El cien por ciento de los algodones y gasas estériles contienen glifosato (una herbicida potencialmente cancerígeno según la Organización Mundial de la Salud) o su derivado AMPA, sustancias también encontradas -aunque en menor porcentaje- en hisopos, toallitas y tampones, según un estudio realizado por el Espacio Multidisciplinario de Interacción Socioambiental (EMISA) de la Universidad de La Plata.
“El 85 por ciento de todas las muestras dieron positivos para glifosato y el 62 por ciento para AMPA, que es el metabolito ambiental; pero en el caso de algodones y gasas el porcentaje fue del cien por ciento“, detalló a Télam el doctor en Química Damian Marino, integrante de EMISA.
Y continuó: “En cuanto a las concentraciones, lo que vimos es que en el algodón sin procesar lo que domina es el AMPA (39 µg/kg y 13 µg/kg de glifosato), mientras que en las gasas hay ausencia de AMPA, pero sí de glifosato cuya concentración es de 17 µg/kg“.
La hipótesis de Marino y su equipo es que a medida que se aumenta el procesamiento de los productos, las sustancias que originalmente se encuentran presentes en el algodón van disminuyendo.
Los investigadores, que presentaron los resultados de esta investigación en el 3° Congreso Nacional de Pueblos Fumigados que se realizó la semana pasada en Buenos Aires, detallaron que “en cuanto a los hisopos, hay marcas que no tienen, otras tienen alguna de las dos sustancias y algunas las dos, lo mismo que sucede en los productos de higiene femenina“.
“El resultado de esta investigación es muy grave. Cuando uno utiliza algodón o gasas para curar heridas o para uso personal higiénico, lo hace pensando que son productos esterilizados, y resulta que están contaminados con una sustancia cancerígena“, afirmó por su parte el pediatra Medardo Ávila Vázquez, referente de la Red de Médicos de Pueblos Fumigados.
Y continuó: “La mayoría de la producción de algodón en el país es transgénico y resistente al glifosato, se fumiga cuando el capullo está abierto entonces el glifosato queda condensado y pasa directo al producto”.
Ávila Vázquez, presidente del Congreso, confesó que “el estudio nos ha sorprendido a todos porque en realidad nuestro objetivo era demostrar la presencia de estas sustancias cancerígenas sobre todo en alimentos, y la investigación de la Universidad de La Plata abre una nueva puerta que deberemos continuar”.
Por su parte, Marino reconoció que esta investigación tampoco había sido un objetivo del grupo: “Estábamos investigando las derivas de glifosato en aplicaciones aéreas, esto es, hasta dónde se expande la sustancia cuando se fumiga y encontramos un estudio, un paper internacional donde se decía cómo había que realizar el procedimiento“.
Y continuó: “Hay una premisa básica en investigación que es que cuando uno termina de hacer laboratorios tiene que contrastarlo contra algo limpio, y el paper decía que este elemento eran gasas estériles, de uso médico, es decir las que uno encuentra en las farmacias“.
“Entonces fuimos y compramos gasas, abrimos los paquetes, los analizamos y ahí tuvimos la sorpresa: encontramos glifosato. Lo primero que pensamos era que habíamos hecho algo mal, así que tiramos todo y compramos nuevas gasas, las analizamos y volvimos a encontrar glifosato“, relató Marino.
En marzo de este año, la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (Iarc), dependiente de la OMS, agregó a cinco pesticidas como cancerígenos “posibles” o “probables”, entre ellos al glifosato.
El investigador describió que “buscamos bibliografía y no encontramos ninguna publicación nacional ni internacional que hable de residuos de glifosato y su metabolito en este tipo de productos“.
“Los resultados los hemos obtenido hace una semana, queremos que sean un disparador para que todos los pongamos a sistematizar la investigación y en esto estamos, diseñando nuevos trabajados con otras disciplinas, porque la obligación nuestra es velar por la salud de la población“, concluyó.
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