Después de estar encerrado todo el día, un paseo por la tarde puede hacer que te sientas lúcido. Esta sensación no sólo pasa en tu mente, un creciente cuerpo de evidencias sugiere que pensamos y aprendemos mejor cuando caminamos o hacemos cualquier otro tipo de ejercicio. La razón de este fenómeno, sin embargo, no se entiende completamente.
En parte, la razón por la que el ejercicio mejora la cognición tiene que ver con el flujo de sangre. Las investigaciones muestran que cuando hacemos ejercicio aumenta la presión arterial y el flujo de sangre por todo el cuerpo, incluyendo el cerebro. Más sangre significa más energía y oxígeno, lo cual hace que nuestro cerebro funcione mejor.
Otra explicación de por qué sudando mejora nuestra capacidad mental es que el hipocampo, una parte del cerebro crucial para el aprendizaje y la memoria, es muy activa durante el ejercicio. Cuando las neuronas de esta estructura se aceleran, la investigación muestra que nuestra función cognitiva mejora. Por ejemplo, los estudios en ratones han revelado que correr mejora el aprendizaje espacial. Otros trabajos recientes indican que el ejercicio aeróbico puede realmente revertir la atrofia del hipocampo que se produce naturalmente con la edad, y por tanto, mejorar la memoria en adultos mayores. Sin embargo, otro estudio descubrió que los estudiantes que hacen ejercicio tienen un mejor desempeño en los tests que sus compañeros menos atléticos.
La gran pregunta de por qué hemos evolucionado para conseguir un mejor impulso mental a través del ejercicio sigue sin respuesta. Cuando nuestros antepasados ejercitaban hasta sudar, probablemente es porque estaban huyendo de un depredador o persiguiendo a su próxima comida. Durante este tipo de emergencias, el exceso de flujo sanguíneo al cerebro podría haber ayudado a reaccionar de forma rápida y hábilmente ante una amenaza inminente, o para poder matar a una presa, algo fundamental para la supervivencia.
Así que si tienes un bloqueo mental, no hay nada como salir a correr o caminar. El ejercicio te puede ayudar dándote un empujón para salir del bajón.
Referencia: Scientific.American.com .
por Emily Lenneville, 23 junio 2013Responde Justin Rhodes, profesor asociado de psicología en la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign:
6/24/2013 10:41:00 a.m.
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