La impotencia que sentimos cuando vemos a alguien de nuestro entorno que lo está pasando mal, muchas veces nos anula y nos deja sin saber qué es lo que deberíamos hacer, nos lleva a preguntarnos continuamente qué podríamos hacer para aliviar un poco ese mal momento.
A veces nos quedamos enganchados a esa necesidad de tener que decir las palabras exactas y perfectas, creemos en la existencia de unas “palabras mágicas” que puedan borrar en ese mismo instante todo el sufrimiento y esto acaba siendo una autoexigencia, como si uno fuera el culpable de no poder aliviar esa carga a alguien que queremos pero, como ya os imaginaréis, eso no es cierto, aunque sí hay maneras de hacerlo más llevadero.
En caso de duelo
Cuando alguien de nuestro entorno ha perdido a alguien a quien quería, las palabras que se suelen utilizar para dar el pésame es “Lo siento mucho” o “Te acompaño en el sentimiento” pero, si alguna vez habéis estado del otro lado ¿os han llenado esas frases? La realidad es que no podemos “acompañar a la otra persona en el sentimiento” porque no sabemos lo que está sintiendo, podemos sentir tristeza pero nada se acerca a la magnitud del sentir que has perdido a alguien a quien amabas para siempre.
A pesar de que son las frases típicas, muchas veces estas frases causan rechazo a la persona que las recibe o incluso, las recibe con rabia porque, en palabras de alguien que está en un proceso de duelo,“Nadie sabe lo que estoy sintiendo, nadie sabe por lo que estoy pasando, no tienen ni idea de lo que es perder a ….”.
A veces, lo que uno necesita no son unas palabras mágicas sino saber que no se está solo ante la adversidad. Saber que hay personas que van a estar ahí cuando uno se caiga para ayudar a levantarse; personas que por muy mal que les conteste, por mucho que dirijas la rabia y el dolor hacia ellos, por muy largo que sea el tiempo en el que uno se aísle de los demás para poder reconstruirse, no va a estar solo ni va a ser abandonado.
Pero hay que saber esperar, a veces hay que armarse de paciencia porque la herida es muy profunda y tiene que aceptarla, tiene que reconstruirse (emocional, mentalmente y después llevarlo a su vida) pero, lo mejor que podemos hacer es acompañar las etapas que conlleva el duelo.
El valor del silencio
Hay veces en las que quedarnos en silencio al lado de alguien es mucho más reconfortante para esa persona que ocupar el vacío con palabras que no alcanzan a nadie. A veces no es tanto lo que se dice como el cómo se dice, no es buscar palabras hermosas o calmantes, como estar ahí y compartir ese silencio.
Porque estar en silencio al lado de alguien no es estar pasivo a ese dolor, es estar a la espera de que esa persona pueda compartirlo, de que pueda sentir la cercanía de ese alguien que respeta su espacio y sus tiempos psíquicos, que está a la espera de que pueda hablar y compartir, que pueda poner ese sufrimiento en palabras.
Estar en silencio junto a alguien no es nada sencillo, estamos acostumbrados a rellenar esos momentos con conversaciones superficiales (por ejemplo, en el ascensor con vecinos o desconocidos se habla del tiempo). Por eso escuchar es un arte, estar preparado para esperar, luego para poder recibir y acoger esas palabras.
Un silencio compartido, un abrazo (cuando la otra persona lo impide verbal o físicamente), un apretón de manos, una mirada sincera y empática, un estar simple y llanamente, puede ser la mejor manera de ayudar a alguien a pasar por un momento o una etapa difícil.
http://depsicologia.com/como-ayudar-a-alguien-que-esta-sufriendo/
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