La mitad de la población ha tenido halitosis alguna vez y un 30% la sufre de forma crónica. Descubre las pautas para conseguir un hálito fresco
El mal aliento puede combatirse con una buena higiene y los productos adecuados
Le canta el pozo, le huele el aliento a muerto, a «perrete» chico, a tigre, a cenicero, a podrido, a alcohol, le apesta la boca que echa para atrás... hay muchas maneras de referirse a lo que los expertos denominan halitosis, una patología que afecta a una de cada dos personas en algún momento de su vida y a un 30% de manera crónica.
Le canta el pozo, le huele el aliento a muerto, a «perrete» chico, a tigre, a cenicero, a podrido, a alcohol, le apesta la boca que echa para atrás... hay muchas maneras de referirse a lo que los expertos denominan halitosis, una patología que afecta a una de cada dos personas en algún momento de su vida y a un 30% de manera crónica.
Quién no ha tenido, alguna vez, que aguantar estoicamente una conversación con alguien cuya boca desprendía un hedor insoportable. O incluso puede que tú hayas notado que tu aliento no era todo lo fresco que exigía la situación.
La buena noticia es que este problema, sea puntual o permanente, se puede contrarrestar siguiendo una serie de pautas.
La buena noticia es que este problema, sea puntual o permanente, se puede contrarrestar siguiendo una serie de pautas.
Lo primero es saber de dónde proviene tu halitosis.
En el 80%de los casos se origina en la boca, donde «la descomposición de restos de comida, células descamadas, saliva, bacterias, etc, da lugar a la producción de unos compuestos volátiles, generalmente sulfurados, que son la causa última del mal aliento», explica el doctor Miguel Carasol, médico estomatólogo y miembro de la Sociedad Española Periodoncia (SEPA).
En el 80%de los casos se origina en la boca, donde «la descomposición de restos de comida, células descamadas, saliva, bacterias, etc, da lugar a la producción de unos compuestos volátiles, generalmente sulfurados, que son la causa última del mal aliento», explica el doctor Miguel Carasol, médico estomatólogo y miembro de la Sociedad Española Periodoncia (SEPA).
Este problema, que abordará el Simposio SEPA-Dentaid, también puede derivarse del ayuno prolongado, el consumo de tabaco y alcohol, infecciones respiratorias de nariz, senos o bronquios, la presencia de cuerpos extraños en la nariz, la diabetes mellitus, la infección gástrica por Helicobacter pylori o el consumo de determinados medicamentos. «Incluso hay personas que padecen halitofobia.
El paciente cree tener mal aliento aunque no se puede demostrar objetivamente», advierte el experto.
El paciente cree tener mal aliento aunque no se puede demostrar objetivamente», advierte el experto.
Para combatir la halitosis, la Sociedad Española de Periodoncia recomienda seguir un hábito dietético adecuado (los alimentos ricos en grasa, el ajo, la cebolla, algunas especias y el alcohol contribuyen al mal aliento) y mantener una buena higiene oral. En este sentido, destaca la importancia de la limpieza diaria de los dientes, las zonas interdentales, y sobre todo el dorso de la lengua.
Limpiar la lengua, imprescindible
Para conseguirlo, los expertos aconsejan utilizar cepillos manuales o eléctricos, interdentales, seda dental y los limpiadores linguales, que son «esenciales» para una limpieza eficaz. Y, por supuesto, no hay que olvidar las revisiones periódicas con el dentista (aunque a algunos les dé pavor solo de pensarlo).
Para completar este primer paso, y si no conseguimos acabar del todo con el mal aliento, podemos recurrir a pastas, colutorios o sprays que eliminan de forma química las bacterias y elementos que lo producen. «Los productos que llevan en su fórmula la asociación de la clorhexidina con el cloruro de cetilpiridinio y sales de zinc han demostrado su eficacia a la hora de combatir la halitosis», señala el doctor Carasol.
Si el mal aliento aparece tras una comida y no tienes un cepillo a mano, o tras lavarte los dientes sigues sintiendo que tu hálito no está fresco, existen alimentos que pueden funcionar como remedios naturales temporales: perejil, clavo de olor, canela, anís, lima, o las infusiones de menta. Y si en ese momento no tienes acceso a ninguno de estos productos, siempre te quedarán los chicles mentolados.
cristina garrido / ABC
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