La felicidad es un destino cambiante. Cuando conseguimos aquello que queremos aparecen nuevas metas, por lo tanto, somos felices durante unos minutos para luego dejar de serlo otra vez hasta que conseguimos nuestra nueva meta.
Desde la psicología, esta situación es llamada hedónica: la eficacia de un nuevo placer desaparece con el tiempo.
Hay un campo llamado psicología positiva que, en parte, explora cómo llegamos a ser felices. El objeto de este interés es aportar nuevos conocimientos acerca de la psique humana no solo para ayudar a resolver los problemas de salud mental que adolecen a los individuos, sino también para alcanzar mejor calidad de vida y bienestar, todo ello sin apartarse nunca de la más rigurosa metodología científica propia de toda ciencia de la salud.
Para entender un poco mejor en qué consiste la Psicología de la felicidad, os dejo esta conferencia de Martin Seligman, el fundador de dicha rama de la psicología:
La Psicología positiva examina experiencias subjetivas positivas (placer, felicidad), rasgos positivos (fortalezas, intereses) y las instituciones positivas (escuelas, comunidades) que nos apoyan.
Martin Seligman, considerado como el fundador de la psicología positiva, postula en su teoría de la felicidad que tomamos decisiones que creemos que en el futuro nos harán sentir bien, por lo tanto, nuestro objetivo en la vida es sentirse bien, y tomamos decisiones en consecuencia.
Pero, ¿realmente lo hacemos así? La teoría de la felicidad no pudo explicar por qué elegimos cosas que no siempre son placenteras.
Seligman recientemente mejoró su teoríapara explicar el impacto de las relaciones y el significado de nuestras decisiones. En definitiva, nos preocupamos por las cosas no placenteras porque las personas implicadas en esas situaciones nos importan, necesitan de nuestra ayuda y porque creemos que es bueno y correcto.
Las tres vías fundamentales a través de las cuales podemos iniciar o perseguir el camino de la felicidad son:
1) La vida placentera: esta vía persigue aumentar las emociones positivas en el pasado, en el presente y en el futuro.
2) La vida comprometida: se trata de la puesta en práctica de las fortalezas personales con el objetivo de desarrollar un mayor número de experiencias óptimas, de flujo de conciencia (“flow“).
3) La vida significativa: esta vía incluiría el sentido de la vida y el desarrollo de objetivos que van más allá de uno mismo.
Por supuesto, las tres vías no son exclusivas, es decir, se pueden perseguir diversos objetivos en el camino de la felicidad y recorrerse desde distintos lugares.
La investigación de la psicología positiva indica que cuando nos sentimos bien somos más propensos a hacer el bien. Estas estrategias prácticas son efectivas para mejorar el estado de ánimo y la calidad de vida.
Artículo escrito por Carolina Ávila Vila
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