortas, estaban activas las sirenas, lo que quería decir que estaban expulsando al medio productos tóxicos. Lo podías sentir en tu rostro, lo podías ver y oler todo el tiempo”.
SARNIA ES EL FOCO DE UNO DE LOS GRANDES MISTERIOS DE NUESTRO TIEMPO

En el año 2006, la reserva se hizo mundialmente famosa porque experimentó una bajada brutal en las tasas de nacimiento de bebés varones. En vez de tener un índice de natalidad normal (50% niños-50% niñas), allí nacen menos de la mitad de niños que de niñas. “Comprobamos los datos de cinco en cinco años y vimos que eran bastante normales hasta la década de los 90, cuando se constata que empezaba a decaer fuertemente el número de niños nacidos, sobre todo desde 1999 hasta el 2003. Desde mi experiencia personal, creo que en el fondo todos éramos conscientes de que existía algún tipo de impacto sobre nuestra salud por vivir dónde vivimos, pero no pensábamos que fuera tan grave”.

Ada Lokrage fue la primera líder de la comunidad que dio la voz de alarma sobre el hecho de que no nacían niños varones. “La gente se dio cuenta de que sólo había niñas en las familias: mi hermana mayor tiene 3 niñas y un solo niño, mi otra hermana tiene 3 niñas y yo misma tengo 2 niñas”.
La gravedad del problema atrajo a esa reserva a científicos de todo el mundo, preocupados por el problema, que han podido encontrar en esta población el lugar donde validar los datos previamente recabados en el mundo animal.

Ron Plain, especialista en salud medioambiental, acudió a una conferencia en la Universidad de California de San Francisco para estudiar mejor el tema. “Allí se congregraron los mejores especialistas del mundo sobre salud reproductiva, y lo que dijeron es que lo que sucede en Sarnia es un PRIMER SÍNTOMA DE EXTINCIÓN. El 40% de toda la industria química canadiense está aquí. Las fábricas expulsan enormes cantidades de dioxinas, gasolina y mercurio: todos ellos, tóxicos para la reproducción humana”.

También acudió a esa conferencia James Brophy, un científico experto en salud de los trabajadores que está ayudando a la población a comprender las consecuencias de la polución en sus cuerpos. “Sabemos que las refinerías están expulsando al medio ambiente cada año niveles muy elevados (100.000 kg) de productos capaces de alterar el sistema reproductivo y de crecimiento. Estos químicos causan tremendos efectos adversos sobre el feto masculino. Las elevadas tasas de abortos de fetos masculinos son el reflejo de ello y la causa de que el índice de natalidad femenino-masculina sea tan dispar en favor de las primeras”.
DESDE EL BEBÉ

Cada vez hay más y más estudios que demuestran que antes del nacimiento, desde la concepción hasta el momento del parto, algo les está pasando a los fetos masculinos; muchos mueren antes de nacer. La industria y los gobiernos han guardado silencio respecto a todo esto aduciendo que están preocupados por el dato pero que no hay pruebas definitivas de su causa, que la desviación del índice de natalidad puede deberse a errores en el conteo o cualquier otra cosa. Es decir, minusvaloran el problema.

Sin embargo, la disminución del índice de nacimientos de niños de sexo masculino es un fenómeno global; en más de 20 naciones industrializadas ha disminuido misteriosamente la tasa de nacimiento de varones. Desde 1970 han nacido al menos 3 millones de niños menos que de niñas.

Katarina Main, pediatra de la universidad de Copenhague, se decantó por analizar otro factor que mide la masculinidad: la distancia anogenital, es decir, el espacio entre el ano y la raíz del pene. Al igual que en las ratas, en la especie humana esta distancia es aproximadamente el doble de larga en los varones que en las hembras, con lo que cualquier reducción en la longitud podría significar un signo de feminización. Es decir, es un marcador de que algo ha afectado a la testosterona fetal. El equipo de Main descubrió una menor distancia ano-genital y menor tamaño del pene en los chicos cuyas madres estaban más expuestas a ftalatos, verificando así la hipótesis de los plásticos feminizantes y los falsos estrógenos como origen del problema.

Mientras tanto, en Edimburgo, el equipo de Richard Sharpe efectuó un estudio con dos mil mujeres, comprobando que su exposición a ftalatos y pesticidas era un factor determinante en la alteración su aparato reproductor. Sharpe también investigó el efecto de los ftalatos en el desarrollo de los fetos varones de ratas, y los resultados son parecidos a lo hallado por Skakebaek en los jóvenes daneses: nacen con malformaciones genitales y tienen un recuento de espermatozoides menor que las normales.

La industria petroquímica, mientras tanto, ha seguido restando importancia al asunto y sólo efectúa estudios con individuos adultos, no cuando están en desarrollo, por lo que se desconoce realmente cómo afectan al crecimiento de los bebés humanos muchas sustancias que produce.

La doctora Theo Colborn escribió el libro “Nuestro futuro robado” en el que explicaba el fenómeno de la desaparición de la virilidad…. hace más de 15 años. “Solo tienes que ver lo que provocan en un adulto para predecir qué causarán durante su desarrollo en esta preciosa célula que comienza a crecer y a dividirse en dos células, cuatro, ocho… ¡Es una organización maravillosa: se está construyendo un bebé pieza a pieza en el útero materno! Algo que interfiera en estas fases iniciales del desarrollo de su cerebro o sus órganos sensibles, perjudicará al niño para siempre. El daño será irreversible. Después ya no se puede volver atrás para reconstruir lo que ya se ha estropeado. La amenaza química no sólo está interfiriendo en el normal desarrollo del crecimiento de los niños, sino que se puede llegar a convertir en un reto para la supervivencia de la especie”. Paradójicamente, estos experimentos han puesto de manifiesto que el varón es más débil en los meses previos al nacimiento y se ve más afectado por los trastornos hormonales que sufre la madre a causa de los químicos que nos rodean, lo que está perjudicando al nacimiento de bebés masculinos.
¿DÓNDE SE ENCUENTRAN LOS FTALATOS?

A pesar de que se conoce que se liberan del plástico y penetran en el organismo de los niños, muchos juguetes blandos contienen ftalatos. La razón aducida por la industria para incluirlos es que, en una nueva paradoja “hacen que los juguetes sean más blandos y, por lo tanto, más seguros”. De hecho, son la base de la industria de los “juguetes seguros” porque supuestamente los niños no pueden herirse con ellos debido a su flexibilidad.

Los ftalatos también se utilizan en multitud de productos de higiene personal. El 70% de todos los cosméticos, incluyendo desodorantes, geles para el pelo, gominas, champús y geles de baño los contienen. Especialmente significativos son los cosméticos para limpiar el cutis y perfumarlo: los ftalatos son ideales en esa industria porque penetran la piel y retienen dentro de ella su perfume, de forma que alargan la permanencia del olor. Sin embargo, es esa misma cualidad su mayor peligro, pues los falsos estrógenos de los ftalatos se extienden así fácilmente por todo el cuerpo.

En Dinamarca se realizó un experimento cubriendo de crema a varios jóvenes: al principio, con una básica y neutra. En la segunda tanda, se extendió la misma crema pero añadiendo dos ftalatos, lo que originó un pico de ftalatos en sangre; habían penetrado en la sangre una hora después de la exposición a la crema. A consecuencia de los resultados de este experimento, este mismo país realizó una campaña para que las mujeres embarazadas no se expusieran a tintes para el pelo, cosméticos, pintura, en la creencia de que muchos males pueden provenir del periodo embarazo. No en vano, los países escandinavos llevan sufriendo un gran descenso de la natalidad desde hace décadas…

Los ftaltos también se usan en los acondicionadores para el cabello, ya que lo hacen más suave, peinable y bonito. Gracias a ellos el pelo parece más limpio, huele a limpio y se siente limpio, de manera que al usuario le resulta muy difícil entender que en realidad es un peligroso tóxico contaminante.

Sin embargo, en los organismos sanitarios de algunos países ya existe una preocupación seria al respecto, sobre todo en lo tocante a la salud de los niños, pues saben que puede repercutir sobre su aparato reproductor. El efecto más frecuente es la atrofia de los testículos. Después de nacer, el bebé sigue expuesto a los productos químicos, ya que también los hay en la leche materna.

Según la pediatra Katherine Main, “es incuestionable que la leche materna contiene productos contaminantes. Estos productos pasan al bebé que los ingiere a través de su mamá y permanecen en él y se van acumulando en su cuerpo”.
VINILO PVC

Un ftalato en particular utilizado en plásticos PVC está causando la mayor preocupación, sobre todo, por el lugar en donde se utiliza: las salas de bebés prematuros. Todos los materiales flexibles que se encuentran en esas salas están llenas de plástico PVC vinilo, que contiene un ftalato llamado DEHP. El toxicólogo David Hefton tiene muy claras las consecuencias: “el DEHP ha sido considerado un producto tóxico para la reproducción por las distintas agencias de salud en todo el Planeta. Y para que un producto se considere tóxico para el sistema reproductivo tiene que afectar al menos a dos fases del desarrollo del sistema reproductivo del ser humano…”.
ASOMBROSAMENTE, EL PVC SE UTILIZA PARA FABRICAR EL MATERIAL MÉDICO, EN TUBOS, CATÉTERES, BOLSAS DE RECOGIDA DE SANGRE… MUCHOS ESTUDIOS MÉDICOS HAN DEMOSTRADO QUE EL DEHP PUEDE LIBERARSE DE ESTOS MATERIALES Y PENETRAR EN EL CUERPO Y ASÍ SE VA ACUMULANDO EN EL ORGANISMO DE LOS NIÑOS EN CANTIDADES PELIGROSAS.

Hefton ofrece las cifras concretas: “cuando una persona ingiere más de 13 microgramos de DEHP por día, ya asume un riesgo. En un hospital, un bebé ingiere más de 200 veces esta cantidad en una única exposición al material médico invasivo. El bebé puede estar expuesto más de una vez al día y esto puede sucederle durante muchos días e incluso, según el caso, durante meses. En los organismos sanitarios norteamericanos ya existe una preocupación seria al respecto, sobre todo en lo tocante a la salud de los niños, pues saben que puede repercutir sobre su aparato reproductor. El efecto más frecuente es la atrofia de los testículos”.

Algunos hospitales europeos ya están empezando a reeemplazar los equipos que contienen PVC por otros plásticos no tóxicos. La hermana Mary Ellen Leciejewski es especialista en ecología dentro de los hospitales católicos área de San Francisco, Estados Unidos: “Suscribimos el principio de proteger al máximo a las persona y por eso tomamos las medidas oportunas para que nuestros equipos médicos sean lo más seguros posible. Simplemente tomamos la decisión de controlar este asunto”.
EL PELIGROSO BISFENOLA

Según los expertos, actualmente no hay un producto más preocupante que el Bisfenol A. Se fabrican 3000 toneladas de él anualmente, ya que es la materia prima utilizada para la fabricación de policarbonatos, una gama de plásticos de los más utilizados en la sociedad de consumo. El policarbonato es un plástico duro, rígido, que se utiliza en una basta cantidad de artículos, desde DVD’s hasta biberones. La química los utiliza para hacer plásticos irrompibles, y este componente también parece aumentar el riesgo de padecer diabetes.

Hasta hace muy poco, casi nadie había oído hablar de el Bisfenol A, y sólo desde hace muy poco hemos empezado a saber lo dañino que es. Un estudio británico encontró a principios del 2008 que las personas con niveles más elevados de Bisfenol A en su sangre eran más propensas a sufrir problemas cardíacos potencialmente peligrosos.

Ana Soto y Carlos Sonnenschein investigan sobre el linaje de las células cancerígenas en la Escuela de Medicina de Tufts en Boston. Para que estás células proliferen, las exponen a la célula femenina: los estrógenos. Un día comprobaron que las células que no habían estado sometidas a las hormonas femeninas, comenzaron a desarrollar el cáncer; por lo que se empezaron a preguntar cómo había podido pasar. Así, acabaron por analizar el propio material de ensayo, los tubos de ensayo, donde encontraron Bisfenol A y Noinfebol aunque eso sí, en dosis bajas.

Seguidamente, decidieron exponer a unas ratas durante la gestación a este componente. poniéndolas una cánula de un goteo de esta molécula durante dos semanas. Querían saber si mostraban las crías alguna reacción. Los resultados fueron que las ratas desarrollaron lesiones incluso con las dosis bajas en el 100% de los casos. Esto hizo que Ana Soto se preguntara: “¿empieza el cáncer en el útero materno? No estamos diciendo que sea la única causa, pero creemos que esto hay que comprobarlo. ¿Son los pseudoestrógenos introducidos en la industria, la causa del cáncer de mama?”

En 1960, una de cada 20 mujeres padecía cáncer de mama, hoy día son 1 de cada 8. Dado que este tipo de cáncer está relacionado con la alteración hormonal, la tesis de la alteración endocrina es una pista a seguir.

También se están detectando trastornos en el comportamiento debido a que el sistema endocrino está invadido por moléculas químicas artificiales. Una vez más: la hormona es la llave de la molécula del sistema endocrino, pero el tóxico puede confundir una con otra porque se parecen mucho y los humanos estamos expuestos a los mismos procesos que hemos visto en el resto de los animales.

Gywnne Lyons, ex asesor del gobierno sobre contaminación química y autor del informe reseñado páginas atrás, señala en un artículo publicado por el grupo ecologista CHEM Trust: “Se necesitan medidas urgentes para controlar los productos químicos que producen alteración del género y se necesitan más recursos para la vigilancia de la vida silvestre”.

El informe gubernamental analizó el efecto de productos químicos que provocan trastornos hormonales incluyendo los ftalatos que se añaden a plásticos como el PVC y las colas, y el Bisfenol A, empleado en los revestimientos de latas de comida, botellas de plástico y los selladores dentales.

“Los machos de las especies de cada una de las principales clases de animales vertebrados (incluyendo peces óseos, anfi bios, reptiles, aves y mamíferos) han sido afectados por los productos químicos en el medio ambiente. La feminización de los machos de numerosas especies de vertebrados es ahora una tendencia generalizada. Algunos peces han mostrado señales de que están desarrollando óvulos en sus testículos. Los peces se han visto muy afectados por las sustancias químicas creadas por el hombre que producen alteración del género. La mitad de los peces machos de los ríos de tierras bajas británicas tenían signos de haber sido feminizados, incluyendo el desarrollo de huevos en sus testículos. Algunas cucarachas macho han cambiado de sexo por completo después de la exposición a los estrógenos de la píldora anticonceptiva que salían de las alcantarillas”.

En noviembre del 2012, el periódico argentino La Voz informaba de que se habían detectado altas cantidades de estrógenos en el río más importante de Córdoba, Suquía: 0’47 partícula por un billón, cuando lo recomendable no puede exceder el 0’05. Las hipótesis sobre si el origen están en los anticonceptivos que toman las mujeres y las hormonas usados en la cría de pollos. También, en componentes de otros productos como insecticidas y plásticos que se comportan igual que las hormonas. El doctor Alberto Ferral, autor del informe, señaló. “Lo que sí sabemos es que las concentraciones de los anticonceptivos son extremadamente altas para que puedan actuar en el organismo. Por ello, no se asimila todo lo que se ingiere, sino que se elimina alrededor del 50 y 60 por ciento. Y son de alta resistencia, justamente para que causen efectos, y por eso las plantas no los depuran”.
EN OCTUBRE DEL 2012, ESTE PERIODISTA RECIBIÓ UN POWER POINT CON LOS APUNTES DE LA ASIGNATURA DE GENÉTICA QUE SE ESTUDIA EN UNA UNIVERSIDAD ESPAÑOLA, CUYO NOMBRE NO REVELARÉ PARA PROTEGER LA REVELACIÓN DE LA VERDAD.

Esto es lo que estudian algunos alumnos españoles actualmente.

“Hembras de mejillones y de otras conchas marinas de las costas de Galicia, Cataluña y Valencia sufren graves mutaciones en su sexo. El agente antialgas tributiltin (TBT) provoca alteraciones sexuales que producen masculinización en las hembras. En la concha marina Nucellas lapidus, aproximadamente el 60% de las hembras procedentes de Galicia han desarrollado un pene, aunque no pueden copular. La femeinización de los machos es cada día más frecuente en
especies (incluida la humana: disruptores endocrinos):

Caimanes de florida (estériles por exposición a vertidos de DDT).

Peces machos con órganos femeninos en ríos ingleses (p-nonilfenol).

Salmones canadienses cambian de sexo al pasar junto a fábricas de papel y lo recuperan al alejarse.

Bisfenol-A (plásticos, pegamentos, biberones, sellos de caries y preservativos)”.

El 18 de febrero del 2013 la OMS publicó un informe en el que reconocían que 800 compuestos causan o son sospechosos de provocar “disrupción del aparato endocrino”. Hasta el diario El País se hizo eco de ello. “Diez años después del primer estudio, los resultados son radicalmente distintos. Los investigadores plantean abiertamente que hay nuevos indicios que vinculan a estos compuestos quimicos con problemas reproductivos (ya sea por infertilidad, tumores o malformaciones) o con efectos sobre la tiroides, el funcionamiento cerebral, la obesidad y el metabolismo.

La actividad disruptora, insisten, va más allá de alterar mecanismos de acción de los estrógenos y los andrógenos o la actividad de la tiroides. Por ello, los especialistas convocados por la OMS y Naciones Unidas plantean posibles vinculaciones con problemas reproductivos masculinos o femeninos (no solo en humanos, incluso los vinculan a caídas demográficas de especies animales). Pero también hacen alusión a alteraciones relacionadas con el desarrollo neuronal, desórdenes inmunitarios o metabólicos. E incluso tumores vinculados con alteraciones hormonales, a pesar del desconocimiento que, indican, existe sobre el origen de estas neoplasias”


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