■ Un reciente estudio publicado en 'Nature' ha reavivado más polémica sobre su consumo: ¿es el azúcar un producto con relativo nivel de toxicidad?
■ El consumo de azúcares procedentes de alimentos o bebidas procesadas no debe superar el 10% de las calorías totales de la dieta, sin embargo, el consumo se ha triplicado.
■ La fructosa, uno de los azúcares más usados por la industria alimentaria, puede desencadenar procesos que conducen a la toxicidad hepática y enfermedades crónicas, como las coronarias.
■ Se estima que durante los últimos 50 años el consumo de azúcar se ha triplicado en todo el mundo.
El debate sobre el consumo de azúcar sigue ahí. Cada vez que salen nuevos estudios sobre una dieta con o sin azúcar este se reaviva. Como ejemplo, el reciente y polémico estudio publicado en la revista Nature, centrado en el potencial tóxico de este producto, que ha vuelto a poner en primera página los riesgos por el excesivo consumo de este producto.
Este estudio, recogido por Consumer, recoge datos del consumo medio de azúcares en forma de refrescos por cada ciudadano estadounidense: unos 216 litros de refresco al año, con un contenido medio de un 58% de azúcar. Esto se traduce en un consumo superior a 600 Kcal diarias procedentes de los azúcares, más del doble del consumo que se estima en España.
En una dieta normocalórica de unas 2.000-2.200 Kcal, supondría el 30% del total de las calorías procedentes de los azúcares, solo de los refrescos, sin contar el resto de alimentos dulces que pueden formar parte de la alimentación cotidiana del individuo. Los expertos se pronuncian hacia un límite inferior en el consumo de azúcares procedentes de alimentos o bebidas procesadas, que no supere el 10% de las calorías totales de la dieta.
El consumo elevado y mantenido de azúcares afecta a la salud humana más allá de las calorías que proporciona a la dieta. La fructosa, uno de los azúcares más usados por la industria alimentaria, puede desencadenar procesos que conducen a la toxicidad hepática y al desarrollo de diversidad de enfermedades crónicas, como las coronarias.
Incluso la Asociación Americana de Diabetes y la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) alertan de que ingestas elevadas de fructosa pueden derivar en complicaciones metabólicas como dislipemias, gota, resistencia a la insulina y un aumento de las reservas de grasa en los órganos.
Consumo desmesurado en la actualidad
En los últimos años, el azúcar y aditivos edulcorantes con similar función que la fructosa o la glucosa se ha universalizado, al multiplicarse la fabricación de productos procesados. Esto ha conllevado un consumo desmesurado de azúcar, para lo cual conviene hacer una reflexión y poner freno al exceso. Se puede comenzar por identificar los momentos del día, alimentos, platos y recetas a las que añadimos a menudo azúcar, y buscar y encontrar alternativas para reducir su consumo.
■En el café: se aconseja añadir la mitad de la cantidad de azúcar que se añade en general y reducir poco a poco hasta acostumbrar el paladar a saborear el café sin azúcar. La estevia se plantea como un sustituto natural muy dulce, disponible en distintos formatos, en gotas o en polvo
■Zumos naturales: azucarados? Con el fin de no tener necesidad de añadir azúcar al zumo de naranja u otros, es apropiado escoger la fruta de temporada y bien madura o combinar distintas frutas para hacer zumos y batidos, algunas más dulces, como la uva, el plátano o el melocotón.
■Bizcochos más naturales: algunos trucos para conseguir un dulzor natural en los bizcochos con menos azúcar consisten en añadir frutas desecadas (uvas y ciruelas pasas, dátiles...) en trozos o en puré, fruta fresca madura o edulcorante, como en el caso del bizcocho integral de zanahoria.
■Yogures naturales: lo ideal es acostumbrarse a comer los yogures naturales, sin azucarar y sin sabores.
■Las bebidas para deportistas: además de innecesarias para el nivel de esfuerzo físico del niño o del adulto en general, suman azúcares a la dieta diaria y acostumbran el paladar a un sabor demasiado dulce, muy artificial.
■Las bebidas para deportistas: además de innecesarias para el nivel de esfuerzo físico del niño o del adulto en general, suman azúcares a la dieta diaria y acostumbran el paladar a un sabor demasiado dulce, muy artificial.
■El azúcar oculto: algunas salsas tipo ketchup, masas para pizzas o empanadas y conservas, contienen azúcares en su lista de ingredientes, aunque no proporcionen un sabor dulce.
Se estima que durante los últimos 50 años el consumo de azúcar se ha triplicado en todo el mundo.
Se ha generalizado el uso industrial de un tipo particular de azúcar, el jarabe de maíz o sirope de maíz, que tras el procesado da lugar a una mezcla casi a partes iguales de glucosa y de fructosa. Este aditivo con alto contenido en fructosa es el edulcorante común de productos procesados, como bebidas azucaradas, bollería, cereales de desayuno, galletas, golosinas, etc.
El azúcar común o sacarosa, el del azucarero, es un disacárido compuesto por dos moléculas, una de glucosa y otra de fructosa. Por tanto, lo saludable será seguir el consejo universal que recomienda comer con moderación, o incluso, reducir la ingesta de azúcar de mesa, ya sea blanco o moreno, de miel (rica en fructosa) y de todo tipo de productos con azúcar como ingrediente dulce: pasteles, bollos, bizcochos, magdalenas o postres dulces (flanes, natillas...).
CONSUMER.ES. 21.04.2012 - 10.58h/ 20 minutos
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