Que los niveles de vitamina D entre la población mundial no se encuentren en la situación óptima es un problema que afecta a la mayoría de países.
En España, pese a la calidad de vida que siempre nos ha caracterizado, tampoco nos libramos de este déficit que afecta cada vez más a nuestra salud.
La leche, las grasas de pescado y la luz solar suplen la carencia de vitamina D. (Foto: Fotolia) Aunque casi todos sabemos que la falta de vitamina D envejece nuestros huesos, este 'defecto nutricional' común entre los españoles tiene muchas otras consecuencias que debes conocer.
Aquí te las explicamos con vistas a que puedas ponerle remedio a este problema cuanto antes:
Para empezar, hay que saber que la vitamina D es una hormona involucrada en un complejo sistema endocrino y, concretamente, una pieza clave para mantener el equilibrio del calcio, del fósforo y de la salud mineral ósea.
Sin embargo, también ejerce otras acciones importantes, modulando el crecimiento y la diferenciación celular en una amplia variedad de tejidos, la actividad endocrina del páncreas, del riñón y potenciando el sistema inmune.
En este sentido, los niños, las embarazadas, los adultos mayores y los pacientes hospitalizados son los grupos con mayor riesgo de padecer un déficit en esta vitamina.
Tanto en niños como en adultos, el déficit de vitamina D puede asociarse con el raquitismo, aunque la carencia de esta vitamina en los adultos también puede afectarles con el desarrollo de enfermedades como la osteopenia, la osteoporosis o con un aunento del riesgo de caídas y fracturas.
Además, recientemente se ha vinculado el déficit de vitamina D con un aumento del riesgo de padecer o tener una peor evolución de enfermedades de base autoinmune, cardiovasculares, infecciones y diversos tipos de cáncer.
Entre éstas destacan la esclerosis múltiple, la enfermedad de Crohn, la diabetes mellitus 1 y 2, la hipertensión, el síndrome metabólico, el cáncer de mama, de próstata y de colon, la tuberculosis, las infecciones respiratorias, el asma, las alergias y las demencias.
Y es que el sol es la fuente más importante de vitamina D para nuestro organismo. Aunque se absorbe en muy poca cantidad a través de la comida, los expertos recomiendan seguir unadieta que incluya pescados grasos (arenque, salmón, caballa), yema de huevo y carne.
Asimismo, algunas leches, zumos, cereales, setas o el aceite de hígado de bacalao pueden ayudar a alcanzar los niveles óptimos de esta vitamina.
En cuanto a la cantidad de sol necesaria, basta con una exposición de 10 minutos de brazos y cabeza (no protegidos) 3 veces a la semana para prevenir el déficit de vitamina D.
Los preparados multivitamínicos también ayudan a prevenir su carencia, pero recuerda que la suplementación debe estar supervisada por un médico.
Por Monica De Haro
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