Cristina de Martos | El Mundo
La Autoridad Europea en Salud Alimentaria (EFSA) ha hecho públicas sus conclusiones acerca de la toxicidad del plomo y los niveles de exposición aceptados como seguros.
Afirma que no es posible excluir el riesgo para el feto en desarrollo cuando sus madres entran en contacto con este metal pesado y que los límites de consumo establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS) "ya no son apropiados".
Los cereales -salvo al arroz-, las patatas, los vegetales de hoja verde y el agua del grifo son los productos de consumo más contaminados por el plomo en Europa. A pesar de los esfuerzos acometidos desde la década de los 70 para reducir este metal en cualquier elemento al que estuvieran expuestas las personas (pinturas, latas de conserva, combustible, tuberías), su presencia sigue siendo una amenaza.
"El plomo es el contaminante ambiental con la mayor base de datos toxicológica", explica Philippe Grandjean, de las universidades de Dinamarca del Sur y Harvard (EEUU), en un comentario publicado en la revista 'The Lancet' a propósito del citado informe.
Su larga vida media en el interior del cuerpo es una de las razones por las que provoca tantos problemas, sobre todo neurológicos y teratogénicos (durante el desarrollo fetal).
A petición de la Comisión Europea, el Comité sobre los Contaminantes en la Cadena Alimenticia de la EFSA analizó casi 100.000 muestras remitidas por Noruega y 14 países de la UE entre 2003 y 2009.
Según los datos extraídos, los adultos europeos ingieren con la dieta un media de 0,36 a 1,24 microgramos de plomo por kilo de peso y día. En niños de uno a tres años, la cifra asciende a 1.10 a 3.10 en el mejor de los casos.
De momento, la EFSA ha propuesto rebajar el límite establecido por la OMS de 25 microgramos por kilo y semana a 0,5 microgramos por kilo al día, lo que supone una reducción del 85%. "Sin embargo –subraya Grandjean-, este nivel de exposición no se considera seguro y debería utilizarse sólo para establecer qué prioridades tienen las medidas preventivas".
"Es necesario revisar las estrategias reguladoras a la luz de los nuevos datos científicos", sugiere el autor. "En un futuro, el cálculo de los riesgos no debería ignorar los peligros de la toxicidad a bajas dosis en poblaciones susceptibles sólo porque no hay pruebas de ello", concluye.
En España, la normativa de aguas de consumo establece que la concentración máxima de plomo en el agua potable debe ser de 25 microgramos por litro y reduce ese umbral a 10 microgramos para el año 2014. Según el Real Decreto 140/2003, antes de 2012 deberán acometerse las reformas necesarias en los inmuebles y redes de distribución para retirar las tuberías de plomo y cualquier otra fuente de contaminación.
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