El llamado Síndrome por Déficit de Testosterona puede considerarse un paso más allá de la medicalización de la andropausia nacida a la sombra de la promoción del medicamento Viagra.
Un valeroso grupo de médicos han analizado la estrategia de invención/creación/promoción de una no-enfermedad como es este nuevo síndrome y lo han publicado en Gaceta Sanitaria.
Lo resumen así:
“El llamado «síndrome por déficit de testosterona» es más bien una amalgama de síntomas inespecíficos propios del proceso fisiológico del envejecimiento. Sin embargo, ha sido objeto de una intensa actividad promocional que ha presentado el problema como dealta prevalencia y de elevado impacto en la salud pública.
Dicha estrategia ha ido acompanada de la irrupción de preparados de testosterona de fácil administración en el mercado farmacéutico y ha generado importantes ventas a las empresas que los han comercializado.
La promoción comercial del síndrome por déficit de testosterona y sus remedios ha explotado los tópicos culturales del envejecimiento y la sexualidad mediante campanas de sensibilización promovidas por los laboratorios implicados y divulgadas por medios de comunicación, con participación de numerosos expertos y con el aval de sociedades científicas, lo que supone un caso paradigmático de invención de enfermedad (disease mongering)”.
El déficit de testosterona NO es una enfermedad. Los síntomas que se le atribuyen soninespecíficos; los medios para determinar las cifras de testosterona escasamente válidos y fiables; en la respuesta al tratamiento hay un componente importante de efecto placebo y su uso está asociado a numerosas reacciones adversas.
Es digno de atención el trabajo que hacen estos galenos de resumir los conceptos utilizados en la promo de este supuesto síndrome y su tratamiento hormonal (uno de cuyos ejemplos es el expuesto en la foto).
In Spain, que casi siempre is diferent, la diana de los mensajes es el “hombre común” o con la típica “barriga cervecera“, que “sin saberlo” puede “esconder un problema”: unaenfermedad, un riesgo cardiovascular y un riesgo de muerte o eso trata de vendernos.
La información a los profesionales sanitarios se realiza mediante actividades formativas, revistas científicas y prensa especializada. El aval de líderes de opinión (expertos) y es un gancho necesario. Los congresos y las actividades de formación continuada suelen ser el escenario donde se toma contacto con la maquinaria promocional.
En ocasiones van más allá y los laboratorios desarrollan una captación de potenciales clientes ofreciendo gratuitamente análisis para determinar la testosterona a todo el que se preste.
En las campañas no se cita ninguna marca comercial pero mirad la web deBayer tenemosunaedad.com, nos presentan problemas que todo el mundo puede sentir alguna vez (falta de energía o de concentración) como algo fuera de lo normal. Seguidamente, delatan al causante de esos síntomas, que no es el proceso fisiológico del envejecimiento sino una “enfermedad”: el síndrome por déficit de testosterona.
Conclusión:
El síndrome por déficit de testosterona, asociado a síntomas propios del envejecimiento natural, se ha transformado en enfermedad y ha sido objeto de una intensa actividad promocional en los medios y las redes sociales, con la colaboración de expertos y de sociedades científicas. Se precisa una respuesta clínica y de salud pública que denuncie tanto los abusos de la propaganda como las carencias científicas en ella y en general respecto a esta “no enfermedad”.
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