Están teniendo repercusión en los medios de comunicación unos estudios publicados enNature que aseguran que las abejas son adictas a ciertos pesticidas. En concreto son losneonicotinoides los que actúan como una droga para ellas. También enferman a los seres humanos. Pero “no preocuparse” que quien fabrica la planta y el insecticida para cultivarla también vende medicamentos.
Lo de menos es cómo se drogan con estos tóxicos las abejas, eso puede leerse hoy en toda la prensa, que prácticamente publica lo mismo sobre el asunto. Lo de más es que los investigadores consideran tras estas averiguaciones que esos productos suponen una amenaza para las poblaciones de abejas y por tanto para el ser humano, el que habita cerca de los cultivos así tratados y el que luego ingiere esa producción y la de las abejas.
Si las recolectoras prefieren el néctar que contiene neonicotinoides, llevarán mayorcantidad de comida contaminada a la colonia. Las colonias enteras pueden estar expuestas a mayores niveles de pesticidas en estado salvaje de lo que se pensaba hasta ahora”, opina uno de los científicos.
Las amenazas vienen además por el uso de otros insecticidas, como el clorpirifos o lospiretroides. Otro estudio publicado ahora en Nature mide el impacto de la exposición a estos pesticidas en abejas cuyo área de campeo está próxima a cultivos de colza tratados con ellos.
El trabajo, el más extenso realizado hasta la fecha, incluye 16 cultivos del sur de Suecia. Ocho de los cultivos procedían de semillas tratados con un neonicotinoide (clotianidina) y un piretroide (ciflutrina). En los otros ocho, el insecticida utilizado fue únicamente el piretroide.
Vamos que en vez de miel comemos “mielda”. El daño por estos tóxicos está más que probado. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), dijo hace tiempo que dos insecticidas neonicotinoides, imidacloprid y acetamiprid, pueden afectar el sistema nervioso humano en desarrollo.
También es conocido qu dos pesticidas neonicotinoides prohibidos ya en Europa están matando a las abejas de Estados Unidos en el período invernal, según publicó la Escuela de Salud Pública de Harvard en mayo de 2014. La Comisión Europea mantiene ahora una moratoria sobre algunos de estos productos. Pero es necesaria su eliminación del mercado.
El estudio de Harvard confirma uno del mismo grupo publicado en el año 2012 cuando detectaron que dosis bajas de imidacloprid (Bayer) estaba causando un despoblamiento masivo, al que hoy llaman Desorden del Colapso de Colonias (CCD).
Fabricantes de productos químicos y pesticidas neonicotinoides como Bayer, Syngenta y Dow Chemical están tratando de evitar la prohibición de sus productos, argumentando que la eliminación de los productos hará poco para ayudar a las abejas, los agricultores y jardineros y reforzará que usen productos que son más perjudiciales. Algo falaz, existe por ejemplo miel de producción ecológica, de mayor calidad que la convencional y para ello no se usan esos métodos.
El asunto viene de lejos. En 2009 publiqué un artículo de Xosé Manuel Durán, técnico de la Asociación Galega de Apicultura AGA. Durán lleva años investigando la contaminación del campo y de los alimentos con productos químicos tóxicos y la progresiva desaparición del medio rural de las abejas. Ya sabemos que somos omnívoros pero ¿qué no estamos llevando a la boca?:
En España se utilizan en la actualidad pesticidas de acción neurotóxica (imidacloprid, acetamiprid, tiacloprid, nitempiran y otros como la clotianidina, spinosad y friponil) sin control. Son insecticidas que poseen efectos colaterales muy graves ya que además de ser potencialmente peligrosos para la salud atacan también a los insectos polinizadores, indispensables (¿qué ser vivo no lo es por el mero hecho de serlo?) para mantener la biodiversidad.
Por ello estos tóxicos están relacionados con la desaparición de las abejas. De hecho, los correspondientes registros oficiales del Ministerio expresan textualmente su peligrosidad para abejas y artrópodos beneficiosos.
Estos mismos productos químicos tóxicos fueron suspendidos cautelarmente en 2003 en Francia por ser especialmente perjudiciales para las abejas y han sidoprohibidos en 2008 en Alemania, Eslovenia e Italia por ser los responsables de la muerte masiva de abejas y de otros polinizadores silvestres”, explicaba ese post.
Entonces, el lobby químico-farmacéutico tuvo especial influencia en el Gobierno Zapatero. Leed además en el artículo de Durán datos concretos sobre la cantidad de este tipo de tóxicos que se esparcen en los campos de nuestro país.
Empresas como Bayer no sólo fabrican los pesticidas. También las plantas que los usan.España es un paraíso para la agricultura transgénica. Por ejemplo, el Comité Andaluz de Control de OMG (Organismos Modificados Genéticamente), dependiente de la Secretaría General del Medio Rural y la Producción Ecológica del Gobierno de Andalucía, dio permiso a la multinacional alemana para realizar ensayos con algodón transgénico (evento GHB614) resistente al tristemente célebre herbicida tóxico glifosato en cuatro municipios de Sevilla.
Para cerrar el ciclo, llama la atención que compañías comerciantes de agrotóxicos y/o semillas transgénicas como la propia Bayer o Aventis, Novartis, Monsanto, etc, tengan o hayan tenido un área demedicamentos y productos sanitarios.
Más claro si cabe: producen tóxicos que enferman a las personas y al tiempo se postulan como adalides de la medicina moderna (algunas de ellas con muertes provocadas por sus medicamentos a sus espaldas).
Sí, por ejemplo anticonceptivos que resultan mortales como Diane 35 o las pastillas Yaz y Yasmin. O como el medicamento para “controlar el colesterol” Lipobay. O como el método antifertilidad Essure. O como el anticoagulante Xarelto. Todos ellos de Bayer.
Por Miguel Jara, 23 de abril de 2015
http://www.migueljara.com/2015/04/23/lo-que-hay-detras-de-las-abejas-que-se-drogan-con-insecticidas/
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