Seguimos profundizando en el tema de la obesidad infantil. Según un reciente estudio promovido por la compañía especializada en nutrición infantil Almirón y titulado “Alimentando la Salud del Mañana”, los niños españoles de entre 1 y 3 años consumen más del doble de proteínas diarias aconsejadas.
Además, el 71% consume más calorías de las necesarias y un 43% supera en un 30% las recomendaciones internacionales. Las principales causas de ese exceso de proteínas las encontramos en una ingesta excesiva de leche de vaca (29% del total) y de carne roja (25% del total).
Los datos del estudio revelan también que el 42% de los niños de entre 1 y 2 años y el 66% de 2 a 3 años consume leche de vaca después de la de continuación. Un punto muy importante es que la dieta de estos niños se caracteriza también por un menor consumo de pescado respecto al de carne, así como de verdura y fruta, principal fuente de fibra. Así, un 98% de los pequeños de 1 a 2 años y el 93% de 2 a 3 años no consumen suficiente fruta y un 13 % no come nada de este alimento, carencia que se refleja en un claro déficit de vitaminas y ácido fólico, clave en el proceso de producción y mantenimiento de nuevas células experimentado durante la infancia.
La creencia socialmente aceptada de que un niño bien alimentado es aquel que está “rellenito” y que come cada día un segundo plato de proteína animal (carne roja, pollo, cordero…) así como grandes cantidades de productos lácteos (leche, yogures y derivados lácteos) parece que debe empezar a cuestionarse. España es el segundo país europeo con mayor tasa de sobrepeso y obesidad infantil (niños de entre 7 y 11 años) después de Grecia. La consecuencia más importante de este tipo de dieta hiperprotéica es el incremento del riesgo de desarrollar obesidad en el futuro, así como todas las enfermedades y patologías que de ella se derivan (diabetes, hipertensión, colesterol…). Aunque es cierto que existe una predisposición genética a la obesidad, hay otros factores que también influyen, entre los que destaca la alta ingesta proteica, de ahí la importancia de su control.
Según los expertos, en los primeros años de vida, los requerimientos de proteínas se sitúan en 1,5 gramos por kilo de peso y día. A modo de ejemplo: un niño de entre 1 y 3 años debería ingerir una media de 15 gramos de proteínas diarias. Un vaso de leche de vaca aporta 6 gramos -entre 1,5 y 2 gramos si se trata de la de crecimiento, dependiendo de la marca-, y 15 un filete de ternera de 100 gramos.
Es importante reflexionar acerca de los hábitos alimentarios de los niños. Los datos apuntan cada vez más a la necesidad de introducir en mayor medida vegetales, frutas y verduras en las dietas infantiles, además de pescado. Es posible que a los niños les guste menos la verdura que los macarrones… pero todo es cuestión de hábitos y de cómo el niño experimente la hora de comer. Quizá requiera de un mayor esfuerzo por parte de los padres, pero visto lo visto, vale la pena.
Imagen: macrobioticamediterranea.es
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