En España hay 100.000 hectáreas dedicadas al cultivo de maíz transgénico. Al tiempo son varios los países que ya han desarrollado iniciativas para frenar su cultivo: Austria, Grecia, Italia, Hungría, Polonia y Francia y recientemente, Luxemburgo. España sigue siendo el único país de la Unión Europea que cultiva transgénicos a escala comercial, permitiéndose desde 1998 el cultivo de variedades de maíz transgénico como el Bt 176 y el MON 810.
Además, también se están sembrando en nuestros campos cultivos experimentales como el tabaco, la colza, la remolacha y otros tipos de maíz.
Ahora me entero de que el 22 de marzo de 2012, el Comité Andaluz de Control de OMG(Organismos Modificados Genéticamente), dependiente de la Secretaría General del Medio Rural y la Producción Ecológica, dio permiso a la multinacional Bayer para realizar ensayos con algodón transgénico (evento GHB614) resistente al tristemente célebre herbicida glifosato en cuatro municipios sevillanos (Montellano, Brenes, Burguillos y Coria del Río) y uno gaditano (Villamartín).
Esto es posible gracias a que laComisión Nacional de Bioseguridad, ente del Estado considera que los ensayos no suponen un riesgo significativo para la salud humana y/o el medioambiente”, posicionándose a favor de la industria biotecnológica contaminante.
Otro ejemplo es que el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente subvenciona a multinacionales que desarrollan este tipo de agricultura. Cargilles, posiblemente, la mayor empresa de capital privado (familiar, no cotizada) del mundo y recibió a finales del año 2014 más de 50.000 euros de ayuda.
Aún hay más: desde la página de la Junta de Andalucía se hace una apología de los transgénicos destinada a los escolares.
Todas las encuestas de opinión muestran el claro rechazo social hacia la introducción de los transgénicos en nuestra agricultura y alimentación.
Un eurobarómetro de 2010, con 16.000 encuestas constató un incremento de rechazo a los transgénicos: había subido del 57% de 2005 hasta el 61%. Mientras, el apoyo bajó del 27% al 23% (en España del 66% en 1996 al 35%).
Es un rechazo claro, porque los transgénicos pueden suponer un problema de salud pública; a modo de ejemplo, el MON810XNK603, estudiado por el Gobierno austriaco, ha demostrado causar problemas de fertilidad en ratones alimentados con ese maíz y, además, supone una grave amenaza para un modelo de agricultura y alimentación más sostenible, enfocado a producir alimentos de calidad de un modo respetuoso con el medio ambiente.
Los grandes oligopolios del sector como Monsanto, responsable de multitud de impactos ambientales, persisten en afirmar que los transgénicos son la panacea pero allí donde se está extendiendo el cultivo de transgénicos, la agricultura ecológica y la convencional está en retroceso, debido a la contaminación genética de sus cultivos.
Tras años desde su introducción en los mercados, las grandes promesas de los cultivos transgénicos están muy lejos de hacerse realidad: no han aumentado el rendimiento de los cultivos; no han mejorado la calidad de los alimentos; han perjudicado el medio ambiente devastando la biodiversidad y ni mucho menos han contribuido a solucionar el problema del hambre en el mundo.
Muy al contrario, en los principales países productores están apareciendo ya problemas agronómicos relacionados con este tipo de cultivos, se están agudizando los daños ambientales como el abuso de pesticidas y se agravan las situaciones de dependencia económica, pobreza, injusticia, polarización y exclusión social.
Por Miguel Jara 14 de enero de 2015
http://www.migueljara.com/2015/01/14/espana-paraiso-para-el-cultivo-de-transgenicos/
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