La transición alimentaria que hemos vivido en España ha empujado a las familias a que cada vez destinemos menos tiempo a todos los procesos relacionados con la comida.
La disponibilidad de productos, el aumento del poder adquisitivo medio (hasta la entrada de la crisis) y el cambio en la rutina laboral y social, ha hecho que eventos como la compra, la preparación e incluso el cultivo de los alimentos estén alejados de la realidad del núcleo familiar.
El cambio se ha producido de una sociedad creada en torno a un modelo con la comida como centro de atención (a la hora de establecer horarios laborales, los vínculos familiares o incluso el propio empleo) a una situación donde el único contacto con esta línea de distribución se limita a llenar un carro, una cesta o unas bolsas de la compra.
Al ser la alimentación una necesidad básica, estamos “condenados” a adquirir productos alimentarios, día tras día, semana tras semana, e invertimos gran parte de nuestra economía doméstica en la comida, suponiendo en muchos casos un gran porcentaje de nuestros gastos. Además, tal y como somos, una sociedad de consumo, nuestro comportamiento como ciudadanos influirá notablemente en el modelo en el que vivimos.
Comprar con criterio y teniendo en cuenta todos los factores es una tarea muy complicada, pero hay pautas a seguir para que nuestra compra pueda ser mucho más responsable, y podamos enfocarla para disminuir su impacto ambiental y económico.
¿QUÉ TENER EN CUENTA PARA REALIZAR UNA COMPRA RESPONSABLE?
Elección de envases:
Hay que valorar qué tamaño de envase escoger, los de mayor tamaño suponen menor impacto ambiental y contaminación, ya que hay menor cantidad de plástico/cartón en relación a la comida que contiene, pero también corremos riesgo de que sobre y haya que desechar la comida. La elección de uno u otro debe ser valorada para cada familia e individuo (no tiene sentido abrir 3 botes de tomate frito cada vez que se recurre a este alimento en casa, al igual que tampoco lo tiene dejar una lata enorme de atún abierta durante una semana si es que vivimos solos).
Especialmente debemos prestar atención a alimentos como salsas, botes de legumbres, bolsas/latas de verduras, bandejas de carne/pescado o incluso el pan, para hacer una elección responsable tanto con el envase como con el alimento.
No olvides llevar tus propias bolsas, mochilas, carros de la compra o cestas para no consumir más bolsas de las necesarias.
Las carnicerías y pescaderías tradicionales presentan su producto en mostrador y suelen ofrecértelo en papel especial, evitando el consumo de bandejas de poliespan y plásticos, más recurridos en supermercados.
Atiende al etiquetado:
Si queremos reducir el impacto ambiental la mejor elección que se puede hacer es consumir productos locales y de temporada, de esta manera evitamos transportes muy prolongados con sus consiguientes emisiones o el gasto energético que supone mantener los alimentos en cámaras frigoríficas. Por si fuera poco, suelen compartir además, un mejor precio por minimizar los gastos de transporte o almacenamiento.
Son cada vez más comunes las iniciativas que buscan compartir una producción sostenible de alimentos, gente que encabeza proyectos como este, que permiten iniciarse en la agricultura local por sólo 200€ de inversión. Podéis consultar el calendario de frutas y verduras de temporada para hacer elecciones más responsables.
No hay que olvidar tampoco, que con estas elecciones, es más fácil invertir y ayudar a la economía local, beneficiándonos con un enriquecimiento de la región. Las empresas medianas y pequeñas suelen tener también una gestión de recursos que externaliza menos los impactos.
El hecho de conocer el etiquetado nos permite también optar y ejercer nuestra elección responsable sobre a qué empresas queremos “ayudar” con nuestro gasto. Esto implica no sólo consumir o no de una marca en concreto, sino el apoyo o la negación a ciertas prácticas que consideremos poco éticas: bloqueos económicos, acuerdos injustos, lobbies de presión o especulación con la comida. Como ya abordamos en el blog con la colaboración de Miguel Muñoz: Comer, a veces, es un acto político.
¿Todos los alimentos impactan por igual?
¿Es igual de impactante el arroz que un filete? ¿Y el pan es menos impactante que el pescado? ¿Es ético plantearse la disminución del consumo de carne? ¿Por qué se dice que el vegetarianismo es menos impactante que un consumo estándar?
Seguro que son cuestiones que has escuchado alguna vez, efectivamente, a nivel energético global, es muy diferente la inversión de energía y recursos (tanto de superficie como de materias primas) que hay que invertir para obtener una determinada cantidad de energía en forma de alimento, dependiendo de cuál se trata.
Una cantidad X de energía obtenida a través de un filete de ternera, requiere muchos más recursos que esa misma cantidad obtenida a través de patata por ejemplo. Los productos cárnicos por lo general, son mucho más impactantes que los productos de origen vegetal. Una cuestión de sostenibilidad que hace que muchas personas aboguen por una reducción en la dieta de los derivados cárnicos, o incluso acogerse a la opción del vegetarianismo, opción que para nada es incompatible con una óptima salud a pesar de muchas opiniones sanitarias poco rigurosas, y que sí está respaldada por la ADA (Asociación Americana de Dietistas) y nuestra propia AEDN. Os recomiendo que leáis este post de Lucía que recopila esa evidencia, y su propio blog. Motivos, que además se acompañan de los argumentos de sostenibilidad que muestra el siguiente vídeo:
La animación nos presenta como mantenemos en el Norte, un consumo proteico elevado respecto a las necesidades, empujando a una incoherente proporción energética de los macronutrientes en la dieta. No sólo a nivel de salud con las dietas hiperproteicas, también a nivel ambiental.
Planificación de la compra:
Es importante concretar qué vamos a comprar y qué necesitamos adquirir, de esta manera, podremos realizar un itinerario adecuado, evitaremos comprar productos que no necesitamos realmente, nos permitirá comprar el ingrediente que nos falta para aprovechar aquellas porciones que tenemos “abiertas” o “preparadas” en casa, nos ahorrará tiempo y permitirá adquirir los productos refrigerados y congelados al final.
Se recomienda llevar una bolsa isotérmica, no cuestan mucho dinero, se pueden reutilizar, y nos hará ahorrar energía en casa además de garantizarnos que el producto se ha conservado mejor durante el transporte en casa (esto es especialmente importante en compras grandes y en grandes superficies, donde se tarda más en regresar al hogar).
Anotar una lista de alimentos a comprar, o preparar el menú semanal previamente, también garantiza que la elección de las cantidades será más acorde a la realidad, y es más fácil obtener finalmente un menú variado que si improvisamos día a día. Esto acaba traduciéndose en calidad de la dieta y en salud, si recurrimos a lo fácil y sin planificación difícilmente abandonaremos una rutina establecida de alimentación cómoda y poco variada.
Gestión de los excedentes en casa:
El congelador es un gran aliado para guardar raciones de comida sobrantes, y no tiene por qué afectar de forma notable las características del alimento si se siguen estos consejos para congelar o descongelar un alimento.
Incluso podemos recurrir a cambiar la forma de preparación de los platos que tengamos en exceso si es que tenemos la nevera repleta: unas patatas o verduras pueden convertirse en un puré o el principio de un cocido. La fruta que se va a echar a perder puede formar parte de mermelada o confitura casera.
El pescado o carne puede servir para hacer croquetas, hamburguesas caseras o acompañar con un sofrito a un arroz o pasta. ¡Intenta no desperdiciar comida.
Incluso podemos recurrir a cambiar la forma de preparación de los platos que tengamos en exceso si es que tenemos la nevera repleta: unas patatas o verduras pueden convertirse en un puré o el principio de un cocido. La fruta que se va a echar a perder puede formar parte de mermelada o confitura casera.
El pescado o carne puede servir para hacer croquetas, hamburguesas caseras o acompañar con un sofrito a un arroz o pasta. ¡Intenta no desperdiciar comida.
Esta entrada aborda algunas de las pautas a considerar si quiere optimizar tu compra, tanto ambientalmente como para tu bolsillo, como acaba de empezar el año, si tienes como propuesta mejorar tu alimentación para el 2013, te recomiendo que le eches un vistazo a la entrada “Consejos para adquirir en el año nuevo“ no llevamos casi nada de año y estamos a tiempo de ponerlos en marcha.
Fuente: http://midietacojea.com/2013/01/16/compra-responsable-algo-mas-que-llenar-un-carro/
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