En una especie de revolución contra las empresas de servicios públicos tradicionales, miles de japoneses han comenzado a generar su propia energía con células de combustible de hidrógeno y paneles solares, convirtiendo al país en el principal laboratorio del mundo en este frente.
Dos años y medio después de que un tsunami inhabilitara una gran planta nuclear, una fuente primaria de electricidad, constructoras de viviendas están incorporando tecnologías alternativas como una característica estándar en las casas nuevas. La mayor constructora japonesa de viviendas, Sekisui House Ltd., 1928.TO -1.42% señala que 80% de las unidades que produce tienen energía solar y la mitad poseen células de combustible, una tecnología emergente que no es muy conocida en otros países.
“Si va a usar electricidad, quizás sea mejor que usted mismo la genere”, indicó, Kenichi Ishida, ejecutivo de Sekisui, al describir la perspectiva nacional.
La decisión de estos japoneses de desconectarse de la energía centralizada plantea una situación inquietante para las empresas de servicios públicos.
Las principales compañías eléctricas de Japón están perdiendo miles de millones de dólares al año, en gran parte debido a que todas las 50 plantas de energía nuclear del país fueron cerradas durante los 14 meses subsiguientes al terremoto y el tsunami de marzo de 2011. Recientemente, Tokyo Electric Power Co., 9501.TO +2.35% que fue nacionalizada el año pasado, ha estado batallando con el peor derrame de agua radioactiva desde el accidente, provocado por un tanque con filtraciones en la planta de Fukushima.
Las empresas eléctricas han tenido que elevar las tarifas repetidamente a medida que compran combustible importado caro.
Los aumentos en las facturas y el frecuente caos durante el proceso para limpiar Fukushima han generado interés en las nuevas fuentes de energía. Las encuestas muestran que la mayoría de los japoneses quieren eliminar gradualmente los reactores nucleares. Al mismo tiempo, la recuperación económica bajo el primer ministro Shinzo Abe socava los argumentos de que la energía nuclear es crucial para la economía.
“Ya que Japón es un país con muchos terremotos, no podemos depender de la energía nuclear”, dijo Tomoko Hagihara, un trabajador administrativo de Osaka, que planea construir una vivienda con energía solar y una célula de combustible.
Esta tendencia está ayudando a algunas empresas de tecnología. Kyocera Corp., 6971.TO -2.80% reportó un incremento de casi tres veces en su ganancia entre abril y junio sobre un alza en las ventas en su división solar de 44%.
Entre las constructoras de viviendas, Sekisui House dijo que las ganancias del período entre mayo y julio se duplicaron frente al año anterior, impulsadas por el interés en nueva energía, además de una fuerte demanda del consumidor en general.
Hasta fines de marzo, unos 40.000 propietarios de viviendas en Japón habían instalado células de combustible, según la Asociación de Gas de Japón. Aunque se trata de un porcentaje pequeño, la demanda está creciendo rápido. Tokyo Gas,9531.TO +0.19% el mayor vendedor de células, dice que recibió pedidos de unas 10.000 células entre abril y septiembre.
Una ley japonesa aprobada después del desastre nuclear ha consolidado la línea divisoria entre ganadores y perdedores. Para incentivar las energías alternativas, la ley obliga a las empresas eléctricas a comprar toda la energía excedente que un hogar o negocio genere.
Los escépticos dicen que el alza en la autogeneración eléctrica está siendo impulsada por los subsidios en lugar de las fuerzas naturales del mercado, y agregan que no es sostenible. Además de garantizar tarifas favorables en la energía solar con la ley aprobada después del tsunami, el gobierno también ha ofrecido subsidios desde antes del desastre para cubrir un tercio o más del costo de una célula de combustible, que cuesta entre US$15.000 y US$20.000.
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