Colores en la vestimenta
Los colores en la vestimenta son muy importantes, siempre tenemos unos colores que, por alguna razón, nos atraen más que otros, son nuestros favoritos.
¿Por qué nos gustan unos colores y rechazamos otros? ¿Por qué en cambio en determinadas ocasiones preferimos usar otros y nunca se nos ocurriría usar determinados colores?
El Feng Shui clasifica a los colores dentro de cinco categorías básicas según los Cinco Elementos (Fuego, Tierra, Metal, Agua y Madera) Cada uno de ellos expresa una energía particular, que irradia hacia los demás y hacia nosotras mismos, favoreciendo determinadas actitudes y debilitando otras. Todo es cuestión de encontrar el momento adecuado para cada Elemento.
rojos y naranjas: el elemento Fuego
Las culturas que se desarrollan en climas fríos tienden a usar el rojo (Ej.:los monjes que habitan en el Himalaya) por su connotación de calidez y vitalidad. La energía del fuego es expansiva: desmaterializa y expande.
Por eso cuando usamos el rojo nuestra presencia se "agranda", el rojo exalta y atrae la atención hacia nosotros. Por lo tanto, el uso de este color transmite poder e inspira confianza en quien lo porta: se dice que J. Kennedy siempre usaba el rojo en su corbata.
En el ámbito laboral se usa siempre en pequeñas dosis. El rojo induce a los demás a tomar decisiones rápidas e instintivas, incluso agresivas. Hay que evitarlo, por lo tanto, cuando necesites que los otros sean pacientes y detallistas contigo.
SI al rojo
Para convertirse en el "alma" de la fiesta...
Para atraer las miradas...
Para que "él" se decida...
Para exaltar la competencia...
NO al rojo
Para enfrentar una situación conflictiva...
Para el primer día en tu nuevo trabajo...
Para juntarse a estudiar...
Verde: el elemento Madera
El verde en la moda es siempre un color transicional. Se tiende a usar poco, porque es difícil conseguir el tono de verde adecuado que complemente con nuestra piel para que no resulte amarillenta.
En la Edad Media, las novias se vestían de verde para expresar su fertilidad, los ejércitos comenzaron a usar el verde en sus uniformes en la época expansionista. El verde sugiere crecimiento, ideas nuevas y originalidad; hay que preferirlo en los ámbitos en donde estas cualidades sean valoradas. En cambio, hay que evitar el verde allí donde necesites proyectar una imagen de solidez, de estabilidad, de madurez y de confianza.
SI al verde
Para futuras mamás...
Para maestras jardineras...
Para diseñadoras y artistas...
Para reunirse con amigas...
NO al verde
Para visitar enfermos...
Para asesorar...
Para firmar un contrato...
Plateado/Blanco: el elemento Metal
Cuando necesitamos agregar peso o representar el valor intrínseco de alguna cosa, como la moneda, generalmente recurrimos a los metales: el metal representa un estado de máxima densidad de la materia.
La cultura tecno, por ejemplo, que privilegia el uso de metales y superficies metalizadas, expresa el valor de lo material. En la moda el exponente más característico es Paco Rabanne: usa telas metálicas, simulando monedas, los hilos son alambres, los casquetes hacen juego.
El Metal puede aparecer en nuestro vestuario en forma de blanco o de objetos brillantes: cuando predomina en tu vestimenta proyecta una imagen limpia, induce en los demás un comportamiento cuidadoso, educado, protocolar y reflexivo.
SI al blanco
Para una reunión muy formal...
Para una entrevista de trabajo...
Para un examen (como alumna o como profesora).
NO al blanco
Para divertirse y pasarla bien...
Para ir a bailar...
Para estar con niños...
Negro/Azul oscuro: el elemento Agua
El agua se adapta al recipiente que la contiene, complementa a los demás pero también los modifica de manera sutil y persistente. El negro, en la moda, es el color comodín, va con todo, se ve bien, siempre luce fino aún cuando la tela no lo sea tanto. Visualmente estiliza, oculta las imperfecciones.
Por lo tanto, el negro expresa que deseamos que el otro se acerque, se exponga y "descubra" nuestro mundo interno y el suyo propio. El negro lo absorbe todo, es misterioso e induce a los demás a explorarnos, a abrirse, a mostrarse, a confiarnos secretos. Hay que evitar el color negro allí donde necesitemos generar un nivel de comunicación dinámico, franco y abierto.
SI al negro
Para una primera cita...
Para analistas...
Para una conversación íntima...
Para seducir...
NO al negro
Para una entrevista laboral...
Para vender un servicio intangible...
Para presentar un proyecto nuevo y audaz...
Para convencer a un auditorio...
Amarillo/Naturales: el elemento Tierra
Los colores amarillos, ocres y naturales suelen usarse en los climas fríos para transmitir calidez y bienestar. Son colores tranquilizadores que expresan permanencia, estabilidad, solidez y apego a lo tradicional. Son los más adecuados para proyectar una imagen conservadora y familiar. Hay que evitarlos cuando necesites aparecer dinámico e innovador.
SI a los colores de Tierra
Cuando "él" o "ella" nos presenta a su familia...
Para recibir pagos e inversiones...
Para vender seguros...
Para firmar contratos...
Para visitar enfermos.
NO a los colores de Tierra
Para salir de la rutina...
Para ser el primero en presentar una idea o proyecto...
Para competir y sobresalir...
PILAR MARTINEZ
PUBLICADO POR VICTORSALAZAR144
¿INCULQUÉ VALORES A MIS HIJOS?
Nos quedamos sorprendidos, cuando se da cuenta en periódicos o radio, que el sicario no superaba los 18 años. Cuando los cuerpos de los 3 o 4 ejecutados, correspondían a adolescentes de hasta 14 años de edad.
Frente a lo anterior, el siquiatra dominicano César Mella, hizo publicar el siguiente trabajo, que creo que a todos los que somos
padres o seremos abuelos algún día, nos debe interesar; el texto que me llegó suscrito por el doctor Mella, es el siguiente:
"Yo me preguntaría y plantearía la siguiente pregunta: ¿Cómo eduqué o estoy educando a mis hijos? ¿Qué valores inculco o inculqué a mis hijos?
A los jóvenes de este siglo hay que llamarlos varias veces en la mañana para llevarlos a la escuela y, digo llevarlos porque no tienen
que tomar el camión o caminar larguísimas distancias para llegar a ella.
Se levantan generalmente irritados porque se acuestan muy tarde, viendo televisión por cable, jugando playstation, hablando o enviando mensajes por teléfono o chateando por Internet.
No se ocupan de que su ropa esté limpia y mucho menos en poner un dedo en nada que tenga que ver con arreglar algo en el hogar.
Tienen los juegos y equipos digitales más modernos del mercado, Ipod, blackberry y computadora no pueden faltar, como tampoco el pago por su actualización. Hoy los hijos, muchas veces sin merecerlo, presumen del celular más novedoso. El nextel más costoso. La Lap más equipada. Nada les costó. Si se descomponen, para eso estamos, no faltaba más, hay que pagar la reparación, a la brevedad y sin chistar.
Idolatran amigos y a falsos personajes de realitys de mtv. ¡Ah! pero viven encontrándole defectos a los padres, a quienes acusan a diario de que sus ideas y métodos están pasados de moda.
Se cierran automáticamente a quien les hable de moral, honor y buenas costumbres, y mucho menos de religión. Lo consideran aburrido. Ya saben todo y, lo que no ¡Lo consultan en internet!
Nos asombramos, porque los sicarios cobran cuotas sin trabajar por ellas, cuando a nuestros hijos los acostumbramos a darles todo incluso su cuota semanal o mensual sin que verdaderamente trabajen por ella, y todavía se quejan 'porque eso no me alcanza'.
Si son estudiantes, siempre inventan trabajos de equipo o paseos de campo, que lo menos que uno sospecha, es que regresarán con un embarazo, habiendo probado éxtasis, coca, marihuana o cuando mínimo alcoholizados.
Y cuando les exiges lo más mínimo en el hogar o en la escuela, lejos de ser agradecidos te contestan, con desfachatez: "Yo no pedí nacer, es tu obligación mantenerme", o, "quien os manda andar de calientes".
Definitivamente estamos "jodidos", pues la tasa de que hagan su vida independiente se aleja cada vez más, pues aún graduados y con trabajo, hay que seguirlos manteniendo, pagándoles deudas, servicios y hasta los partos de sus hijos.
Con lo anterior, me refiero a un estudio que indica que este problema es mayor en chicos de la sociedad de clase media o media alta (o de capas medias urbanas) que bien pudieran estar entre los 14 y los 28 años (si es correcto 28 años o más, ¿lo pueden creer), y que para aquellos padres que tienen de dos a cuatro hijos constituyen un verdadero dolor de cabeza.
¿Entonces en qué estamos fallando?
Yo sé, dirán que los tiempos y las oportunidades son diferentes, pues para los nacidos en los años cuarenta y cincuenta, el orgullo
reiterado era levantarse de madrugada a apoyar a los padres o a cuidar al abuelo; que tenían que ayudar a limpiar la casa; no se frustraban por no tener vehículo, andaban a pie a donde fuera, siempre lustraban sus zapatos, los estudiantes no se avergonzaban de no tener trabajos gerenciales o ejecutivos, aceptaban trabajos como limpiabotas y repartidores de diarios.
Lo que le pasó a nuestras generaciones, es que elaboramos una famosa frase que no dio resultado y mandó todo al diablo: "¡Yo no quiero que mis hijos pasen los trabajos y carencias que yo pasé!". Error. Nuestros hijos no conocen la verdadera escasez, el hambre. Se criaron en la cultura del desperdicio: agua, comida, luz, ropa, dinero. Muchos de los nuestros hijos, a los 10 años ya habían ido a Disneyworld mínimo dos veces, cuando nosotros a los 20, si bien nos iba, conocíamos la Ciudad de México con su hoy vetusto y atiborrado Metro. El dame y el cómprame, siempre fue generosamente complacido convirtiendo a nuestros hijos en habitantes de una pensión, con sirviente (a) y todo incluido, que después intentamos que funcionara como hogar.
Es alarmante el índice de divorcios que se está generando; van a la conquista de su pareja y vuelven al hogar, sólo unos meses más tarde, divorciados porque la cosa no funcionó; ninguno de los dos quiere servir al otro en su nueva vida. Como nunca batallaron en la pensión con sirviente incluido en la que se les convirtió el hogar paterno, a las primeras carencias en el propio, avientan el paquete y regresan a la casa para que mamá y papá continúen resolviéndoles la vida.
Este mensaje es para los que tienen hijos y que pueden todavía moldearlos, edúquenlos con principios y responsabilidades, háganles el hábito del ser agradecidos. Háganles el hábito de saber ganarse el dinero con honestidad, la comida, la ropa, el costo de la estancia en la casa en la cual no aportan para el pago de servicios. Háganles saber lo que cuesta cada plato de comida, cada recibo de luz, agua, renta. Háganles sentir en su casa, cómo se comportarían ustedes en casa ajena cuando van de visita. Háganlos partícipes de los problemas familiares, que se interesen en los asuntos, gustos, aficiones, estados de ánimo y preocupaciones de mamá o papá; que no piensen sólo en los suyos.
Por esa cuota semanal o mensual, edúquenlos en la cultura de la correspondencia y el agradecimiento. Que los sábados o domingos laven el coche, ayuden a limpiar la casa, NO SU CUARTO, esa debe ser obligación de siempre sin pago de por medio. Háganles la costumbre de limpiar sus zapatos, de que paguen simbólicamente por todo lo que gratuitamente reciben, implántenles la ideología de ameritar una especie de beca escolar que ustedes pagan, y por la que ellos no pagan ni un centavo, eso puede generar una relación en sus mentes "trabajo=bienestar". Les va a servir posteriormente (y ellos lo saben).
Que entiendan que asistir a la escuela es un compromiso con la vida, que no es ningún mérito asistir a ella. De la responsabilidad con que cumplan ese compromiso dependerá su calidad de vida futura.
Todos los niños deben desde temprano aprender a lavar, planchar y cocinar, ayudar para que entiendan la economía doméstica en tiempos que podrían ser más difíciles.
Cuida lo que ven y ve con ellos en la televisión, y evita caer en el vicio social llamado telenovelas, los videojuegos violentos, la moda excesiva y toda la electrónica de la comunicación, que han creado un marco de referencia muy diferente al que nos tocó. Cuando ocupes corregirlos, aconséjalos, platica con ellos, no los ofendas, no los reprendas en público. Si lo haces, nunca lo olvidarán. Nunca te lo perdonarán.
Estamos comprometidos a revisar los resultados: si fuimos muy permisivos, o sencillamente hemos trabajado tanto, que el cuidado de nuestros hijos queda en manos de los 'cuates' o de los maestros de la escuela y en un medio ambiente cada vez más deformante.
Ojalá que este mensaje llegue a los que tienen la oportunidad de cambiar o hacer algo al respecto. Ya los abuelos pagaron. Nosotros estamos pagando con sangre la transición.
Que cada quien tome lo que le corresponda. Que haga lo que pueda y quiera. Recuerda que para que triunfe el mal, sólo se necesita que la gente buena lo permita...
Comentario: Si bien la información proporcionada por este blog es de muy buena calidad y bastante acertada, de acuerdo a nuestras propias investigaciones sobre alimentación, ya hemos resaltado que el autor recomienda ingerir al menos un 30% de grasas naturales. ¿Y qué ingerimos en ese 70% restante? No podemos comer más proteínas que grasas, como explicaba el autor arriba (la "inanición cunicular" y los "conejos del ártico"), así que terminamos alimentándonos de carbohidratos, al menos en un 35-45% de ese 70% restante.
Según nuestra investigación, la cetosis es el estado natural del ser humano y, como tal, seguirla de manera prolongada no representa ningún problema para nuestro bienestar general, sino todo lo contrario, constituye una auténtica senda de sanación y transformación personal debido a su gran impacto positivo en nuestro cuerpo y mente. Se trata de alimentarse, básicamente, de grasas naturales, acompañadas de proteínas, y un mínimo porcentaje de carbohidratos (Entre un 10% y 18%).
La necesidad de hidratos de carbono para el ser humano es de cero. Es decir, no hay tal cosa como un hidrato de carbono esencial. Por el contrario, existen aminoácidos (de las proteínas) y ácidos grasos (de las grasas) esenciales. Es decir, debemos consumirlos sí o sí para nuestra subsistencia. La madre naturaleza, en su infinita sabiduría, no hizo tal cosa como un hidrato de carbono esencial.
Durante cientos de miles de años, nuestros ancestros practicaron la caza y el arreado, con una alimentación baja en carbohidratos. No necesariamente descartaban los carbohidratos o los consideraban poco saludables, probablemente fue más debido a que hemos pasado la mayor parte de nuestra historia evolutiva en condiciones de una era de hielo en las que los vegetales y frutas simplemente no estaban disponibles, y donde lo estaban, eran muy diferentes a las frutas y verduras disponibles hoy en día. El hecho es que nuestros cuerpos están diseñados, han evolucionado, para vivir y sobrevivir sin consumir carbohidrato alguno, mientras haya cantidades de nutritivas proteínas y grasas disponibles, y agua para beber. Estudios de excrementos humanos fosilizados de entre 300 mil a 50 mil años atrás, han revelado esencialmente una total falta de material vegetal en la alimentación de las muestras analizadas.
Además de esto, como lo explica Robb Wolf en su libro La solución Paleolítica, el análisis de los huesos de los habitantes del período paleolítico muestran que éstos tenían un desempeño físico envidiable por los más grandes atletas de alto rendimiento de hoy en día, lo que significa que uno puede desempeñarse perfectamente en el ámbito deportivo y atlético, manteniendo el estado de cetosis.
Para el lector interesado, SOTT recomienda fuertemente la lectura en el foro cassiopaea.org del hilo Dieta Cetogénica: camino hacia la transformación, donde podrá conocer y aprender de la experiencia de quienes han experimentado con esta extraordinaria "forma de alimentarse".
También puede informarse más acerca de la Dieta Cetogénica leyendo estos artículos:
- La cetosis es el estado fisiológico óptimo para el ser humano
- ¡Gracias Cetosis! (Parte 1)
- ¡Gracias Cetosis! (Parte 2)
- ¡Gracias Cetosis! (Parte 3)
De manera adicional recomendamos la lectura de nuestro Enfoque Sott sobre la dieta paleolítica:
La dieta paleolítica revisada
Y el libro La solución paleolítica de Robb Wolf