Abren la primera clinica para dejar de chuparse el dedo.

Laura Donnelly, Telegraph.co.uk

Para muchos, la visión de un niño de teta, el pulgar es el cuadro final de la inocencia. La mayoría de los niños dejan de chuparse los dedos o los pulgares entre la edad de tres y seis, cuando ya no causan daño alguno.

Sin embargo, aquellos que continúan en sus dientes permanentes crecen los riesgos que afectan a su desarrollo de la mandíbula y la posición de los dientes.

Aunque la mayoría de los ortodoncistas están acostumbrados a tratar estos síntomas, el centro de la metamorfosis en el oeste de Londres es el primero en establecer una clínica de "chuparse el dedo" para hacer frente a la propia costumbre.

Las armas en su arsenal incluyen una gama de dispositivos de metal colocada en la boca, lo que significa que se chupan los pulgares o los dedos ya no con la comodidad que de ella se derivan, así como más plástico convencional "thumbguards" que cubren el propio dedo pulgar y que los niños encuentran difícil de quitar.

El Dr. Neil Counihan, fundador de la clínica, dijo que decidió abrir el servicio privado luego de años de tratar a los niños cuyas mandíbulas y dientes habían sido gravemente afectados por la prolongada succión del pulgar.

Si bien en un hábito a largo plazo no tuvo consecuencias para algunos niños, que podría agravar y causar importantes problemas estructurales para los otros, dijo.

Muchos padres no tenían claro el asunto, dijo el Dr. Counihan.

El ortodoncista dijo: "Muy a menudo los padres se preocupan de la succión del pulgar en una etapa en que no hay realmente nada de qué preocuparse. Algunos se preocupan cuando un niño se encuentra todavía en pañales.

"Los problemas comienzan a la edad de seis años, cuando los dientes permanentes comienzan a salir adelante. Lo primero que hacemos es educar a los padres e hijos, y luego de determinar qué acción tomar."

Los remedios tradicionales para desalentar el hábito de incluir la adopción de mostaza en los dedos y las uñas o recubrimiento con esmalte especial de sabor amargo.

"Sabemos que los niños se chupan el pulgar porque tiene una sensación placentera, relajante", dijo el Dr. Joffe.

"Si usted es demasiado duro para tratar de romper un hábito en un niño, el riesgo es que te causa un hábito totalmente nuevo - tal vez una más difíciles, tales como orinarse en la cama. La psicología de la que puede ser difícil.

"Personalmente, yo siempre aconsejo a los padres que no forzar el tema demasiado, y utilizar incentivos en lugar de emitir demasiadas amenazas de los dientes de ciervo, que a menudo resultan ser vacía, ya que no sabemos que los niños van a sufrir las consecuencias de chupándose el pulgar ", dijo el ortodoncista.