El cribado de cáncer de mama es una de las intervenciones preventivas más discutidas. Hay incluso quien ha escrito que si las mamografías fueran un medicamento estarían prohibidas (y no un cualquiera, sino el responsable del Centro Cochrane deCopenhagen). Se observa escasa atención en los ensayos clínicos a los daños que puede provocar el cribado. El sobrediagnóstico de cáncer de mama se ha cuantificado solo en el 7% de los ensayos clínicos y los falsos positivos -cuando el médico te dice que tienes ese tipo de cáncer pero luego resulta que no- se ha cuantificado sólo en el 4% de los ensayos clínicos.
Es decir, en los estudios experimentales (ensayos clínicos) se suelen ignorar y no considerar los daños del cribado de cáncer de mama, de manera que ni siquiera se estudian ni se siguen. El sesgo implícito es que “la mamografía sólo produce beneficios”. Esto supone un grave error conceptual pues la práctica científica honrada exige considerar siempre que toda intervención médica puede producir beneficios al tiempo que daños.
Así lo documenta la reconocida publicación médica British Medical Journal (BMJ) en un estudio reciente titulado Quantification of harms in cancer screening trials: literature reviewy que supone una revisión exhaustiva de la literatura científica en torno al cribado.
Al tiempo están apareciendo textos nuevos sobre la locura en la que están convirtiéndose las mastectomías “preventivas”. La mastectomía bilateral en cáncer se ha multiplicado por cuatro (hasta en el 25% de las mujeres se extirpa la mama sana al tiempo que la mama con cáncer) mientras que el riesgo de cáncer es de un 0,5% (0,5%-0,75% y no ha aumentado a lo largo de los años).
En cuanto a la mastectomía contralateral “profiláctica” podemos concluir que existe verdadero miedo contra realidad y que está produciéndose una sobreestimación del riesgo por las mujeres y sus médicos y doctoras.
Sería bueno que hubiera más prudencia en las consultas. Estudiar bien los datos que aportan estos estudios. No podemos dejarnos guiar por el miedo sino por los datos concretos. De otro modo se puede hacer más daño que bien:
La mamografía disminuye un 21% la mortalidad por cáncer de mama al cabo de diez años de cribados, pero en sentido absoluto se disminuye la mortalidad por cáncer de mama un 0,1%, del 0,5% al 0,4%.
Hace poco que se ha publicado una revisión Cochrane sobre el cribado de cáncer de mama mediante mamografía:
La disminución de las tasas de mortalidad por cáncer de mama se deben principalmente a la mejora de los tratamientos y la concienciación sobre el cáncer de mama, por lo que no estamos seguros de los beneficios del cribado en la actualidad. El sobrediagnóstico tiene costes humanos y aumenta el número de mastectomías [cirujía de mamas] y muertes.
La probabilidad de que una mujer se beneficie del asistir a las pruebas de cribado es pequeña y en el mejor de los casos -si nos basamos en los resultados de ensayos aleatorios- diez veces más pequeño que el riesgo de que pueda experimentar daños graves en términos de sobrediagnóstico. Así que seamos más críticos con determinadas pruebas “preventivas” y apostemos por una verdadera prevención basada en hábitos saludables.
Por Miguel Jara
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