“Tu vida es un regalo de tus padres, piensa en ellos, en tus hermanos y tus hijos”
Dice la señal con la que nos encontramos cuando nos adentramos en el el bosque de Aokigahara, a los pies del monte Fuji, en Japón.
En la parte inferior de la señal aparece un número de teléfono de un servicio de apoyo a los suicidas junto con el texto
Por favor, no se preocupe por su dinero. Hable con nosotros
También conocido como el Mar de Árboles, debido al aspecto de los arboles que crecieron sobre la lava tras la erupción del Fuji allá por el año 800, este bosque es desgraciadamente famoso por la cantidad de gente que llega hasta él para suicidarse. 600 personas se adentran cada año con intenciones de terminar con su vida, de las cuales 100 lo consiguen.
Cuando nos acercamos, es común ver en los aparcamientos de las inmediaciones vehículos abandonados de gente que se adentró en el bosque y nunca más volvió a por ellos.
Hay varios motivos por el que este bosque es un reclamo para dejar este mundo: el primero y principal se debe a la literatura; una novela de 1960 del escritor japonés Seichō Matsumoto llamada ‘Kuroi Jukai’ o ‘Árboles del Mar Negro’ donde una mujer acaba suicidándose en el bosque del mismo nombre.
Después, otro libro llamado “El completo manual del suicidio” de Wataru Tsurumi, con más de un millón de copias vendidas en Japón, recomendaba el Mar de árboles como el lugar perfecto para morir.
El libro ha sido encontrado al lado de muchos de los cadáveres.
Otro de los motivos importantes es que si una persona se quita la vida en la ciudad, sus familiares deben pagar los gastos que ocasione, cosa que no ocurre si desapareces en un bosque.
Por ejemplo si alguien decide arrojarse a las vías del tren, la familia tendrá que acarrear con el coste de los retrasos en el trayecto a todos los pasajeros del mismo e indemnizar a la compañía ferroviaria por todos los inconvenientes que pueda causar.
Desde que el cartel fue colocado, el número de suicidios ha disminuido en un 10%. Las autoridades publicaban las estadísticas todos los años, pero dejaron de hacerlo para detener el efecto llamada.
En el bosque hay tantos cuerpos sin vida que los Yakuza (mafia japonesa) pagan a los vagabundos para que fueran al lugar a robar los cadáveres.
Como siempre, este tipo de historias tienen sus propias leyendas, como en la que se dice que el bosque es una especie de centro telúrico o magnético que atrae allí a los suicidas como la miel a las abejas.
Aunque algunos estudios han demostrado que esto es falso y no existe alteración alguna del magnetismo en el lugar.
Visto en : lavozdelmuro
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