La afectividad y el contacto físico son necesarios para nuestro bienestar. Tienen efectos positivos sobre nuestra salud, sea cual sea nuestra edad.
Si bien hay mucha formas de tocar, las caricias y los abrazos son especialmente reconfortantes.
Dar o recibir un abrazo es algo relativamente sencillo que podemos hacer en mucha circunstancias.
Tras recibir un abrazo, nuestro cuerpo libera hormonas y neurotransmisores que generan una sensación de bienestar y seguridad.
Recibir un abrazo aleja la sensación de soledad y refuerza nuestra autoestima. También es un estímulo para tu creatividad y estimula tu capacidad la gratitud.
Favorece la expresión de sentimientos, favoreciendo la comunicación afectiva y acercándote al otro.
Te deja una sensación de buen humor, tras cada abrazo tiendes a sonreír.
El contacto físico es indispensable para la vida. Los abrazos son saludables y te ayudarán a relajarte y a alcanzar serenidad.
Recordar esto al paciente en algunas circunstacias puede ser beneficioso, también lo es el empleo del contacto en la comunicación entre profesionales sanitarios y pacientes. El respeto es el valor principal, no se trata de invadir o incomodar a nadie. El objetivo es estar abiertos a usar este tipo de lenguaje no verbal si la situación comunicacional lo requiriera.
Hay cosas que aunque todos sepamos es bueno recordar.
Segunda entrada sobre relajación en colaboración con el Dr Salvador Casado.
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