¿Hay algo en su entorno que lo lleva a comer cuando no tiene hambre o a escoger un refrigerio malsano? ¿La forma como usted se siente lo lleva a querer comer?
Piense en qué desencadenantes, o indicadores, pueden estar causando algunos de sus hábitos alimentarios.
Algunos los desencadenantes comunes podrían ser:
• Ver su refrigerio favorito en la despensa o cerca de su lugar de estudio/ trabajo.
• Ver televisión.
• Sentirse estresado por algo en el trabajo o por otra situación.
• No tener ningún plan para la cena después de un largo día.
• Ir a una reunión a la cual alguien lleva pastelitos.
• Detenerse en un restaurante de comida rápida en busca de desayuno y escoger alimentos ricos en grasa y calorías.
• Necesitar algo que le levante el ánimo hacia el final de su día laboral.
Empiece enfocándose, ¿Hay algo que usted pudiera hacer para evitar estos desencadenantes?
Algunas formas de evitar los desencadenante son:
• Evite pasar por los lugares donde están las tentaciones.
• Decida temprano lo que va a cenar, de manera que tenga un plan para después del trabajo.
• Excluya los refrigerios malsanos de su casa o negocie con la persona en su casa que los está comprando para mantenerlos fuera de vista.
Sugiera que se consuman frutas y verduras en lugar de pastelitos en las reuniones o llévelos usted.
Reemplace los viejos hábitos
Por ejemplo, si usted decidió comer dulces hacia el final de su día laboral como un estimulante para darse ánimo es algo que requiere cambiar. Usted podría reemplazar este hábito por una taza de té de hierbas (la menta puede ser refrescante) y comer un pequeño manojo de almendras, o usted podría comer fruta y yogur. La mayoría de las personas en verdad siente hambre hacia la mitad de la tarde, aproximadamente de 3 a 4 horas después del almuerzo. Hacer planes para tener un refrigerio saludable listo es una grandiosa manera de ayudarse a que esto se vuelva un hábito permanente.
Algunas otras ideas para reemplazar los hábitos malsanos por hábitos saludables son:
Coma lentamente:
• Comer demasiado rápido lleva a comer en exceso. Esto se debe a que el alimento que usted ha ingerido no ha llegado a su estómago todavía y no le ha indicado a su cerebro que usted está lleno. Usted sabrá que está comiendo demasiado rápido si se siente lleno aproximadamente 20 minutos después de dejar de comer.
• Ensaye soltando el tenedor entre bocados. Espere hasta que haya tragado su bocado de alimento antes de tomar el próximo.
Sólo coma cuando tenga hambre.
• Comer cuando se siente preocupado, tenso o aburrido también lleva a comer en exceso. Intente hacer algo como llamar a un amigo o dar una caminada que le ayude a sentirse mejor.
• Nuestros cuerpos y cerebros necesitan tiempo para relajarse del ajetreo y bullicio de la vida actual. Tomar simplemente un descanso mental o físico puede ser lo que usted necesita. Muchos de nosotros no planeamos estos descansos. En lugar de esto, cuando los necesitamos desesperadamente, acudimos a los alimentos para conseguir la sensación de relajación o recompensa.
Planee sus comidas. Esto reduce la probabilidad de que usted vaya a comprar alimentos que no pensaba comprar (compra por impulso) o comer en restaurantes de comida rápida. Planear las cenas al principio de la semana le ayuda a preparar comidas saludables y bien balanceadas en la tarde.
Controle los tamaños de las porciones. Es difícil comerse sólo unas pocas papas fritas cuando la bolsa entera está frente a usted. Así que ponga unas papitas en un tazón y luego guarde la bolsa. Haga esto con otros alimentos también.
Deshágase de alimentos malsanos.
• Reemplace el plato de dulces por un tazón de nueces y frutas. Si usted debe tener alimentos tentadores y malsanos en su casa para otros miembros de la familia, póngalos fuera de su vista en un estante alto o en la parte posterior de la alhacena.
• Evite saltarse las comidas. Desayune como un rey o reina, almuerce como un príncipe o princesa y cene como un mendigo.
• Saltarse las comidas con frecuencia lleva a comer demasiado o a agarrar lo primero que vea. El desayuno fija el tono para el día. Un desayuno abundante y saludable le dará a su cuerpo la energía que necesita para llegar hasta el almuerzo.
• Un almuerzo bien planeado lo satisfará y un refrigerio saludable en la tarde le impedirán que sienta demasiada hambre a la hora de la cena.
• Una vez que haya cambiado uno o dos de sus viejos hábitos malsanos, trate de cambiar uno o dos más.
Errores alimenticios que cometemos cada día
• Lo que comemos: Poca variedad de comidas, pocos alimentos crudos, pocas frutas y verduras, mezclamos demasiados alimentos en una misma comida, abusamos de fritos, de precocinados o comida rápida.
• Cómo comemos: Masticamos poco, comemos deprisa, sin hambre o estamos demasiadas horas sin comer, bebemos demasiado durante las comidas, nos acostamos inmediatamente después de cenar. En resumen no hacemos de la comida un acto agradable ni le damos la importancia que se merece.
• Cómo tratamos los alimentos: Con indiferencia ya que dedicamos poco tiempo a elegirlos cuando compramos, nos interesamos poco en su frescura y su procedencia, y tampoco planificamos el menú semanal para evitar el desperdicio de comida. Y además los maltratamos, conservándolos mal, utilizando envases inadecuados, cocinándolos en exceso y a temperaturas muy elevadas.
Consejos para realizar un cambio de hábitos
En primer lugar hay que tener claro el objetivo: mejorar la dieta. Para ello no hace falta tener amplios conocimientos de nutrición, es suficiente con saber qué es lo que estamos haciendo mal para poder cambiarlo.
La motivación principal para el cambio ha de ser porque queremos, no porque debemos. Hacerlo por imperativo, por moda o por estética no conduce al éxito.
Es importante saber que los cambios drásticos no funcionan, hay demasiadas cosas en su contra, costumbres, gustos, adaptación, aceptación social y además es más difícil perseverar en un cambio que supone un gran esfuerzo. Por lo tanto hay que iniciar un cambio paulatino, empezando por aquello que nos resulte más fácil de modificar.
Llegados a este punto hay que fijar la primera meta, ha de ser clara y con fecha de inicio concreta. Por ejemplo:
• Si hemos decidido comer más fruta: “a partir de mañana añadiré fruta en la merienda”.
• Si hemos decidido no tomar tanto azúcar: “a partir de mañana solo pondré una cucharadita en el café”.
• Si hemos decidido consumir más verduras: “a partir de mañana cada semana introduciré una verdura nueva en la cena del martes, esta semana probaré la calabaza”.
La práctica ayuda
Puede pasar un tiempo antes de que usted pueda convertir sus hábitos malsanos en hábitos nuevos y saludables. Recuerde, a usted le tomó un tiempo formar sus hábitos y puede tomarle simplemente el mismo tiempo cambiarlos. No se rinda.
Lo que recalcamos es que la solución no viene de fuera, sino que está en nuestro esfuerzo y conciencia. Cualquier momento es bueno para empezar a cambiar.
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