El árbol de Argán (Argania Spinosa) es de la familia de las Sapotaceae y es un árbol perenne, originario de Marruecos. Puede llegar a medir hasta 10 metros y a vivir más de 150 años. Posee espinas y su tronco es agrietado y rugoso. Sus hojas, muy numerosas, son pequeñas y ovaladas con flores amarillas de 5 pétalos que florecen en Abril. Los frutos son unas nueces que están cubiertas por una cáscara que contiene entre 2 y 3 semillas. En Junio, cuando las nueces maduran, se secan y toman un color marrón.
Consejos para el cultivo del árbol de Argán
El árbol de Argán está acostumbrado a climas secos, áridos y por debajo de los 800 metros, por lo que tendrá más posibilidades de desarrollarse bajo estas condiciones.
Las nueces de Argán se siembra desde Enero hasta Junio. Para que las semillas germinen más fácilmente, debemos sumergirlas en agua tibia 48 horas antes de sembrarlas. Una vez sembradas pueden tardar hasta 3 meses en germinar. Se aconseja mantenerlas en un invernadero o en temperaturas de entre los 17 y 23ºC y que no les de la luz directa para que favorezca el proceso.
El exceso de agua puede ser un punto delicado en el cultivo del árbol de Argán. Recuerda que es un árbol con gran resistencia a las sequías. Por eso si lo regamos demasiado se puede producir podredumbre y otros desequilibrios en el plantón y en el árbol ya adulto. Por eso es importante regar poco e ir ajustando y conociendo las necesidades de agua que tiene, estas necesidades van en base al clima y tipo de suelo en el que lo cultives. Es preferible que la tierra esté seca a que esté húmeda, especialmente para los plantones, que son más delicados.
Necesita exposición directa al sol y un mínimo de horas para que se desarrolle correctamente.
Debemos tener en cuenta que éste árbol llega a tener unas raíces muy profundas
El árbol de Argán puede tardar entre 5 y 6 años en dar fruto. Propiedades y aplicaciones terapéuticas del aceite de Argán
El aceite de Argán se puede disfrutar en la cocina y también se pueden aprovechar sus propiedades medicinales para la salud en general y el buen estado de la piel y la regeneración celular en particular.
Las semillas son ricas en ácido oleico (Omega 9) y linoleico (Omega 6), beta-caroteno, polifenoles (antioxidantes), tocoferoles (Vitamina E) o esteroles.
En uso cosmético, lo podemos añadir cuando elaboramos jabones, cremas, mascarillas para la piel o el cabello, para fortalecer las uñas, etc. Aunque también podemos aplicar y usar únicamente el aceite y seguir así aprovechando sus bondades.
El aceite de Argán se ha utilizado tradicionalmente para:
El aceite de Argán mejora y alivia las enfermedades gastrointestinales
Previene las enfermedades cardiovasculares
Tiene gran acción anticancerígena debido a los esteroles.
Además el aceite de Argán tiene efecto antiséptico, siendo muy útil para limpiar pequeñas heridas.
El efecto fungicida hace al aceite de Argán un remedio muy efectivo a la hora de combatir hongos en las uñas, etc. Se aplica sobre la zona afectada y se deja durante toda la noche. Además, las fortalecerá notablemente.
Alivia los dolores reumáticos si masajeamos las zonas afectadas con aceite.
Mejora los casos de eccema
Da fuerza y vida a los cabellos débiles o quebradizos.
Aporta elasticidad a la piel, de ahí su beneficios de usarlo para evitar estrías o arrugas
Calma el picor y la irritación de la piel.
Es un buen protector de la piel ante la exposición solar
Regula la secreción sebácea de la piel, por eso es beneficioso en casos como el acné u otros problemas en la piel y cuero cabelludo en los que hay un desequilibrio de este tipo.
Alivia y regenera la piel en casos de quemaduras
Para que el aceite de Argán mantenga todas sus propiedades se deben prensar las semillas ya tostadas en frío.
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