Cuando nos sentimos ansiosos, aburridos y con demasiado tiempo libre sin hacer nada, generalmente terminamos en la cocina en busca de algún alimento delicioso (un dulce, en lo posible) que nos brinde un momento de tranquilidad y placer. ¿A quién no le ha pasado?
Este es un ejemplo de las emociones que engordan, que nos conducen a comer todo lo que encontremos a nuestro alcance casi sin darnos cuenta.
Si quieres adelgazar, entonces deberás controlar estos sentimientos para no romper con tu plan de alimentación saludable y por supuesto también, para tener una mejor calidad de vida.
ejemplos de los sentimientos que engordan:
Cuando tenemos baja autoestima. Si nos vemos agobiados por sentimientos negativos hacia nosotros mismos, nos sentimos derrotados y por tanto, nos aferramos a nuestra comida favorita para salvarnos sin pensar en las consecuencias. La desesperación viene después cuando vemos que no queda ni un trocito de chocolate ni una gota de helado…
Cuando nos resistimos al cambio. ¿Para qué cambiar ahora, si toda mi vida he sido una persona obesa? Ese es un razonamiento que no sirve: nunca es tarde para mejorar nuestra salud. Además, si nos valemos de esa excusa, terminaremos comiendo más y más.
En resumen, la salud emocional puede ser la raíz de varios problemas alimenticios o de hábitos poco saludables, que en los peores casos llega a la adicción a las drogas y al alcohol. Lo mejor que puedes hacer para cuidar tus emociones es rodearte de tus seres queridos, relajar y disfrutar de lo verdaderamente importante de la vida.
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