Dormir poco y mal ya a edades tempranas determinará la salud durante el resto de la vida. En el Día Mundial del Sueño, los expertos consideran necesario que los ciudadanos se conciencien de que el sueño es algo fundamental para vivir más y mejor, y hacen hincapié en los niños y en las personas mayores.
El sueño es algo fundamental para la calidad de vida y también para la cantidad de vidaLa Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), junto a la Sociedad Española del Sueño (SES) y la Asociación Española de Pediatría (AEP) aseguran que la mayoría de los niños españoles que sufren trastornos del sueño están sin diagnosticar.
Repercusiones del mal sueñoLa obesidad, la hipertensión, el trastorno de déficit de atención por hiperactividad, la irritabilidad o el fracaso escolar son algunos ejemplos de las repercusiones de las enfermedades del sueño en los niños y de los malos hábitos a la hora de dormir, según estas asociaciones.
"Es necesario concienciar a la población de que el sueño es algo fundamental para la calidad de vida y también para la cantidad de vida", asegura el presidente de la SES, Diego García.
El sueño es muy importante en los primeros años, por el papel que juega en la maduración del cerebroGarcía subraya que un creciente número de estudios demuestran que la mala calidad del sueño determina, ya desde edades tempranas, nuestra salud y aumenta el riesgo de padecer determinadas enfermedades en el futuro.
En este sentido, la doctora Teresa Canet, de la SES, apunta también que dormir es muy importante durante los primeros años de vida y durante la pubertad, puesto que el sueño juega un papel muy importante en la maduración del cerebro. Según estas asociaciones, las últimas generaciones de niños en España están durmiendo menos que las generaciones pasadas, sobre todo entre semana.
También para los mayores
La Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) afirma que el 32 por ciento de las personas mayores de 65 años tiene alteraciones del sueño y el hecho de dormir mal les puede causar complicaciones como hipertensión, depresión o enfermedades cardiovasculares.
El 37 por ciento de los mayores tienen problemas para dormirse, el 29 por ciento se despiertan durante la noche y hasta un 19 por ciento se quejan de despertar temprano.
En este sentido, la SEGG alerta de la "falsa creencia" de que el incremento de la prevalencia de los trastornos en el sueño en este segmento de la población es normal y esperado como parte del envejecimiento, con lo que en muchas ocasiones los mayores "son infratatados" e "ignorados".
Los adultos jóvenes que duermen menos de ocho horas por noche tienen mayores riesgos de malestar psicológico, una combinación de niveles elevados de síntomas depresivos y de ansiedad, según un estudio del Instituto de Investigación del Cerebro y la Mente y el Centro de Investigación Integrada y Comprensión del Sueño de la Universidad de Sidney en Australia que se publica en la revista Sleep.
Aquellos que duermen menos de seis horas por noche eran dos veces más propensos a este malestar que quienes duermen ocho El estudio muestra una asociación lineal entre las duraciones de sueño de menos de ocho horas y el malestar psicológico. El riesgo de malestar psicológico aumentó en un 14% por cada hora de sueño nocturno perdida. Así, aquellos que duermen menos de seis horas por noche eran dos veces más propensos a este malestar que quienes duermen las ocho horas de sueño.
Los investigadores descubrieron una asociación similar entre la duración del sueño y el malestar psicológico persistente. El riesgo de que una persona con malestar psicológico base siguiera con el malestar tras un año de seguimiento aumentaba en un 5% por cada hora de sueño nocturno perdido. Las duraciones de sueño largas de más de 9 horas no mostraban ninguna asociación con este malestar psicológico.
El estudio también mostró que el riesgo de inicio de malestar psicológico era mayor sólo en aquellos adultos jóvenes con duraciones de sueño extremadamente cortas. Los participantes sin malestar psicológico de partida que informaron de cinco horas de sueño o menos por noche eran tres veces más propensos a sufrir el malestar psicológico un año después.
Es posible que la pérdida de sueño sea un síntoma de episodios previos de malestar psicológico que han mejorado En el trabajo participaron 20.822 adultos jóvenes de Nueva Gales del Sur (Australia) que completaron una encuesta en la que informaban sobre el número de horas de sueño. El 30% de los participantes dormía entre siete y ocho horas por noche y un 18% informó de un sueño menor a las 7 horas. Menos del 2% de los sujetos del estudio tenía una duración del sueño de menos de 5 horas.
Los autores señalan que la relación entre sueño y malestar psicológico es compleja. Aunque una duración del sueño corta podría ser un riesgo real para el malestar, es posible que la pérdida de sueño sea un síntoma de episodios previos de malestar psicológico que han mejorado o que las alteraciones en el sueño reflejen otro trastorno que impide que se resuelva este malestar.
Dormir poco aumenta el riesgo de ser obeso en adultos y niños
Dormir poco perturba las hormonas que regulan el apetito como la leptina y la ghrelina, por lo que el sueño de corta duración es uno de los factores que contribuye a un mayor riesgo de obesidad tanto en la edad infantil como en los adultos.
Nuestro estilo de vida actual nos conduce de una manera lenta pero segura a la obesidad"Así se refleja en el libro Obesity en el que han participado más de 30 investigadores internacionales y que recoge los últimos conocimientos sobre la obesidad, desde sus causas hasta su prevención y tratamiento. La obra pone de relieve que ante largos periodos de privación de sueño, se observa un cambio hormonal que aumenta el apetito y la ingesta de calorías.
Además, los estudios realizados en bebés indican que aquellos que duermen menos de 12 horas diarias (incluyendo la noche y las siestas diurnas) incrementan la adiposidad y las posibilidades de padecer sobrepeso a los 3 años.
La importancia del periodo prenatal
El libro recuerda también que cada vez son más las evidencias que señalan la relación entre el periodo prenatal y el riesgo de obesidad. "En su crecimiento en el útero el bebé detecta el ambiente externo y su fisiología lo interpreta y lo prepara para unas condiciones exteriores tras el nacimiento de mayor o menor estrés metabólico y psicológico", explica el doctor Ordovás.
Asimismo, la obra pone de relieve que la lactancia materna es un factor protector frente al posterior desarrollo de la obesidad.
Un ambiente "obesogénico"
Según el doctor José María Ordovás, director del Laboratorio de Genómica y Nutrición de la Universidad de Tufts (Boston) y colaborador científico del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares, "nuestro estilo de vida actual, que incluye no solo la alimentación, sino también la actividad física y el sueño, nos conduce de una manera lenta pero segura a la obesidad".
Así, los expertos que han participado en el libro califican el actual ambiente en el que nos desenvolvemos como "obesogénico", por lo que insisten en la importancia de volver a los hábitos de vida saludable.
Fuente: 20minutos.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario